MICHELLE
El fin de semana se pasó rápido. Lo que quedó de él me la pasé viendo películas de Disney, terminando algunas tareas que tenia y quedándome hasta las tantas hablando con Emily. Después de todo tampoco he podido ir muy lejos la rodilla me sigue doliendo y he pasado de irme a correr. La rodillera que James me dejo no me la he quitado, tan solo para ducharme.
- ¿Sientes mejoras en la rodilla? - me pregunta Emily poniéndose la chaqueta.
- Un poco, seguro que mañana ya me siento del todo bien. - cierro mi ordenador y me levanto de la cama para arreglarle la parte trasera de la chaqueta. - Pásatelo muy bien con Nate. - le digo dándole una palmada en el hombro.
- Siento mucho que no puedas venir - se disculpa por octava vez durante la noche.
- No te preocupes esta cojita, se quedará aquí disfrutará del silencio puro y me librare de ver vuestros morreos y escuchar vuestros apodos tan cursis. - la acompaño hasta la puerta y le aseguro de nuevo que estaré bien.
- Vale. ¿Estoy bien? - es una pregunta que también se ha repetido demasiadas veces esta noche.
- Estas perfecta y ahora deja de mirarte la parte del culo y baja que tu príncipe seguro que te estará esperando ya. -la animo a salir por la puerta.
- Creo que has visto demasiadas películas de Disney - contesta riéndose.
- Puede ser. - me encojo de hombros dándole prácticamente la razón.
- Muy bien... si necesitas algo me llamas. - termina por decir y se va
Al fin me quedo sola y me vuelvo para tirarme de nuevo sobre la cama y estirarme de lo más a gusto. Ayer por la tarde quede con Roy, para que hoy a las ocho hiciéramos una video llamada, pero estoy tan cansada que ahora que son las ocho y dos minutos estoy esperando a que sea él quien llame. Después de cinco minutos largo lo hace.
- ¿En algún momento tenias pensado llamarme? - me inquiere molesto.
- No - respondo, pero cuando noto su cara de confusión me rio - quiero decir si, pero estaba tan cansada que estaba esperando a que tú lo hicieras.
- ¿Cansada de que?, tan solo vas a las clases. - pregunta mientras abre una bolsa de palomitas de colores. Me ha entrado hambre.
- Me duele un poco la rodilla, pero ya se me esta pasando estoy bien - le aseguro antes de que monte un drama. - ¿tú que tal?, ¿qué haces?
- Cenando - contesta con la boca llena de palomitas.
- Tú no eras el que iba a hacer dieta - inquiero recordando el juramento que le hizo a mi madre y a la suya para comenzar a hacerla en la uni. Esta claro que él no la necesita, es de cuerpo grande y musculoso por constitución, pero es deportista de élite, debe dar ejemplo si es el capitán.
- Dieta - repite con la boca llena de nuevo - ¿eso que es?, si se come te la compro.
Terminamos riéndonos los dos a carcajadas.
- Y si la dieta se fuma te la compro yo.
Oliver aparece por la pantalla con dos bolsas de nubes de azúcar entre sus brazos y la boca llena de palomitas. Estas son saladas.
- Hola Oliver - lo saludo regalándole una sonrisa.
Oliver es el compañero de cuarto y uno de los amigos de Roy en la universidad, lo conocí el año pasado y no sabría como describirlo. Es de cabello rubio, ojos azules, una espalda bien grande en resumen el prototipo de chico surfeo. Es de Hawái y se mudó a Nueva York para comenzar su carrera, pero le gusto tanto que ha decidido terminarla aquí. Es gracioso y muy simpático, pero no se corta ni un pelo a la hora de hablar de temas que llegan a incomodarme, como el sexo, por ejemplo.
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Heridas
Romansa¿Cuánto tiempo se supone que tardas en cerrar una herida?, ¿meses, años...?, esa pregunta ronda la cabeza de Michelle todas las noches. Todavia no hay respuesta claro. Ella tiene 18 años y este, va a ser su primer curso en la universidad. ¿Su plan...