MICHELLE
– Vamos Em, que no quiero llegar tarde por favor – le grito desde la puerta mientras estoy apoyada en ella perdiendo mi paciencia.
Esta tarde es mi primera clase de prácticas y consultando el mapa me he dado cuenta que tengo que cruzarme todo el campus hasta llegar al edificio correspondiente. He pensado en coger el autobús y llegar antes, pero en cuanto le he comunicado mis planes a Emily se ha apuntado a venir, pero bajarse en la fraternidad de los chicos.
– Si, si ya voy dame dos minutos. – me suplica desde el baño.
– Te doy uno – replico bufando – uno...dos...tres
– Vale, vale no metas prisa ya estoy – coge su mochila y comienza a buscar algo sobre su cama – mierda, ¿Dónde están mis gafas de sol?
Respiro hondo tomando paciencia.
– Hija mía céntrate, las tienes puestas sobre la cabeza. – la cojo por los hombros frenándola en seco y le bajo las gafas colocándoselas en el puente de la nariz. – ahora mueve tu culo hasta la parada de bus.
Me sonríe mientras cruza la puerta y me encargo yo de cerrar. Luego vamos directa a la parada a esperar el autobús, que no tarda demasiado en llegar.
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Cinco minutos antes de que sea la hora me planto delante de la puerta a esperar que llegue la profesora. El llegar puntual algún lugar es una personalidad y es la mía. Esperados unos minutos la profesora junto algunos estudiantes llegan y busco un buen sitio.
El lugar no es una clase como las demás es un pequeño teatro con unas ocho filas, más altas que otras como en las salas de cine. Decido sentarme en el centro a mitad de la sala, en la cuarta fila. Saco de la mochila una libreta y un boli para apuntar imitando la acción que casi todos hacemos.
– Buenas tardes chicos, en la clase de hoy simplemente explicaré la dinámica de estas... – la señorita Margaret se ve interrumpida cuando la puerta de la sala se abre de una manera ruidosa.
James, el mismísimo James entra por la puerta con una carpeta negra en la mano. Nada más cerrar la puerta pide disculpas y parece visualizar la sala completa para elegir su sitio. En realidad, no somos tantos lo cual no ocupamos ni la mitad de la sala, tiene todo el espacio del mundo para sentarse todo lo lejos posible de mi.
El deseo de tenerlo en la punta contraria me rebota en la cara, viene directo aquí y cruzamos durante unos segundos la mirada, la mía fulminándolo para que no se siente donde se que va hacerlo. La de él desafiándome y sentándose directamente a mi izquierda. Quiere provocarme, y que tengamos otra discusión, es lo único coherente para que se siente a mi lado.
– Hey, ¿Qué tal? – pregunta recostándose en su asiento y estirando las piernas lo que puede hasta que chocan con el asiento de delante.
Actúo como si no lo conociera e intento ignorarlo para ver si se da por aludido y me deja en paz. Pienso centrarme en la clase y dejar que le hable al aire si así quiere.
– bueno chicos, como iba diciendo en la clase de hoy tan solo explicaré la dinámica de estas prácticas, así como vuestro primer trabajo que contará la nota final del último semestre. – hace una pausa – será un trabajo complicado y denso por eso lo explicaré al principio y durante el curso tendréis tiempo de desarrollarlo.
Estoy escuchando atentamente, cuando siento un pequeño toque con un boli en el hombro izquierdo. – ignóralo, no está vista hacia delante. Que hable solo – me repito mentalmente una y otra vez.
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Heridas
Romance¿Cuánto tiempo se supone que tardas en cerrar una herida?, ¿meses, años...?, esa pregunta ronda la cabeza de Michelle todas las noches. Todavia no hay respuesta claro. Ella tiene 18 años y este, va a ser su primer curso en la universidad. ¿Su plan...