Capítulo 51

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JAMES

Son las seis de la mañana y es de los días que más he podido dormir, de normal a las cuatro ya estoy despierto. Tenerla cerca es lo único que necesito, para que una estúpidas pesadillas acaben. Ella no es la única que revive sus mierdas cada noche.

Termino por coger mi móvil de la mesita y cuando confirmo que son las seis, lo apago y lo dejo caer en mi pecho mientras me paso las manos por la cara intentando despejarme.

Levanto las sábanas y saco primero mis piernas apoyando los codos en ellas mientras me paso las manos por mi pelo, para hacer un segundo intento de espabilarme. Me levanto y voy directo a la ventana donde me quedo un rato mirando por ella. Apenas se puede empezar a ver el sol, poco a poco están desapareciendo los tonos azules para dejar paso a los tonos naranjas y rosas de las primeras horas. Todas las mañana me siento al lado de la ventana porque es el único momento de paz a lo largo del día.

Ayer fue uno de los mejores días, puede sonar a una broma, pero fue mi primera cita y sin duda la mejor. Verle la cara de felicidad cada vez que entrabamos en una tienda de ropa y que yo no paraba de insinuarle lo bien que le quedarían las cosas mientras que se ponía roja como un tomate. Entramos en aquella tienda de música donde nada más entrar se le iluminó la cara porque es de lo que ella entiende. Se nota que le encanta la música. Al final llegó la hora de ir al cine y a ser verdad escogí aquella película porque por la portada tenia pinta de un thriller, tal vez, quería ver su cara. Pero resultó ser una romántica en la que conseguí que llorará, aunque fue graciosa la situación porque yo me estaba durmiendo mientras que ella se puso demasiado sentimental.

Verla reír mientras cenaba a cada vez que decía o hacia una tontería. Joder, así si que da gusto verla, con una sonrisa de oreja a oreja, disfrutando, riendo y si tiene que llorar que sea de alegría y no por mierdas del pasado. Todavía sigo sin imaginarme que es lo que tuvo que destruirla como para marcarla tanto y evitar que pueda avanzar.

Y por favor no olvidemos los huevos que tuvo como para plantarle cara a Mason. Es el mayor cabrón que te puedas imaginar y verla sin un ápice de miedo o de cobardía, no mentiré si digo que mi pantalón tuvo algunos problemas para contener lo que... bueno me entendeis.

Me di la vuelta en dirección a la puerta, y entonces la vi. Tumbada y tapada hasta la cintura con una mano debajo de la almohada y la otra por encima de ella. No se quitó el moño cuando se fue a dormir y por eso tiene tantos mechones que le caen por la cara. Tan inocente pero tan cabezona a la vez.

Ella me dijo que creía en el amor, ese amor de libros, ese que por desgracia solo es ficción, pero yo, yo nunca creí en ese amor, nunca lo busqué. Al final va a ser verdad la frase de "cuando no lo busques entonces lo encontraras" y yo la he encontrado. Ella es la única capaz de sacarme de mi agujeró de pensamientos en los que yo mismo me ahogo más y más cada día. Pero antes de salir yo, la sacaré a ella también. Le prometí que me diera dos días y son los que necesito para poder arreglarlo.

Salgo de la habitación y voy directo al baño. Solo espero por el bien de Mason que no se cruce conmigo hoy porque ayer me paró Michelle, pero ahora no esta ella y no me temblará la mano a la hora de soltarle una hostia.

Me doy una ducha, para terminar de espabilarme de una vez. Salgo  y una vez vestido me paso la mano por el pelo para revolverlo. Nunca me lo peino ni me lo seco siempre va a su bola así que para que.

Vuelvo a la habitación y solo son las siete y Michelle sigue durmiendo. Cojo el móvil y me dirijo a la cocina cerrando la puerta para que pueda seguir durmiendo.

Cuando entro en la cocina veo a Thomas como siempre y a su lado a Elliot. Él no es tan capullo como Mason, solo que prefiere apoyarlo a él antes que mirar por el bien del equipo.

HeridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora