Capítulo 53

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MICHELLE

Comienzo a moverme por la cama cuando noto un peso muerto encima de mi. Estoy debajo de James y él tiene un brazo rodeándome a la altura de mis pechos, evitando que pueda irme.

Mi alarma suena y con ella un gruñido de James diciendo que la apague. No me lo pienso dos veces, no quiero quedarme sin móvil.

Él se da la vuelta y puedo levantarme. Apago mi móvil y veo que sin las ocho. Hoy tenia clase a las diez, así que vuelvo a dejar el móvil en la cama asegurándome de que no suene más y voy directa a mi armario a buscar mi ropa para salir a correr.

Paso al baño intentando no hacer ruido para no despertarlo. Me pongo unas mayas azules con una sudadera blanca y termino por hacerme una coleta alta como siempre.

Salgo del baño y James sigue en la misma posición. Duerme boca abajo con una mano por debajo de la almohada y la otra por encima. Su pelo esta revuelto y su camiseta un poco más arriba dejando ver parte de su perfecta espalda. Me fijo en sus perfectos labios, culpables de hacerme perder la cordura y conseguir que se vuelvan rosados después de unos besos.

No lo pienso mucho cuando decido coger la cámara, que esta en mi escritorio y sacarle una foto. Esta para comérselo. James es como un dios griego enviado para cruzarse en mi camino y que consigue que no ponga resistencia. La foto pienso editarla para que quede como las que suben a Pinterest.

Al final termino por ponerme las zapatillas procurando no hacer ruido y me pongo mis cascos después de salir por la puerta.

Parte de mi, quería quedarme todo el día en la cama con él envuelta en sus brazos, apoyando mi mentón en su pecho y observar como me llenaba de paz. Otra parte de mi deseaba que hubiera salido a correr conmigo, aunque no formulara palabra, necesitaba tenerlo al lado.

Pero también sabia que necesitaba un momento para mi sola. Cuando Emily volvió ayer de sus clases no se aparto de mi hasta que decidí ir al gimnasio. La quiero mucho pero también necesito estar sola con mis demonios para poder domarlos.

Ayer, me maldije a mi misma de todas las maneras posibles por acabar en el estado en el que acabé, por dejar que James me viera tan pero tan indefensa. No me gustó nada. No dejé de temblar en ningún momento ni tampoco de llorar, ver mis manos llenas de pequeños cortes terminó por destruirme. Ni siquiera sentí dolor en ningún momento y solo recuerdo que fue James quien me cogió por las muñecas para que dejara de hacerlo.

Me prometí tantas cosas antes de venir a la universidad que poco a poco se han ido rompiendo.

Prometí no llorar delante de nadie que no fuera Roy y ahí estaba yo la primera semana volviendo a tener las pesadillas y derramando lágrimas con alguien a quien no conocía.

Me prometí controlar mis pesadillas lo suficiente para ser solo yo quien se diera cuenta de lo mal que dormía, pero otra promesa más que rompí. Y esta iba acompañada de la promesa de no volver a lastimarme por muy nerviosa y asustada que estuviera. Era la última promesa que me hice y que ayer mandé a la mierda.

Termino mi recorrido y ni siquiera tengo ganas de un café, así que doy media vuelta directa a darme una ducha. Un buen momento de paz.

Giro la llave en la puerta y la abro con sumo cuidado para no hacer ruido por si James sigue durmiendo. Ayer se le veía agotado y preocupado por mi, y ahora que dormía de lo más a gusto intentaría alargar ese momento.

Dejo las llaves y el móvil en la mesa mientras que con dos movimientos de pies y sin agacharme me quito las zapatillas. Voy directa al armario y cojo la ropa interior, una camiseta negra y un vestido a cuadros grises, blancos y negros. Cierro el armario y desvío de nuevo la mirada al bebe grande de la cama que sigue igual que cuando me he ido. Paso por su lado directa al baño cuando una mano se aferra a mi muñeca y tira bruscamente de mi. La ropa que llevo en las manos cae al suelo y yo caigo encima de él.

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