MICHELLE
Es sábado por la mañana y estoy volviendo al cuarto después de haber salido a correr, bueno hoy más bien andar, porque siento algo de molestia en la rodilla. No quiero forzarla de más.
– ¡ESTOY HASTA LOS OVARIOS DE VOSTRAS DOS!
Saliendo del ascensor se hacen presente unos gritos terribles y quien sea que grita, realmente da miedo. Todas las chicas de las demás habitaciones están en sus puertas escuchando el jaleo, pero sin acercase. Me acerco a una de las chicas y le pregunto si sabe que pasa, pero se encoje de hombros y decido ir para saberlo por mi misma.
– ESTE NOS ES TU CUARTO – grita alguien más – ASÍ QUE FUERA DE AQUÍ.
Me asomo un poco por la puerta del cuarto y encuentro a Emily en pijama, con su melena pelirroja recogida en un moño, encarando a las dos chicas de la puerta de al lado de la nuestra.
– Y UNA PUÑETERA MIERDA – espeta Emily con rabia. Esta enfadada, y mucho. – TAN SOLO QUIERO QUE DEJEIS DE GRITAR DE UNA JODIDA VEZ.
– NO TENGO PORQUE HACERTE CASO A TI, NO ERES MI MADRE. – hace una pausa y esta vez habla la otra chica. – QUE ESTEMOS GRITANDO NO TE AFECTA EN NADA. ¡VETE A LA PUTA MIERDA!
Lo más gracioso de la situación es que las dos chicas junto a Emily si se están gritando, y bien fuerte. Emily esta perdiendo la paciencia y mientras yo sigo recostada sobre el marco de la puerta intentando no reírme ante la situación. Ahora detrás de mi se han unido un par de chicas y hemos tapado la puerta.
– ¡SI ME AFECTA CUANDO ES SÁBADO, SON LAS PUTO OCHO Y MEDIA Y YA ESTOY DESPIERTA POR VUESTROS JODIDOS GRITOS! – Emily esta a punto de estallar.
– PUES PONTE TAPONES, NO TE JODE. ESTO ES UNA RESIDENCIA APRENDE A QUE HAY MÁS GENTE.
Acaban de activar a la bomba de Emily.
Esta se abalanza contra la rubia, quien le ha sugerido lo de los tapones. Emily la agarra por los hombros y las dos caen al suelo, Em esta encima de la otra mientras que la morena esta observando la situación con los ojos abiertos como platos, pero sin hacer mucho.
En cuanto reacciono, mi pequeña risa se esfuma de mi rostro y voy directa hasta donde están las dos chicas en el suelo. Agarro a la loca de Emily por la cintura y las separo.
– Controla a la loca de tu amiga, joder – la rubia se lleva los dedos a la boca y se da cuenta de que Em le ha partido el labio.
– Lo que mi amiga quiere deciros es que dejéis de molestar con vuestros gritos – explico – no sois las únicas que vivís aquí y creo que hablo por todas cuando nos molestáis.
Me giro buscando el apoyo de las demás, pero todas se esfuman en cuanto digo aquello. Vaya muchas gracias chicas.
– Traidoras – susurra Emily por lo bajo.
– A mi también me molestáis, estamos pared con pared y realmente estamos hasta los huevos de vuestros gritos. Hacednos el favor de llevar vuestros problemas en silencio o la próxima vez suelto a la fiera.
Salimos del cuarto con Emily delante de mi cuando se vuelve de nuevo al cuarto de las chicas y grita.
– ¡PONTE HIELO ZORRA! – les hace una peineta riéndose y se vuelve al cuarto conmigo siguiéndola por detrás.
Se tira sobre la cama en cuanto entra al cuarto y esconde la cabeza en su almohada de colorines, mientras de un puntapié se quita las zapatillas.
– No me puedo creer que hayas salido en pijama a gritarles a esas chicas. – cierro la puerta y me siento en la cama para que me explique. – A bueno y que detalle de salir en pijama, pero ponerte zapatillas.
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Heridas
Roman d'amour¿Cuánto tiempo se supone que tardas en cerrar una herida?, ¿meses, años...?, esa pregunta ronda la cabeza de Michelle todas las noches. Todavia no hay respuesta claro. Ella tiene 18 años y este, va a ser su primer curso en la universidad. ¿Su plan...