Capítulo 15

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MICHELLE

Mi habitación no era muy grande, cuatro paredes pintadas de un morado lila, pero llena de posters de películas, muchas fotos con mis amigos: con Roy, mi madre, mis abuelos. Pero en este momentos sentía que esas cuatro paredes de mi cuarto se me venían encima, me faltaba el aire, respiraba y no podía. No encontraba el aire necesario.

No pienso dejarte entrar en ese estado – gritó mi madre.

Me llevo las manos a los oídos presionando los cascos grandes y me concentro en la música que sale de ellos. Estoy tirada en el suelo de mi cuarto con las piernas dobladas y pegadas a mi pecho. Estoy como un ovillo y temblando.

– Entraré si me da la gana, para eso es mi casa. – tras aquello una serie de fuertes golpes y ruidos se escucharon en el salón, seguido de más gritos e insultos por parte de los dos.

Cerré los ojos intentando evadirme y alejar mi mente de aquella casa en la que solo pude oír gritos, ruido e insultos. Una vez más mi padre había llegado borracho a casa comportándose como un autentico idiota, con mi madre pagando sus frustraciones del bufet con ella. Continúo escuchando fuertes golpes hasta que no aguanto más. Me levanto del suelo y salgo a toda prisa de mi cuarto colocándome la capucha de la sudadera y dejando mis brazos en los bolsillos de ella.

Encuentro a mis padres en el salón rodeados de botellas de alcohol rotas por el suelo junto a un montón de vasos de cristal. Paso totalmente desapercibida y voy directa a la puerta trasera de la cocina. Necesito a Roy.

Fuera esta lloviendo y mientras cruzo el césped mojado y lleno de charcos que se han formado, me estremezco al notar mis pies llenos de agua y la sudadera empapada. Pero no avanzo mucho cuando noto una gran mano envolviendo mi brazo y haciéndome daño.

– ¿A dónde vas? – es mi padre.

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¡Oh dios! Las pesadillas de nuevo. Me reincorporo lo más rápido que puedo alterada y observo todo cuanto hay a mi alrededor. – Estoy a salvo – me repito mentalmente mientras llevo mis manos sobre mi pecho intentando calmarme y respirar de nuevo correctamente.

Me hago un ovillo bajo las sabanas de mi cama y comienzo a derramar algunas lágrimas de forma silencios intentando no despertar a James. Son lágrimas de rabia y de impotencia; llevo ya dos años teniendo este tipo de pesadillas y ya no puedo más, no quiero recordar nada de lo que hoy mismo intento olvidar.

Solo pasan diez minutos cuando me tranquilizo lo suficiente como para volver a reincorporarme y sentarme con las piernas cruzadas en la cama. Tengo sueño de nuevo, pero también miedo por si vuelvo a dormirme y aparecen las pesadillas de nuevo.

Observo como James en la cama de al lado duerme plácidamente. Se ve tranquilo, inofensivo incluso algo mono. Su melena castaña esta revuelta y dos de sus mechones rebeldes le caen sobre la sien. Tiene la boca entreabierta y esta boca abajo con sus brazos rodeando la almohada como si esta se fuera a largar.

Sin darme cuenta mis piernas actúan por si solas y me veo en segundos frente a su cama.

– James... James – coloco una mano en su hombro y mientras lo llamo lo muevo un poco para que me haga caso.

– Mmm – me contesta revolviéndose un poco. Yo sigo moviéndolo suavemente para que me mire – queee – termina volviéndose y contestándome con su voz ronca.

– Acabo de tener una pesadilla – espeto tragando fuerte – puedo... dormir contigo – digo tímidamente. – por favor.

Lo más seguro es que mañana me arrepienta de esto que voy hacer, pero no voy a mentirme o hacerme la dura. Ahora necesito un abrazo de alguien.

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