Capítulo 36

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JAMES

Han pasado casi dos horas desde que Michelle apareció por el salón y terminó con una crisis de ansiedad en mi cuarto. Temblores en las manos y en el cuerpo, respiración descontrolada con un sentimiento de ahogo constante, presión en el pecho y un arranque de sinceridad por como se siente con sus pesadillas. Esos síntomas desgraciadamente los conocía demasiado bien, de primera mano.

He estado demasiado pendiente de ella durante estos días y me he fijado en lo temblorosas que tenia las manos, pero hasta esta noche pensaba que solo tenia frío. Cuando a movido la cabeza para afirmar que eran las pesadillas y al fin a terminado por hundirse me he visto reflejado de todas las formas posibles. Lo único que nos ha llegado a diferenciar es que ella si a tenido alguien que estuviera ahí para apoyarla, he intentado calmarla y actuar como me hubiera gustado que lo hubieran hecho conmigo, pero yo nunca tuve la ayuda que necesitaba.

Después de todo en cuanto se ha calmado y he comenzado a acariciarle la espalda no a tardado ni cinco minutos en quedarse dormida. Sus manos apoyadas en mi pecho aun muestran un pequeño temblor por lo que, sin dejar de acariciarle la espalda, llevo la mano que estaba posada en su muslo y con ella atrapo sus pequeñas manos para que dejen de temblar. La observo durante un largo instante y me fascina lo jodidamente perfecta que es. Lo desordenado que esta su pelo sobre mi pecho, sus pestañas largas brillantes por las lágrimas igual que las mejillas rosadas y sus labios rojos e hinchados. Tiene la piel tan suave que, aunque ya este dormida me es imposible dejar de pasarle la mano por la espalda.

De los pocos meses que la conozco he visto muchos de sus cambios de humor. A veces es sarcástica, divertida y se la nota muy a gusto con las chicas. Se ríe por las tonterías de los chicos y se sonroja demasiado rápido cuando le hacen un cumplido por sorpresa. Pero también la he notado triste, distraída incluso algo reacia a quedar con nosotros alguna vez. La he visto alejarse de nosotros alguna semana, como si quisiera evitarnos, hasta que se a dado cuenta que teniendo a Emily de compañera le iba a ser demasiado complicado. Confieso que la observo mucho más de lo que me gustaría asumir.

Cuando le hice aquella pregunta sobre que quería hacer en su cumpleaños, sabia que me daba igual la respuesta que me diera, hablaría de todas formas con los chicos para traerla aquí y no me costo en absoluto convencerlos. Se les veía encantados con la idea, y no puedo dejar de pensar en como la ven. Quiero decir, tengo la sensación de que Michelle intenta ocultarle al mundo entero lo rota que esta por dentro, porque nadie a notado nada más que si no habla demasiado, es tímida que de todas las veces que nos a agradecido traerla aquí es agradecida. Incluso me jugaría el cuello a que Emily siendo su compañera de cuarto no ha notado nada al respecto de sus pesadillas. Es, como si quisiera que los chicos la vieran de una forma... normal, me atrevería a decir. Lo que no sabe ella es que a mi no puede ocultarme nada y no porque sea ese tipo de cliché de el chico es diferente, ella es diferente. Más bien es porque entre personas rotas nos entendemos y nos vemos tal y como somos.

Todavía recuerdo el brillo que se le dibujo en los ojos cuando la llevamos a la cascada. Un brillo que era la primera vez que lo notaba en ella, una sensación de como si se sintiera libre, en paz, segura de si misma. Desde entonces no he podido resistirme a observarla mucho más detenidamente. La ventana de mi cuarto da a una pequeña parte de su balcón justo donde coloca la silla y se pone a leer por las tarde, la he visto reír, llorar y fruncir el ceño por lo que ocurría dentro del libro. La he notado distante cuando se coloca sus cascos y se pierde entre las letras de sus canciones. No se me borran sus caras de concentración intentando colocarse de pie en la tabla de surf, y luego en como me fulmina cuando le hago caerse o me burlo de ella.

Esta tarde he visto a una Michelle distinta de lo que había visto hasta ahora. Se ha reído mientras jugábamos al baloncesto, se a picado conmigo y se frustraba cuando la retenía para que no pudiera correr, aunque eso era más una excusa para ponerle las manos encima. Se lo a pasado jodidamente bien esta tarde y cuando terminaba sonriendo algo en mi pecho se aceleraba. Pocas veces sonríe, pero cuando lo hace su sonrisa es perfecta, se le marcan unos diminutos hoyuelos y sus mejillas se agrandan. Por no hablar de lo caliente que me a puesto la situación de verla dispuesta a ganarme, el como al principio a desviado mi atención haciendo que girara de un lado a otro para luego deshacerme de mi y meterla limpia en la canasta. Eso me a prendido.

De esa forma, una vez la he visto feliz y sonriente, no puedo verla llorar y menos verla sufrir por un ataque de ansiedad, porque no es justo que una chica tan maravillosa termine teniendo un episodio de estos. Uno en los que muchas veces siente que literalmente te estas muriendo poco a poco.

Vuelvo a desviar la atención de sus manos que por cierto han dejado de temblar, a su perfecta y pequeña cara, tan inocente. Pero que al final después de nuestra conversación de aquella noche me dejo las cosas claras, que jamás, nunca me habían hablado de esa forma. Ella tenia razón, aunque yo no admitiera nunca en voz alta. No solo ella tiene problemas, el problema es que no pienso cargarla con mi mierda cuando ni siquiera puede soportar la suya.

Antes nunca he sido cariñoso, y es la verdad. Eso de dar abrazos a lo gratis y por la cara no era mi estilo, como mucho se lo permito a Emily pero porque a ella la conozco desde hace tiempo. La cuestión más importante es que ahora he visto a la verdadera Michelle por un tiempo con esos ojos llenos de vida y se de sobre que cuando volvamos al campus ese brillo se quedara en esta cabaña y levantara unos muros de defensa muy altos. Y es por ello que siento la necesidad de ver que hay más allá, ella no es un caso que quiero resolver, y menos una apuesta como ella se llamó. Es igual que yo, una persona rota y a mi me gustaría que me hubieran ayudado y me hubieran prestado un hombro en el que llorar y un cariño para sentirme bien. Pero eso nunca llegó.

Pienso permanecer a su lado hasta que ella se sienta lo suficientemente cómoda para contarme lo que le ocurrió o lo que quiera. Me quedaré para mirar esos ojos llorosos y ese muro para que cuando termine por actuar y decidir llevar la vida que quiera, también poder ver la caída de ese muro y esa sonrisa todos los jodidos días. Hasta entonces permaneceré a su lado sea como sea.

El curso la empecé odiándola porque me daba demasiados dolores de cabeza cambiando de humor constantemente, que iba a ser la típica niña asocial, interesada solo en sacar buenas notas. Hasta que con la ayuda de esa entrevista la pude conocer un poquito más, lo justo para poder asegurarme de que vale la pena conocer. Solo que ahora ya no esta tan claro que vaya a odiarla, más bien siento algo diferente que al verla ya no lo hago como una simple compañera de cuarto.

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AAAAAHHHH, es el primer capítulo narrado desde el punto de vista de James. I know, es corto pero no os preocupéis porque a partir de ahora habrán más y mucho más largos.

Un beso <3. Nos vemos en la siguiente actualización y muchas gracias por todos los votos y el apoyo que esta recibiendo cicatrices.

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