CHANGES

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Una semana ocupada de curro apenas vi a Alba. Estaba atascada con las cosas fuera de la oficina, resolviendo todo por ella. Nunca me había enviado a tratar de tantos asuntos fuera de la empresa, no parecía quererme cerca. Pero no mo me quejaba para nada, a veces estar metida ahí todo el día me dejaba demasiado angustiada, me gustaba cierta libertad.

Nuestro contacto terminó siendo solo por teléfono, básicamente. No lo que quedaba en nuestro escritorio en la recepción, sino el móvil que la empresa ponía a disposición para que pudiéramos hablar entre nosotros durante el horario laboral. Incluso podía mantener contacto con Marta y con las chicas y con quien más trabajaba en Martínez Garrido y tuviera un perfil registrado. Claramente, se suponía que solo debíamos usarlo para el trabajo, por razones obvias, pero no era raro que nos encontráramos organizando encuentros en la cafetería o pidiéndole a una u otra que esperara a la hora de salir. O, como yo era la que más salía, a que comprara cosas en la calle para llevarselas. La llamábamos nuestra red social corporativa. Lo cual era arriesgado e innecesario ya que nada nos impedía usar nuestros propios móviles, pero creo que el peligro avivaba todo.

Este acercamiento a las chicas fue lo que me ayudó a seguir con los días allí de una manera liviana, sin tener mucho tiempo para pensar en Alba. Este era un tema que traté de evitar a toda costa, de hecho. Alicia y yo nos veíamos casi todos los días. ya empezábamos a parecer una pareja y terminé dejando ir las cosas porque pensé que sería lo mejor.

Después de la noche en el restaurante Alba no dijo nada más de contenido personal, creo que no se lo tomó muy bien que prefiriera irme a casa en lugar de ir a cualquier parte con ella y continuar con lo que habíamos empezado en el auto. Y todo bien, yo misma también no lo tomé muy bien mi eleción. Pero realmente no sabía qué hacer, qué pensar, cómo actuar al respecto, así que decidí olvidar lo que había pasado. Apenas nos miramos a la cara esa semana, lo que me facilitó las cosas.


De todos modos, el viernes por la tarde ya había terminado todo que me había ordenado que hiciera fuera de la empresa, e incluso tenía prácticamente todo listo para la fiesta, solo necesitaba reservar la semana siguiente para ir a las empresas contratadas a resolver algunos asuntos finales, asegurarme de que todo estuviera bien planeado para la configuración de la próxima semana y mantenerme en cima para asegurarme de que todo estuviera perfecto para el día.

Todavía me quedaban unas horas para terminar la jornada laboral, así que decidí darme un respiro y quedé con las chicas en la cafetería para planear algo después del trabajo. Llegué, tomé mi café y fui a fumarme un cigarrillo. Poco tiempo después me mensajearon diciendo que me esperaban en una de las enormes mesas que había allí. No fue difícil encontrarlas, solo había que seguir la voz casi berreada de Marta contando algun despareta cualquiera, María refutandola diciendo que era loca y las risas de Marilia y Sabela que resonaban por toda la cafetería. Cuando nos reuníamos todas allí, siempre era una fiesta. Llegué a la mesa ya riendo, ni siquiera sabía de qué estaba hablando Marta pero probablemente se trataba de uno de sus sueños locos, o estaba involucrada en un intento de contar algo gracioso, pero solo para ella.


— ... hostia...y eso no fue todo, eh... cuando salí del arco iris y vi al enano rebotando con la pandereta en la cabeza y desnudo... él notó mi presencia allí y se enfureció — se rió turbulenta, gesticulando un mucho.

— ... entonces se convirtió en un unicornio negro con ojos rojos y empezó a correr detrás de mí, tías, —  agitó las manos, mostrando cuán desesperador debe haber sido ese momento para ella. A pesar de eso solo logramos reírnos muchisimo.

—... todo a mi alrededor de repente — se levantó de la silla de un salto. — ... se convirtió en lava... quiero decir, larvas por todos lados...

Sentiment Ètrange - Las canciones que te hacen en mi | ALBALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora