Al día siguiente amanecí con un torbellino de sentimientos, estaba ansiosa, tenía miedo, estaba expectante, también me sentía agitada, algo voluble. Entonces, para tener la seguridad que me faltaba, decidí vestirme bonito y maquillarme bien. Cuándo llegué a la Martínez Garrido, Ana ya estaba en mi oficina esperándome y me recibió con un beso peligrosamente cerca de la comisura de mi boca seguido de una sonrisa de soslayo, que hizo parecer no intencional, aunque lo sabía que sí lo fue, y me hizo gracia. Pasé toda la noche preguntándome si estaba enojada conmigo por la conversación que habíamos tenido, pero con eso me confirmó que no lo estaba. Es más, me hizo replantear todo lo que había pensado sobre cómo parar lo que fuera que estuviera pasando.
Sí, ella estaba tratando de meterse conmigo y de alguna manera lo estaba logrando, fuera lo que fuera. Le devolví la sonrisa sin decir nada y nos sentamos a conversar, luego me contó sobre la cena y cómo fue la conversación. Una vez más me sentí decepcionada por la actitud de Alba, pero en realidad me estaba acostumbrando bastante a la sensación. Cuando terminó le conté que habíamos estado involucradas en el pasado, Alva y yo, pero que todo había terminado. Aúnque hablé tan superficialmente que hizo parecer que todo lo que había sucedido fue básicamente sexo... bueno, por su parte lo había sido. No quería que nadie más supiera toda la historia y la verdad detrás de ella, ya me sentía lo suficientemente estúpida sin que todos lo supieran. También hablé de mi conversación con Alicia, y que por estas dos especies de relaciones que había tenido estos últimos meses, todavía no me sentía lista para nada en ese momento. Que claramente aún no me había recuperado, pero que estaba en proceso.
Todavía no habíamos hablado de que ella dijera que quería estar conmigo y cómo me sentía al respecto, pero sentí que esa confesión era al menos un buen comienzo. Volvió a confirmar lo que había dicho la noche anterior y dijo que eso era todo, que quería conocerme más a fondo y que si le daba la oportunidad de dejarlo estaría dispuesta a esperar y que respetaría mi tiempo. No lo sé, pero esas palabras ya las había escuchado antes. Aunque no quería comparar a nadie, hacerlo era inevitable, mi corazón estaba encallecido y tenía miedo de no poder rendirme por completo al final de todo.
En algún momento, mientras todavía hablábamos, Marta llamó a mi oficina diciendo que Alba estaba muy enojada porque todavía no había ido a la presidencia como me había ordenado el día anterior. ¡Lo había olvidado por completo! Cometí un gran error, no podía dejar que mi profesionalismo se desvaneciera. No podía flaquear en el trabajo, aquí no, ni darle oportunidad a Alba para que me regañara ni nada por el estilo. Tuve que salir corriendo y llegué a la presidencia pidiendo disculpas. Al final, ni siquiera tuve tiempo de asimilar que estaría a solas con ella, sin saber aún por cuánto tiempo. No sabía cómo iba a tomar esa situación después de todo.
— Evita ese tipo de demoras — espetó, mientras me acercaba a su mesa.
— Está bien, no volverá a pasar — le respondí en tono de disculpa una vez más. Me había disculpado al menos mil antes de entrar.
— ¡Pero ya me disculpé! — dije con los dientes apretados, arriesgándome a otra regañina. Lo que no pasó, ella solo me miró con indiferencia y volvió su mirada a la computadora.
— Vamos al trabajo.
Caminé pesadamente hasta colocarme a su lado, ya había una silla allí esperándome, necesitaríamos ver algunas cosas en su computadora y esa era la única forma de hacerlo, siempre lo hacíamos antes, pero ahora las cosas estaban diferentes.
E incluso antes de sentarme, mi corazón ya latía desesperadamente. Maldito suicida.
Así que empezamos, y mientras ella me mostraba algunos otros proyectos en los que quería que la idea del que trabajaríamos se basará, yo mantenía mi atención solo en las pantallas. Evitaba en lo posible mirarla, sólo lo hacía cuando era muy necesario, evitaba cualquier movimiento brusco para no tocarla, incluso evitaba respirar muy hondo para no olerla. Allí pasamos mucho tiempo, solo hablábamos de trabajo, nada más. No sabía por qué no había llamado a los demás también, ya que trabajaríamos todos juntos y eso evitaría que ella volviera a repetir todo con ellos, y por supuesto, sería mucho más fácil para mí. Estar a solas con ella entre cuatro paredes ya no me parecía algo bueno.
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Sentiment Ètrange - Las canciones que te hacen en mi | ALBALIA
FanfictionElla no se había fijado en mí, pero yo sí me había fijado en ella, de hecho, estaba completamente asfixiada por su presencia. Entonces, un calor se apoderó de mi cuerpo. ≼Que extraña sensación.≽ ...