GIRLS JUST WANNA HAVE FUN

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Alicia volvió a pasar la noche en mi casa y acabé perdiendo la hora de levantarme porque me había ido a la cama muy cansada de todo el finde, y de prestarle la atención que me requería hasta altas horas de la noche. Lo que me hizo salir de casa como el correcaminos, sin desayunar y sin poder prepararme como siempre lo hacía. En ese momento, mi único objetivo era llegar a la empresa lo menos tarde posible y no recibir una súper reprimenda de Alba por haber llegado después de ella.

Con toda la prisa no tuve tiempo de poner a cargar mi móvil, así que tomé el de la empresa para enviarle un mensaje a Marta y hacerle saber que probablemente llegaría tarde. Ella me tranquilizó diciéndo que Alba todavía no había llegado y que había llamado para decirle que llegaría un poco más tarde ese día. El suspiro de alivio que di debió haberse escuchado hasta en Filipinas.

Cuando vi el mensaje ya estaba llegando a la empresa, entonces antes de subir a la presidencia y esperar a que mi jefa descargara un camión de cosas para hacer ese día sin que quedara tiempo para detenerme hasta la hora del almuerzo, decidí pasar por la cafetería para algo rápido. A esta hora de la mañana, no solía haber mucha gente allí.

Llegué, compré un bocadillo y un jugo de mandarina y me acerqué a la mesa que estaba cerca del enchufe para darle vida a mi celular que llevaba dos días apagado. Esa mesa era la más separada de todas y de todo, nos gustaba sentarnos allí porque sentíamos que teníamos más privacidad para hablar. Ya les había dado los buenos días a las chicas, por la red social corporativa. Ya estaban todas trabajando.

Tan pronto como conseguí una carga del 1%,  logré encender mi móvil y me sorprendió la cantidad de mensajes que había. Algunos ya sabía, eran de Alicia, otros del grupo con las chicas y otros grupos con otras compañeras y amigos que casi siempre pasaba por alto, dando solo una que otra ojeada. Había muchos mensajes de Damien y 3 llamadas de un número desconocido. Una el sábado por la noche y dos del domingo por la mañana. Así que me conecté, recibí otro mensaje de Damien preguntándome si estaba viva y qué había pasado. No entendí un pimiento. Cuando iba a abrir la conversación para ver de qué se trataba, escuché esa voz.

— ¿No se supone que deberías estar en la oficina a esta hora? — Mi rostro se volvió rápidamente para confirmar que realmente era ella.

— ¿A-Alba? — Estaba masticando un trozo del bocadillo que casi se me atora en la tráquea cuando traté apresuradamente de tragarlo por el susto. Entonces empecé a toser desesperadamente. — Sssí... Sí — logré decir entre toser y toser.

— Por el amor de Dios, Natalia. No me mueras ahora.

— Lo siento — Tosí de nuevo para despejarme las vías respiratorias.

— Es solo que me asusté... — vi su ceja arquearse en un tono interrogativo.

—... apareciste de la nada.

— Sé... — Mantuvo su mirada de rareza sobre mí. —... Estoy aquí hace tiempo, tú que estabas ahí distraída.

—Sí... lo sé. Estaba tratando de encender mi móvil, porque no he tenido tiempo desde el sábad...— Me detuve en seco recordando las razones por las que no tuve tiempo de meterme con él, y vi que había tomado un giro equivocado en la conversación. Me aclaré la garganta. —... Terminé distrayéndome y no te vi llegar.

Ella pareció desmoronarse un poquito con eso, pero cuadró el hombro tan rápido que casi no me di cuenta.

— ¿No enciendes tu móvil desde el sábado? — preguntó luciendo curiosa.

— Sí...?! — Respondí un poco irresoluta, porque no entendía el interés. Y tampoco entendía lo que estaba haciendo allí y en ese momento. ¿Pasó de no ir allí por nada a estar siempre?

Sentiment Ètrange - Las canciones que te hacen en mi | ALBALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora