⏮ ⏯ ⏭ Jimena Amarillo - Ni se nota

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¿Me acostumbraría algún día a despertarme abrazada a su cuerpo y tenerla ahí a mi lado? Me preguntaba cada vez que abría los ojos y veía que ella de verdad estaba allí.


—¿Qué haces ahí mirándome así? — preguntame Natália al despertar, perezosa y con la voz ronquita, viéndome ahí, sin rodeos ni disfraces, mirándola fijamente. Es que ya no tenía que fingir que no lo hacía cada vez, porque ahora podía hacerlo.

Luego de soltar una carcajada, amortiguada por mi boca contra su pecho desnudo, y dejar allí un beso, volví a mirarla a los ojos, quien esperaba mi respuesta. A veces me quitaba la inmediatez de algunas reacciones, todo con ella tomaba su tiempo. Ya no había prisa. Apretó su agarre en mí, que en consecuencia me aferré más a ella.

—Es tan bueno soñar contigo, despertar y tenerte a mi lado — Le confesé mis pensamientos, finalmente.

—Hoy más encima que al lado... — bromeó, todavía con la voz afónica que me hizo temblar por todas partes. Y de hecho sí, mi cuerpo yacía medio completamente encima del suyo. Siempre me aferraba mucho a ella, como si tuviera miedo de que de repente esto fuera un sueño y ella simplemente se me escapara.

—¡Eso! — confirmé riéndome tonta.

— Dormir y soñar contigo, despertar y tenerte aquí, oliendo tu aroma — hundí mi nariz en su pecho, sintiendo el aroma cítrico de su piel desnuda, y la crema hidratante que ya no sabía si era mía o de ella, pero en ella, tenía un olor totalmente distinto.— Sentir tus olores en mi almohada todos los días cuando te levantas... es una de las cosas que más me gustan, y que jamás imaginé que pasaría. Me siento muy afortunada, Nat.

"¿Mis olores? ¿Tengo más de uno?" preguntó curiosa y resbaladiza.

—Sí, uno de tus cabellos, que huele a pitanga...

—Porque es de tu champú. — Confesó entre risas.

—¡Sí! Pero es diferente... todo en ti es así, es mejor, sabes... tu cuello huele a rosas... — Me rocé la nariz allí y la sentí temblar.  — Tus manos... — ́ Tomé su mano y la llevé a mis labios, y después de dejar un beso en su palma, la olí con delicadeza.

— Tu mano, tus dedos... tiene un olor algo amaderado... eso me da una sensación de comodidad Así que sí, tienes muchos olores y podría decirte muchos más. — Volví a mirarla a los ojos, quien me miraba con esmero.

—Todavía no sé muy bien cómo reaccionar cuando me dices estas cosas, ¿sabes? — suspiró hondo y desvió la mirada hasta otro rincón de la habitación — Es que siempre pensé que eras como una roca, Albi.

—Soy una roca, pero contigo hoja de papel, nena...— cuando volvió a mirarme completé. — Tu me tienes loca.

—Y tú a mí también. Y también me encanta despertar contigo a mi lado. ¿Pero sabes lo que me encanta aún más?

—¿No, qué?

—Cuando me aplastas. ¡Ven aquí! — Con sus manos en mi cintura, me puso encima de ella por completo. nuestros cuerpos desnudos entrelazados, ya parecían haberse moldeado a la perfección. Parecía que ya se sabían de memoria, cada curva, cada hueco, cada pieza que perfeccionaba a la otra y ahí se encontraron en armonía.

—Y cuando me besas con el aliento de quien acaba de despertar.

—Puaj, Nat. — Arrugué la nariz y giré la cara cuando vino a besarme, porque recordé que aún no nos habíamos cepillado los dientes y estábamos ahí por el romance, casi al punto de devorarnos la boca. No es que no lo hiciéramos todos los días al despertar, es solo que ninguna de las veces estaba consciente de ello. Definitivamente Natalia me estaba despertando a cosas nuevas. Jamás me permitiría besar a nadie nada más despertarme, sin cepillarme los dientes, y después de una declaración.

Sentiment Ètrange - Las canciones que te hacen en mi | ALBALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora