— Solo estaba esperando a que llegaras... hablé con las chicas y me voy a quedar en su casa unos días — Dijo Ana con calma, nada más abrí la puerta del apartamento.
— Esperé a que regresaras, porque al menos alguien aquí tenía que tener algún tipo de consideración. Como sé que no tienes por mí, lo hago por las dos...
— Ana... yo... — Estaba exhausta. Quise decirlo, pero no podía.
"Si vas a decir que lo sientes, no lo hagas. Y si vas a decir algo diferente a eso, también no. Te amo Natalia, y lo sabes. Pero no puedo amar por las dos. Si todavía... no sé... tienes que ser honesta. Conmigo, contigo..."
— Quiero, y lo haré... hablemos.
— Ahora no. Mira tu estado, te ves terrible.
— Yo... puedo tom... — pensé tratando de ordenar mis pensamientos.
— Me voy ahora. Solo me voy a duchar porque tengo que estar en el estudio en media hora. Vuelvo más tarde a buscar algunas de mis cosas, solo para pasar unos días allí.
— Vale. Cuando vuelvas, ¿podemos hablar?
"Si realmente tienes tu corazón abierto para mí, sí... Adiós."
Salió del apartamento después de tomar una ducha sin decir nada más, y no podía decirles cómo me sentía. Con todo. Me tiré en el sofá y empecé a llorar, hasta que tuve un impulso, ya anestesiada por todo, y me levanté para darme una ducha.
Pasé el resto del día durmiendo. Esa siempre fue mi mejor medicina, o mi mejor escape. Si Ana fue a casa no la vi y ni siquiera trató de despertarme, aunque me había prometido una conversación. El domingo tampoco salí de mi habitación, para nada, a pesar de que las chicas insistieron en que nos encontráramos con los chicos en el bar. Cuando Ici vino al apartamento le conté más o menos lo que había pasado, así que canceló la cita con la peña para quedarse conmigo. Enfatizó que no me dejaría estar sola, y así lo hizo. Pedimos y comimos mucha chatarra, pensando y hablando de la vida, como siempre hacíamos.
Al final, le conté todo lo que había pasado en las últimas horas. Después de mucho hablar, vimos algunas películas y aprovechamos nuestro domingo para pasarlo de una manera que no podíamos hacía mucho.
El lunes llegué tarde a la empresa, a propósito, cosa que nunca hacía. Fui directo a firmar y revisar algunos documentos de mi proyecto, aprovechando que estarían todos en la reunión. Cuando vi que la gente regresaba a sus oficinas, fui detrás de Damien para hablar sobre el ascenso, felicitarlo, y ahí hablamos un poco de todo. Vi a Ana pasar por el pasillo con África, no me habló. Creo que ni siquiera me vió, y si lo hizo, lo fingió muy bien. Vale, yo tampoco estaba de humor para ningún encuentro.
Después de terminar las cosas con Damien, volví a mi oficina y comencé mis diligencias del día. Estaba tratando de mantenerme fuera del camino de cualquier sentimiento que intentara invadirme, de cualquier naturaleza. Había apagado todo. Hasta que llamaron a la puerta.
— Passa — respondí automáticamente.
Así que cuando la vi, fue imposible evitar que todos vinieran a la vez.
— Oye. ¿Podemos conversar? — preguntó, asomando la cabeza por la puerta.
— Si se trata de asuntos personales, creo que mejor no. – Dirigí mi atención a la pantalla frente a mí, ya comenzando a contar internamente.
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Sentiment Ètrange - Las canciones que te hacen en mi | ALBALIA
FanfictionElla no se había fijado en mí, pero yo sí me había fijado en ella, de hecho, estaba completamente asfixiada por su presencia. Entonces, un calor se apoderó de mi cuerpo. ≼Que extraña sensación.≽ ...