⏮ ⏯ ⏭ babi - lo jodiste

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— Solo estaba esperando a que llegaras... hablé con las chicas y me voy a quedar en su casa unos días — Dijo Ana con calma, nada más abrí la puerta del apartamento.

— Esperé a que regresaras, porque al menos alguien aquí tenía que tener algún tipo de consideración. Como sé que no tienes por mí, lo hago por las dos...

— Ana... yo... — Estaba exhausta. Quise decirlo, pero no podía.

"Si vas a decir que lo sientes, no lo hagas. Y si vas a decir algo diferente a eso, también no. Te amo Natalia, y lo sabes. Pero no puedo amar por las dos. Si todavía... no sé... tienes que ser honesta. Conmigo, contigo..."

— Quiero, y lo haré... hablemos.

— Ahora no. Mira tu estado, te ves terrible.

— Yo... puedo tom... — pensé tratando de ordenar mis pensamientos.

— Me voy ahora. Solo me voy a duchar porque tengo que estar en el estudio en media hora. Vuelvo más tarde a buscar algunas de mis cosas, solo para pasar unos días allí.

— Vale. Cuando vuelvas, ¿podemos hablar?

"Si realmente tienes tu corazón abierto para mí, sí... Adiós."



Salió del apartamento después de tomar una ducha sin decir nada más, y no podía decirles cómo me sentía. Con todo. Me tiré en el sofá y empecé a llorar, hasta que tuve un impulso, ya anestesiada por todo, y me levanté para darme una ducha.

Pasé el resto del día durmiendo. Esa siempre fue mi mejor medicina, o mi mejor escape. Si Ana fue a casa no la vi y ni siquiera trató de despertarme, aunque me había prometido una conversación. El domingo tampoco salí de mi habitación, para nada, a pesar de que las chicas insistieron en que nos encontráramos con los chicos en el bar. Cuando Ici vino al apartamento le conté más o menos lo que había pasado, así que canceló la cita con la peña para quedarse conmigo. Enfatizó que no me dejaría estar sola, y así lo hizo. Pedimos y comimos mucha chatarra, pensando y hablando de la vida, como siempre hacíamos.

Al final, le conté todo lo que había pasado en las últimas horas. Después de mucho hablar, vimos algunas películas y aprovechamos nuestro domingo para pasarlo de una manera que no podíamos hacía mucho.





El lunes llegué tarde a la empresa, a propósito, cosa que nunca hacía. Fui directo a firmar y revisar algunos documentos de mi proyecto, aprovechando que estarían todos en la reunión. Cuando vi que la gente regresaba a sus oficinas, fui detrás de Damien para hablar sobre el ascenso, felicitarlo, y ahí hablamos un poco de todo. Vi a Ana pasar por el pasillo con África, no me habló. Creo que ni siquiera me vió, y si lo hizo, lo fingió muy bien. Vale, yo tampoco estaba de humor para ningún encuentro.

Después de terminar las cosas con Damien, volví a mi oficina y comencé mis diligencias del día. Estaba tratando de mantenerme fuera del camino de cualquier sentimiento que intentara invadirme, de cualquier naturaleza. Había apagado todo. Hasta que llamaron a la puerta.


— Passa — respondí automáticamente.

Así que cuando la vi, fue imposible evitar que todos vinieran a la vez.

— Oye. ¿Podemos conversar? — preguntó, asomando la cabeza por la puerta.

— Si se trata de asuntos personales, creo que mejor no. – Dirigí mi atención a la pantalla frente a mí, ya comenzando a contar internamente.

Sentiment Ètrange - Las canciones que te hacen en mi | ALBALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora