Cuando ella dijo esas cosas, evocando recuerdos, mi corazón, que creía que ya se había partio en un millones de pedazos, se rompió un poco más, y lo sentí. Mis ojos se cerraron solos con el dolor, y solo los volvería a abrir cuando estuviera segura de que ella ya no estaría ahí frente a mí, me prometí, me juré que sería así. Escuché la puerta cerrarse y sin coraje, en la tiniebla, me moví sintiendo que mi cuerpo iba solo, y así, la oscuridad me envolvió segundos después. No podía, no podía pensar más, mi cuerpo solo cayó sobre la cama. Ya no podía ni llorar, ni una sola lágrima. porque aunque fingiera ser sobrehumana, seguía siendo de carne y hueso y la verdad es que muchas noches dormí arrullada por el sonido de mi propio llanto. Por eso creo que en algún momento se me había secado, incrustado en el pecho y ya no me salía. Ella no tenía derecho a haberme hecho esto. Hubo noches en las que sentí que seguía tocándome, aunque ya no le permitía hacerlo, y cuando me había permitido levantar después de sentir que me iba a morir, me hace eso. Ella no tenía ningun derecho, no ese día, no después de todo, no después de juntar con tanta dificultad los fragmentos de mi corazón y cortarme los dedos con las lascas más afiladas.
Me quedé ahí, con la cara contra la almohada, asfixiándome, ahogando un grito, durante cinco, diez, quince minutos antes de recordar que, además de necesitar respirar, la fiesta estaba pasando abajo y que pronto sería mi cumpleaños. Me levanté del colchón, donde Queen y Luisa habían hecho una bolita a mi alrededor, me arreglé la ropa rápidamente y me miré al espejo para ver cómo me veía, en qué estado estaba. Bueno, aparentemente estaba bien. Nadie sabría nada de lo que había pasado si no les decía, pero mi mundo interno estaba en caída, en completa ruina.
Minutos después estaba regresando al jardín con una sonrisa en el rostro. Una sonrisa que cualquiera que me conociera íntimamente sabría que era falsa. Pero la verdad era que a nadie le importaba, y casi nadie me conocía íntimamente. A nadie le importa si les das lo que quieren, y yo les daría lo que querían, una loca y divertida noche de fiesta, bebiendo hasta que todos se desmayaran en la piscina. Y cuando despertaran, al día siguiente, todo se repetiría. Así eran las fiestas 'Martínez Garrido', así sería esta también.
Sentía tal vacío por dentro... y ahora el vacío era real, ella no me perdonaba, no quería escucharme. Bajé las escaleras tan rápido que casi me tropiezo en mis propios pies varias veces, más aún con el peso que había olvidado. Ni siquiera pude despedirme de Queen y Luísa que intentaron seguirme corriendo escaleras abajo, ni de Rosa que me vio pasar como el Correcaminos y me llamó preocupada. Me sentía débil, ni siquiera podía soportar el peso de mi cuerpo, y todavía tenía esta maldita cosa que cargaba en la espalda. Que gran maldita idea mía, pensar que llegaría, hablaríamos y que todo saldría bien, que nos resolveríamos. Aunque me costara mucho, mis cuerdas vocales de tanto hablar, mis ojos de tanto llorar, mi corazón de tan roto por sus verdades, mi vida.
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Sentiment Ètrange - Las canciones que te hacen en mi | ALBALIA
FanfictionElla no se había fijado en mí, pero yo sí me había fijado en ella, de hecho, estaba completamente asfixiada por su presencia. Entonces, un calor se apoderó de mi cuerpo. ≼Que extraña sensación.≽ ...