Sentiment Ètrange - Las canciones que te hacen en mi | ALBALIA

ANIVERSARIO DE BODA

Me desperté con el móvil soñando insistentemente en mi oído. Era Damien. La gente tenía esa pésima costumbre de llamar siempre, lo abominaba, aún más cuando me despertaba. Pero pobrecito, me había mandado muchos mensajes que no había visto porque estaba en los brazos de Morfeo. Propuso que fuéramos juntos a la fiesta porque no conocía mucho a la gente que estaría allí, aparte de Marta y yo. Era muy tímido, creo que en la empresa pasaba más tiempo dentro de su oficina que en cualquier otra parte, tanto que trabajábamos en el mismo piso y nunca lo había visto.

Como había arreglado con las chicas de encontrarme con ellas en la mansión, acepté y le pedí que me recogiera en casa porque quería beber y no saldría con mi coche ni de coña. Empecé a prepararme con mucho tiempo libre para poder hacer algo limpio y arreglarme con calma. Hice un hermoso maquillaje de fiesta, me alisé el pelo, y al final me puse el atuendo que elegí. También no me gustaba la idea del vestido, así que compré una blusa negra ajustada y transparente, una hermosa lencería debajo, unos elegantes pantalones de vestir negros y tacones.

Damien pasó a por mi unos 40 minutos antes del inicio programado del evento. En el camino hablamos de muchas cosas, de la vida, el trabajo, la música... Él era muy divertido, agradable y tenía una paz tan grande que me relajó durante el recorrido. Tanto que me hizo olvidar que en poco estaría en la casa de Alba, celebrando su aniversario de bodas de 9 años. Cuando ya casi estábamos ahí, recibí una llamada de las chicas preguntando por mí y diciendo que la jefa quería saber dónde estaba y por qué no había llegado todavía.

¿Es neta? ¿Quería controlarme incluso cuando no estaba en el trabajo? Como decía, de un tremendo abuso.

Llegamos en 30 minutos y entramos juntos al salón. Justo en la entrada nos encontramos cara a cara con Alba, que estaba más maravillosa que de costumbre. Llevaba un vestido ceñido con un escote amplio y un corte que lo hacía parecer de dos piezas. El cabello estaba engominado hacia atrás y el maquillaje oscuro resaltaba sus ya tan, preciosos ojos.

¿Cómo se las arreglaba esa mujer para ser perfecta con exactamente todo? Lamento ser repetitiva, hermanas, pero es que hay cosas que hay que decirlo, y la belleza de esa mujer es algo que debe enfatizarse siempre que posible.

Me miró de pies a cabeza y volvió a abrir esa sonrisa que me volvía descolocada y sin saber cómo actuar. Olvidé cómo se respiraba por unos segundos cuando la vi venir hacia nosotros con la mirada gatuna fija en mí. Se acercó y me saludó con dos besos en la mejilla. Seguía sonriendo hasta que miró a mi lado y vio a Damien. Luego, sus ojos se posaron en nuestros brazos que estaban dados, por lo que frunció el ceño. Era como si no hubiera notado su presencia hasta ese momento.

— ¿Ya se conocían? — Se apartó un poco para mirarnos bien.

No, lo encontré allí en la puerta, le di mi brazo y entramos aquí como si nada.

— Nos conocimos ayer aquí en tu casa. —me deshice rapidamente de los ácidos pensamientos. —Necesitaba un ayuda con algunas cosas así que Marta le pidió que viniera.

— ¿Cómo está Alba? ¡Vas muy guapa! — Damien le sonrió dulce y tímidamente. — ¿Dónde está Joan? — completó algo nervioso.

Creo que tenía un poco más de intimidad con su marido que con ella. Todavía no estaba segura, no los conocía muy bien, pero de haber preguntado por él, eso fue lo que pareció. O simplemente estaba tratando de sacar el foco de allí porque había notado la cara de pocos amigos que le había dedicado.

— ¡Gracias! También estás muy bien — La rubia tenía una sonrisa automática en el rostro. — Joan bajará pronto.