⏮ ⏯ ⏭ Algo contigo - Alba Reche

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—Nat, Nat... ¿estás... estás bien? — La escuché repetir esto un par de veces con su voz casi desvaneciéndose, mientras sus manos permanecían en mi rostro. Creo que estaba tratando de controlarse para no mostrar lo nerviosa y ansiosa que estaba, pero sabía que estaba cerca de un ataque de ansiedad.

La atraje hacia mí y la apreté en mis brazos. La sentía temblar, así que llevé mi mano a su cabeza y la enterré en mi pecho. Acaricié su cabeza mientras pasaba mis dedos por su espalda y le susurraba al oído que todo ya estaba bien y que no dejaría que nada le pasara y que necesitaba calmarse. Vi por el rabillo del ojo mientras trataba de calmarla, que todos ya estaban alrededor. Algunos intentaban calmar los ánimos de Carlos, Joan y María que en ese momento gritaban mucho e intentaban ir tras el hombre para pegarle, pero él ya había sido detenido por otro grupo de los que estaban con nosotros. Mientras que algunos otros fueran hablar con el personal de seguridad del lugar y que se habían acercado para solucionar el problema cuando vieron el desorden que se había creado. Vi que otros de ellos, que no estaban en el alboroto, querían acercarse a nosotras, pero necesitaba al menos un minuto más a solas con Alba. Al menos hasta que estuviera segura de que se había calmado. Entonces, con la mano que estaba en su espalda, le hice una señal a Marta y Sabela, que estaban viendo toda la escena desde lejos, para que las sostuviera al menos unos segundos más.

—Albi... —Sostuve su rostro con ambas manos, para que pudiera mirarme. Su mirada parecía perdida mientras apartaba la cabeza de mi pecho para responder a mi llamado.

— Albi, escúchame...— Estaba muy aireada y se veía muy preocupada, inspeccionando mi rostro. Detuvo sus ojos sobre mi barbilla y la miró.

—Albi... —llamé una vez más, luego me miró a los ojos.

— ¿Estás bien? ¿Eh? Respóndeme. Siento que no podremos hablar más tarde... — Miré por encima de su cabeza a la gente impaciente que quería acercarse, mientras Marta y Sabela intentaban contenerlos diciendo algo. Alba luego asintió. Ya sentía que no temblaba tanto y seguía el ritmo de mi respiración. Pero ella seguía mirándome con su rostro preocupado y asustado.

—No dejaré que nadie te haga daño, ¿entendido? — Ella asintió con la cabeza.

— ¡Ni yo ni ellos, estoy segura! — indiqué moviendo mi cabeza hacia todos nuestros amigos detrás de ella.

— Intenta calmarte, ¿vale? Por favor. Está todo bien ahora.

— ¡Pero estás herida! — respondió ella con la voz quebrada.

—Estoy bien, créeme. Ese maldito se llevó la peor. No te preocupes por mí, ¿me oyes? —Ella asintió una vez más. Pasé mi dedo por su rostro y sonreí para mostrar seguridad.

— ¡Muy bien! — La atraje hacia mí una vez más, le di un beso en la frente y hablé con mi boca aún contra ella. — Llamaré al personal, ¿vale? ¡Deben de estar preocupados! — le advertí. Mientras ella confirmaba, miré a la gente y asentí con la cabeza a Sabela y Marta que se acercaron, seguidas de todos los demás.

Marta fue la primera en tirar de mí para mirarme la cara, al parecer el hijo de puta había logrado golpearme de lleno en la barbilla, pero en ese momento no sentía nada, a pesar de la cara de preocupación que vi en todos. Lo que realmente me dolía era la mano. Esperaba que el daño que le hice a su cara fuera compatible con el dolor que estaba sintiendo. Mientras intentaba calmar a Alba, jugué duro, pero ahora que ya no estaba, no tenía motivos para fingir.

De hecho, ella no estaba cerca, porque Carlos, que fue el primero en acercarse, incluso antes de Joan, la abrazó y la llevó al otro lado. En general, todos estaban muy preocupados por las dos una vez que se enteraron de lo que realmente sucedió. En cuanto vinieron a ver cómo yo estaba, se acercaron a ella, y viceversa. Unos minutos después logré convencer a todos de que estaba bien, y creo que Alba también. El festival había vuelto a la normalidad, después de todo había sido solo una pelea que había sucedido allí, a los ojos de todos, algo que pasa en cualquier fiesta. Pero nosotros sabíamos que no fue solo eso, habia sido un acoso y amenaza de abuso sexual. Así que Joan y Dave, después de asegurarse de que todo estaba realmente bien y de que todos los ánimos se calmaran, fueron al puesto de seguridad para presentar una queja contra el hombre, para que se pudieran hacer los arreglos.

Sentiment Ètrange - Las canciones que te hacen en mi | ALBALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora