Me desperté muy cansada el miércoles y me fui a trabajar. Todo lo que pensé que había descansado el día anterior en realidad no había sido nada, mi cuerpo aún estaba pesado por la fatiga. Llegué a la empresa y casi corrí a la presidencia. Quería ver a Marta, la extrañaba a ella y a todos. Ella también parecía extrañarme, porque me recibió con una fiesta y con una emoción que solo podía esperar de ella. De ella y de las chicas, por supuesto, pero a estos no pude encontrar hasta más tarde. Después de abrazarnos y tener nuestra moderada celebración de reencuentro, mientras le contaba todo lo que podía recordar que valía y que podía ser contada sobre el viaje en ese momento, me dijo que Alba había llamado para avisar que llegaría más tarde.
Y llegó realmente más tarde, después del almuerzo. Como no sabíamos exactamente a qué hora llegaría, terminamos por no bajar a almorzar con las chicas como habíamos acordado, así que dejamos la reunión para después del horario laboral. A algunos incluso me encontraría antes en la reunión de emergencia esa tarde. La noche anterior, Alba me había enviado un correo electrónico corporativo pidiéndome que convocara una reunión con algunas de las personas que participaron en la creación del anuncio en el que estaba trabajando, y algunos otros miembros de la junta ejecutiva. Pensé que tenía algo que ver con lo que hicimos en el viaje sobre el contrato que no se cerró, porque de lo contrario se lo habría pedido a Marta y no a mí. Así que hice lo que me dijo y envié un e-mail a todos.
Entró en la recepción y nos pasó sin decir una palabra. A viejos lugares, viejos hábitos. Al pasar junto a la puerta, regresó y llamó a Marta con un tono de voz totalmente frío y distante. Alba era totalmente diferente a cómo se había quedado los últimos días en Las Vegas. De hecho, desde que subimos al avión de regreso a casa había estado rara. Marta la siguió sin decir nada y pocos minutos después ya estaba de regreso.
— ¿Está todo bien con ella, Marta? — No sabía por qué, pero algo en su actitud me preocupaba.
"Eso creo" se encogió de hombros y asintió.
— Me acaba de pedir que haga algunas llamadas y organice una cena... con Miriam — En cuanto dijo eso, mientras se sentaba, me miró. Creo que esperaba alguna reacción mía, lo cual no sucedió.
— Mu extraño después de todo lo que pasó aquí ese día. Pensé que Alba no iría a buscarla más, estaba tan segura. Pero aparentemente vuelve a ser como antes — Siguió mirándome, pero tardé un rato en reaccionar.
— Pero, no lo sé... pensándolo bien, está bastante rara. Más de lo habitual en el caso.
— ¿Cena... con Miriam? — logré reaccionar algún tiempo después.
¿Por qué cenar con Miriam ahora... No estaba loca? ¿Y por qué no hizo la llamada ella misma, lejos de aquí? ¿No sabías que de alguna manera me enteraría, que Marta no me lo diría?
Además, ¿de verdad pensaba que algo iba a cambiar, que Alba iba a dejar de hacer las cosas que siempre hizo? ¿Por qué lo haría?
— ¡Sí! — Marta me espanbiló de mis pensamientos. —... la loca que entró a la sala como un huracán ese día, ¿no te acuerdas?
Oye, ¿qué tú también la llamas loca?
— Sí, lo recuerdo... — Lo recuerdo bien, simplemente no lo creo.
— Entonces, ella — miraba la agenda que iba a revisar todas las mañanas a primera hora con Alba. Buscaba algo, creo que el número de Miriam.
¿Y por qué no le facilitó el trabajo y no le dio el número? ¿Sería una cena de negocios?
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Sentiment Ètrange - Las canciones que te hacen en mi | ALBALIA
FanfictionElla no se había fijado en mí, pero yo sí me había fijado en ella, de hecho, estaba completamente asfixiada por su presencia. Entonces, un calor se apoderó de mi cuerpo. ≼Que extraña sensación.≽ ...