Sentiment Ètrange - Las canciones que te hacen en mi | ALBALIA

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Alba llevaba un rato mirándome con esa mirada intensa y pérdida. Creo que el alcohol definitivamente la estaba afectando, incluso parecía reírse sola y de sí misma. Aunque, bueno, yo también la estaba mirando. De hecho, nos habíamos estado mirando mientras 'fingíamos' bailar.

¿Era en esto lo que estaba pensando? Que tan extraña debería ser esa situación y por qué yo la miraba a ella de esa manera...

Es que esa mirada suya me perdía, me prendía, me soltaba y me atraía de vuelta en cuestión de segundos. Verse reflejada en ese ámbar otra vez era indescriptible. Espero que todas vosotras puedan algún día disfrutar de esta sensación, o algo similar a lo que les describo, porque si no, todas y cada una de las palabras que digo sobre esta experiencia se vuelven vacías.

No tenía idea de lo que podría estar pensando, pero solo tenía una cosa en mente: o nos íbamos en ese momento o no podía asumir la responsabilidad de mis acciones si nos mirábamos fijamente por más tiempo. Estaba tratando a toda costa de no mirar su boca, esa sonrisa, pero ella no me lo estaba poniendo fácil, debo decir. Tal vez la idea del festival de cerveza no fue muy buena al final. El alcohol, hace cosas. La gravedad iba tirando de nosotras más y más fuerte... cómo controlar algo de esta magnitud?

Una melodía que me pareció muy familiar comenzó a sonar y ella vino a hablarme al oído. Pero luego no pude prestar atención ni a la canción ni a lo que decía. Un escalofrío que casi me hizo caer de rodillas recorrió todo mi cuerpo, y creo que ella lo notó porque soltó una carcajada que me despertó.

— Nat... ¿esa no es tu canción?

Entonces, de repente, estaba consciente otra vez. 'Tarántula' en una versión remezclada sonaba a todo volumen, y todos bailaban y saltaban mirándome y saludándome. y cuando miré a la Dj, ella me guiñó un ojo y sonrió de soslayo. Bueno, ella me había reconocido. Y digamos que me dio algo de vergüenza, y más cuando la risa de Alba se hizo presente una vez más.

— ¿Ahora te da vergüenza que mujeres hermosas coqueteen contigo? — Me habló al oído de nuevo.

Sabía muy bien lo que provocaba al hablarme así. Entonces, con la excusa de hablar más de cerca, envolví mi mano alrededor de su cintura y la acerqué lo más que pude para hablarle al oído también.

— Eso depende de la mujer. Esa ni siquiera se acerca a avergonzarme... por otro lado, hay otras... — Entonces apreté mi agarre en su cintura y sentí que ella contuvo el aliento. Luego fue mi turno de reír y empezamos a bailar. Después de todo, era mi música la que sonaba en ese lugar, con docenas de personas cantando a todo pulmón.

Cuando terminó la canción, le dije a Alba que saludaría a la DJ y que volvería enseguida. Hablamos unos minutos, le di las gracias por tocar mi música, intercambiamos ideas y cuando miré para un lado automáticamente, buscando a Alba, vi que el chico se había acercado a ella nuevamente y hablaban muy cerca el uno del otro. Eso me molestó.

¿Celos? ¿Es en serio?

Ese juego, o lo que fuera, se estaba volviendo peligroso y tenía que parar. No podía permitirme eso. Así que en el tercer intento de la DJ de que fuéramos a algún lugar a charlar un rato, le dije que tenía que volver, que mi novia me estaba esperando. Simplemente no dije que no era la rubia con la que estaba. Incluso bromeó sobre hacer un trío, porque éramos las dos muy guapas, y yo con toda cortesía y buen humor lo negué y me despedí de ella.

— Alba, creo que será mejor que nos vayamos. — Llegué a donde estaban, interrumpiendo la conversación. — Tienes que llevarnos vivas... — Entonces miré el vaso de cerveza que aún tenía en sus manos.