Luis alzó su brazo bueno para detenerla pero fue muy tarde. Había sido cosa de segundos o milisegundos. Rosita había estado allí y luego ya no estaba. Ni siquiera sabía que eso podía ser posible.
Tomando una gran bocanada de aire miró el techo del cuarto y se quedó allí semi recostado, el gato de Paco estaba sentado sobre su pecho y sin vergüenza levantaba muy alto su pierna acicalándose.
Luis: De verdad lo arruiné ¿verdad? – Paco junior se lamió las garras y por fin le miró.
Paco junior: Miau.
Luis: (arrugando la nariz) Ni siquiera estoy seguro de que iba a decirle ¿Lo siento? ¿Lo siento mucho? ¿Lo siento mucho, mucho?
Luis suspiró. No podía creer que estuviera hablando con un gato. No podía creer tampoco que hubiese arruinado la oportunidad de arreglar las cosas. Ni siquiera había estado preparado ¿Cómo iba a imaginar que Rosita entraría en su cuarto después de... eso? No lo había hecho ni una sola vez. Ni siquiera cuando Paco hizo un cine en el cuarto para subirle la moral a Luis. Rosita había rechazado la invitación y Paco se había frustrado – claro, él no sabía lo que había pasado y con lo sobreprotector que era su hermano con ella pues Luis no tenía ganas de contarle.
Lo que había pasado había sido un error.
Estaba enfadado, él mismo se había arrepentido en el momento en que la vio irse corriendo. Ni siquiera sabía bien por qué había dicho todas esas cosas, todo lo que había querido era gritar y acabó descargándose con ella.
Luis sabía que la mayor parte de todo lo que decía cada día eran mentiras. Le agradaba Rosita, era ingenua y rara pero aunque le fascinara el rosa la chica no era como las otras. Y Luis lo había arruinado.
Llevaba una semana y algo condenado a su cuarto, el doctor de la familia había soltado una bomba cuando lo había revisado y él no estaba contento. Luis necesitaría reposo en casa seis semanas y aunque le encantaba dormir y ser mimado ¡No quería estar en cama tanto tiempo! Peor aún, su tío Donald había dejado su trabajo para vigilarlos, Luis no podía respirar sin que su tío se le lanzara encima a cuidarlo y eso era lo que les gustaba a los tres de la mansión Mackpato, allí tenían espacio ahora ya no tenían ni eso.
Hugo, el tranquilo Hugo no había soportado más, esa mañana se había marchado con su mochila de supervivencia a las cuatro am para evitar caer en el huracán Donald. Había mencionado algo de ir a una biblioteca, pasear, hacer algo, lo que fuera pero no iba a quedarse en la mansión. Ya era medio día y todavía no volvía.
Luis parpadeó hacia el gato que había comenzado a pelearse con su propia cola. Con su mano buena jugó con las orejas del felino y éste le mordió un dedo volviéndose completamente loco. ¡PLAF! Acabó cayendo al piso como un gremlin muy peludo.
Luis observó la puerta del balcón entreabierta y meditó. No podía seguir así y... un poco de dolor extra no iba a matarlo.
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Hugo salió de la biblioteca a medio día porque en sábado desgraciadamente solo abrían hasta esa hora. El trillizo rojo se sentó en una banca desmoralizado. No podía volver a la mansión, no tan temprano. Su tío Donald estaba en estado de ebullición y Hugo no quería caer en el ojo de la tormenta. Ya le había pasado un montón de veces cuando era niño y de pensar en todo ese apapacho pendiente éste ya tenía los pelos de punta.
No. Algo tenía que ocurrírsele. Sacando su teléfono echó una mirada a los mensajes. Rosita le había escrito treinta veces y llamado unas cincuenta, lo que hubiese pasado, seguramente Paco estaba herido y Hugo ya no podía ayudar.
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Loubby o Pacosita - "Me gustas"
FanficRosita Vanderquack 😳única nieta de una peligrosa espía retirada, nunca imaginó asistir a una preparatoria normal, no en medio de su entrenamiento y después de que una malvada organización intentase secuestrarla en venganza por el pasado de su abuel...