Preparativos para un desastre.

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La cueva era oscura y el sonido de una gotera hacía eco por todas partes. Un ensordecedor eco atrapado en grandes paredes. Paco se sentía mal, tenía náuseas y un horrible dolor de cabeza, intentaba mover sus extremidades y no lo conseguía. No había podido hacerlo hasta varios días después.

Mayo: Ey... - la chica acercó su dedo a la nariz de Paco y un gemido de alivio brotó de su cuerpo – No puedo creerlo "has vuelto"

Paco no entendió a qué se refería con eso ¿Se había ido a alguna parte?

Un pequeño chorro de agua le cayó en los labios y la chica le inclinó la cabeza para que pudiera beber un poco.

Mayo: Intenta disfrutarla, no es mucha pero destilaré más en cuanto pueda. Debes tener hambre también – atrajo una piedra ahuecada con algo viscoso de color oscuro y sacó un poco con sus dedos para metérselo en la boca.

Paco casi regurgitó y comenzó a toser ¡Esa cosa sabía horrible!

Mayo: Por favor – pidió exhausta – tienes que comer algo o no te curaras. Sé que sabe feo pero es lo único que tenemos ¿entiendes?

¿Qué rayos era esa cosa? ¡Sabía a pesadillas! Mayo volvió a acercar sus dedos y Paco horrorizado cerró la boca mirándola con sumo dolor. No quería comer eso.

Mayo: No seas así – dijo pasándose una mano por la frente sudorosa – es todo lo que he comido estos días, mírame, estoy viva ¿ves?

Paco dudó y mantuvo la boca cerrada. No podía recordar nada ¿dónde estaban? ¿Por qué estaba todo tan oscuro? Si no fuese por el fuego que mantenía Mayo encendido entonces serían tragados por la oscuridad.

Por un momento se le contrajo todo el cuerpo y respiró un grito. Algo le dolía en la espalda... y tenía frío mucho frío ¿qué estaba pasándole?

Otra vez sintió una serie de convulsiones y comenzó a sudar medio retorciendose.

Mayo: Shs, shs, shs – le frotó el pecho y el abdomen con suavidad para dejarle después un paño húmedo sobre la frente – No pasa nada, estarás bien. Vas a estar bien ¿me oyes?

Paco dejó escapar una lágrima porque ni siquiera podía ponerse a sollozar. Se sentía horrible, parecía que todo su cuerpo estaba haciéndose trizas y reconstruyendose.

Mayo: Tranquilo Azul – ella se recostó a su lado para darle calor – No tengas miedo, yo todavía estoy aquí y te prometo voy a devolverte a casa.

Paco le miró medio desenfocado.

¿Lo prometes? – Quiso preguntarle. Ella muy cerca de su rostro como si le hubiese oído asintió con la cabeza y lo beso en los labios.

Mayo: Tienes que dormir – le murmuró muy bajito – cuando despiertes yo seguiré aquí contigo. Yo siempre estoy contigo ¿vale?

Paco quiso asentir pero no pudo así que todavía con profundo dolor cerró los ojos y se durmió.

Cuando Paco despertó se dio cuenta que tenía un brazo alzado y sus dedos tocaban los débiles rayos de luz que entraban por el ventanal.

Era de día.

Confundido se incorporó sobre la cama y sus ojos revolotearon por la habitación. Desde hace un buen tiempo tío Rico les había permitido tener su propio cuarto a cada uno y por alguna razón a Paco todavía le costaba adaptarse.

Paco: Fue solo un sueño – se dijo suspirando aliviado – no estoy en la cueva, estoy en casa.

Se pasó una mano por la frente y se quitó el sudor acumulado. Arrugó la nariz, hacía mucho que no soñaba con eso ¿Por qué ahora sí lo hacía?

Loubby o Pacosita - "Me gustas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora