LIII - Guardián

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Saeran se sentó en la cama y suspiró

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Saeran se sentó en la cama y suspiró.  ¡Erin era tan testaruda como una piedra! O tal vez pudiera ser que la florista tuviera una razón de peso. ¿No quería dormir sola? ¿Tenía miedo? Quizás simplemente no tenía sueño.

Fuera lo que fuera, él no iba a dejar que se tumbara en el suelo.

—Ven.

Dio unas palmadas sobre el colchón. A Erin le empezaron a temblar las manos, temblaban porque temían acercarse a Saeran. Origen de ese temor no era el miedo, pues para ella Saeran era como un guardián alado, un ángel malhumorado que adoraba las flores.

Entonces los ojos azules de Saeran alzaron vuelo, surcando el mundo gris de Erin, reparando en que las hermosas manos de la chica, esas que sembraban vida, se sacudían. Por eso Erin las entrelazó y acudió de inmediato a sentarse en la esquina de la cama.

—¿Qué es lo que te pasa? ¿Tienes miedo de algo?

Una pregunta tajante, certera cómo la flecha de Aquiles. ¿Miedo? ¿Miedo de qué? La castaña pasó saliva mientras caviló en silencio.

—Sí... Un poco.

No era miedo, eso lo sabía con total seguridad. Pero tampoco tenía una respuesta acertada, pues no sabía lo que le pasaba.

De modo qué, ¿por qué mentía?

—Cuando era pequeño me daba miedo dormir solo. Pensaba que mi madre iba a despertarse y que vendría a pegarme. —Confesó con tono amargo—. Pero Saeyoung estaba allí. Mi hermano se dormía conmigo, y era como mi ángel de la guarda. Cuando él estaba, mi madre no se acercaba.

La señorita se sentía perdida; perdida en un vórtice de emociones. Por un lado, le dolía el pecho. La infancia de Saeran había sido muy dura, demasiado para un niño pequeño. Por el otro, se sentía feliz. Por primera vez el albino hablaba de sí mismo, de sus recuerdos más escondidos. Le abría el corazón a ella, que era su más sano refugio.

—Por eso, si tú quieres... Yo seré tu guardián.

 Yo seré tu guardián

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El amor a través de ti - Mystic MessengerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora