La castaña le condujo al interior de la pequeña floristería. La sensación que Saeran había tenido al principio no tenía nada que ver con lo que percibía en aquellos momentos. Un agradable olor floral, mezclado con menta y esencia de lavanda. No sólo el exquisito aroma cautivó al albino, sino el hermoso paisaje colorido que escondía aquel pequeño establecimiento. El decorado de madera blanca hacía que cualquier ramo o maceta de flores destacara como si fuera la guinda de un pastel. Las grandes cristaleras permitían que entrara una gran cantidad de luz, y le daban amplitud al pequeño local.
Era un bello lugar, pero extraño. Aquella floristería era peculiar, y se debía al orden cromático de sus flores. Ordenadas por escala de color, sin importar la especie. Las rosas rojas estaban con las amapolas, los tulipanes con las clivias y el jazmín naranja. Los helechos, el aloe vera y las fittonias también estaban juntas, a pesar de no tener nada que ver. Las calas, flores de cerezo y hortensias compartían un espacio común que a simple vista, no debían tener. Era un caos hermoso, pero no dejaba de ser un alboroto floral.
—¿Te gusta? —Preguntó con dulzura —. Tu hermano me ha dicho que te gustan mucho las flores.
—No está mal. —Respondió vagamente. —Es pequeña.
Erin observó con detenimiento los gestos del muchacho, que no dejaba de escanear el lugar. Su hermano le había dicho que era un chico tímido y desconfiado, nada que ver con lo que pudiera parecer. Erin pensó que ese aspecto de macarra tatuado y esa mirada asesina no le permitían decir lo que pensaba verdaderamente.
No sólo era una tienda pequeña, sino que era un desorden de variedades. Saeran detestaba el desorden. Por encima de cualquier cosa, sentirse observado todo el tiempo era asfixiante, le ponía enfermo. No podía evitarlo, cuando ella le miraba con tanta bondad se sentía extraño.
Quería que Erin dejara de mirarle.
—Los pedidos llegan los miércoles. —dijo ella, ya dispuesta tras el mostrador—. Abrimos a las nueve, así que es suficiente con que llegues media hora antes para ponerte el delantal y rociar los crisantemos, los alhelíes y las hortensias. Esas...
Saeran la interrumpió. No podía soportar más tener esos ojos pardos sumergiéndose en los suyos.
—Necesitan más agua. —La chica asintió contenta, le agradaba que supiera tanto de flores—. ¿Eso es todo?
—¡Oh, no! Como te decía, los miércoles entran los pedidos. Las flores llegan bien protegidas, organizadas por variedad.
«Como tiene que ser» pensó Saeran.
—Necesito que las separes y les pongas una etiqueta de color.
El muchacho la miró sorprendido, y algo molesto. ¿Qué había dicho?
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El amor a través de ti - Mystic Messenger
FanfictionSaeran adora las flores. Erin tiene una floristería. La nueva vida del chico comienza cuando su hermano decide buscarle un trabajo en un lugar que le guste, un lugar repleto de plantas y árboles en flor. •Mystic Messenger FanFiction• Unknown/Ray/S...