LXXIV - La tormenta siempre vuelve

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Entró en la sala de estar a ciegas, intentando no hacer ruido

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Entró en la sala de estar a ciegas, intentando no hacer ruido. No había luz, salvo la que emitía la pantalla del teléfono de Saeyoung.

—Enciende la luz, no te vayas a hacer daño.

Melissa siseó. Saeran se había quedado dormido y no deseaba despertarle. Todavía desconocía que le había provocado de un nuevo episodio, pero sin duda lo que más necesitaba en esos momentos era descansar.

—¿Qué crees que habrá pasado? —Le preguntó en un susurro.

—No tengo la más ligera idea —chasqueó la lengua—, pero mañana mismo llamaré a Erin.

—No lo hagas. Tal vez han peleado, y necesitan tiempo para solucionarlo ellos solos.

Saeyoung no pudo ocultar una mueca de disgusto.

—No lo digo por nada, Seven. —añadió—. Pero debes dejar que sean ellos quienes lo solucionen. No puedes ir detrás de tu hermano para siempre.

—La tormenta siempre vuelve, Mel. —gruñó—. No está bien. No se ha tomado las pastillas. Por eso ha entrado en ese estado. ¿Y si ya no vuelve a estabilizarse?

—Estás adelántandote a las cosas. Ha sido un día duro, deberías descansar un poco. Vámonos a dormir también. -susurró ella.

—Ve tú si quieres. —dijo Saeyoung, en un hilo de voz—. Prefiero quedarme con él esta noche.

Melissa suspiró. Sabía que Saeyoung no iba a pegar ojo en toda la noche. Y si no fuera porque Saeran se había quedado dormido en el sofá después de tanto alboroto, les haría ir a la cama a los dos.

—Muy bien. Te traeré una manta.

—Gracias.

—Gracias

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El amor a través de ti - Mystic MessengerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora