X - Rosas rojas

1.5K 242 64
                                    

Por algún motivo, la sonrisa de Erin había desaparecido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Por algún motivo, la sonrisa de Erin había desaparecido. Estaba acostumbrada a curvar las comisuras de sus labios y dedicar miradas amables a cualquier persona cerca de ella, pero en esos instantes era incapaz de continuar haciéndolo.

Los ojos de Saeran escondían una oscuridad aterradora, tanto dolor oculto tras esos iris de un color desconocido para ella. La castaña se preguntaba cómo era posible, si lucía como un ángel malhumorado.

Erin se vio obligada a dejar de pensar en él cuando un cliente entró en la floristería. Era un nombre adulto, trajeado y con una mirada penetrante.

—He oído que prepara ramos personalizados.

—Así es. —Se obligó a sonreír—. ¿Qué tipo de ramo está buscando?

—Rosas rojas. Es un clásico, pero pienso que será lo más acertado.

—Entiendo, lo tiene muy claro. —dijo ella, manteniendo ese perfil amable—. Voy a buscar las flores y lo preparamos, así puede elegir cómo lo quiere.

—Muy bien.

Rodeó el mostrador y fue en busca de las flores rojas que precisaba para el buen señor.

Regresó con un hermoso ramo de rosas. El señor la miró confundido, y no dudó en intervenir antes de que comenzara a armar el ramo.

—Disculpe, le había pedido rosas rojas. —Erin miró sus flores, contrariada—. Las que tiene en la mano son rosas. Tengo prisa, si pudiera...

—¡Qué cabeza, disculpe! Enseguida le traigo las rosas rojas.

Erin volvió a salir de detrás del mostrador para dar con las flores correctas, aunque estaba segura de haber leído bien la etiqueta de color.

Saeran, entre tanto, no dejaba de darle vueltas al asunto. «¿Por qué se enfada conmigo?» pensó el albino. Lo único que había hecho era proteger a las flores del maltrato de aquellos niños. No era justo que él tuviera que darle la cara a aquellos ojos llenos de decepción mientras aquellos gamberros se iban de rositas.

Malditos críos y sus fechorías.

Unos gritos le sacaron de sus pensamientos. Abandonó la trastienda para dirigirse a la floristería, de donde provenían aquellas voces enfadadas.

—¡Mire, es la segunda vez! ¡Le he dicho que tengo prisa, y vuelve con unas flores que no son!

—Lo siento mucho, señor. —Agachó la cabeza—. No sé qué ha podido pasar

—¿Es una broma?

Esta vez estaba segura de haberlas sacado del lugar etiquetado como rojo. El hombre rugía y Erin contemplaba las flores en escala de gris sin poder hacer nada.

 El hombre rugía y Erin contemplaba las flores en escala de gris sin poder hacer nada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El amor a través de ti - Mystic MessengerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora