Saeran pulverizaba con agua destilada las hojas de los helechos de la pequeña floristería tras haber regado los bonsai. Erin barría los suelos, asegurándose de que no quedaran restos de tierra u hojas antes de la apertura.
El albino había escuchado atentamente todas y cada una de las tareas que tenía que realizar. De vez en cuando se reía del entusiasmo de la dueña, y eso no parecía molestarla especialmente. Ninguna de sus ocupaciones era especialmente difícil, y eso era lo mejor de aquel trabajo.
En cuanto recibiera su primera mensualidad podría buscar un apartamento cerca de allí y mudarse. Su hermano necesitaba intimidad y él, en cambio, tranquilidad.
—¡Saeran, Saeran!
El muchacho se giró alterado porque la castaña se acercaba dando gritos.
—¿Qué pasa?
La chica llegó hasta él, agitando los brazos en el aire y con un nerviosismo palpable.
—He olvidado decirte que... —Observó con detenimiento el pulverizador que el chico tenía en las manos—. Creí que no sabías que había que usar agua destilada. ¡Pero mira, la tienes en la mano!
La muchacha empezó a sonreír, y eso no pasó desapercibido para el ojiazul.
—¿Era eso? —Bramó furioso—. ¡Has venido gritándome para nada! ¡Me duelen los oídos, tu voz es inaguantable!
La brusquedad que caracterizaba al chico no parecía molestar a Erin, que borró la sonrisa que traía en el rostro sólo para hacer una cosa, disculparse.
—Lo siento por eso. —Juntó las palmas de sus manos y agachó la cabeza—. Mi voz es muy aguda, mis hermanas siempre me lo decían. La próxima vez no gritaré.
—Bien.
—¿No necesitas ayuda? —Preguntó con suavidad—. Ya he terminado de barrer, si quieres podemos hacerlo juntos.
—No, gracias. —Se movió hacia la izquierda y lejos de ella—. Puedes ir a hacer otra cosa, encargada.
—¡Ya veo que te adaptas rápido!
¿Por qué motivo se tomaba las cosas tan bien?
Saeran continuó con su trabajo sin prestarle atención a Erin. Allí, en la pequeña floristería Cryne, él parecía el jefe, y ella la empleada.
—Iré al mostrador entonces. ¡Si necesitas cualquier cosa, no dudes en llamarme!
Saeran observó con el rabillo del ojo como la dueña de la floristería se alejaba dando pequeños saltos, hasta que llegó al mostrador y se quedó detrás de él.
No le quedaban dudas, además de estar ciega, aquella muchacha era medio boba. No era de extrañar que fuera amiga de su hermano, aunque debía darle las gracias. Aquel era un trabajo sencillo y con un buen sueldo.
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El amor a través de ti - Mystic Messenger
FanfictionSaeran adora las flores. Erin tiene una floristería. La nueva vida del chico comienza cuando su hermano decide buscarle un trabajo en un lugar que le guste, un lugar repleto de plantas y árboles en flor. •Mystic Messenger FanFiction• Unknown/Ray/S...