El albino inspeccionaba el escaparate de la pequeña floristería con sus ojos claros e indecisos. No se había equivocado, aquella era la dirección que Saeyoung le había dado. Un pequeño establecimiento, cerca del centro de la ciudad.
Tenía la impresión de que no iba a durar mucho en aquel lugar.
Una muchacha salió de la tienda antes de que se armara de valor para entrar. Dejó una maceta con lirios al pie de la puerta y se volvió hacia él. Los orbes marrones y límpidos de ella se posaron sobre los azules de él, que adoptó una postura beligerante en respuesta, un acción que ni siquiera desestabilizó a la castaña. La chica se sacudió las manos en el delantal y esbozó una sonrisa para el visitante.
—Debes ser Saeran, ¿verdad?
—Sí.
—Te estaba esperando. Soy Erin, encantada. —Extendió su sonrisa—. Vamos, ven. —Cerró la puerta de cristal y avanzó por la izquierda, rumbo al callejón—. Te enseñaré la tienda y te explicaré qué necesito que hagas, ¿bien?
—Sí.
La fémina notó enseguida que Saeran era un chico de pocas palabras, tal y como su hermano había dicho que era. Se fijó también en que, salvo por la intensidad de su cabello, era idéntico a Saeyoung, no por nada eran gemelos.
Cerró la puerta trasera cuando ambos entraron. Le enseñó la trastienda, que no era verdaderamente grande, y se agachó frente a una estantería metálica, a buscar un delantal para Saeran. Sacó tres diferentes, doblados uno encima de otro, sin ni una sola arruga visible. Se quedó examinándolos pensativa, como si estuviera decidiendo cuál de ellos iba a elegir para el nuevo trabajador de la floristería. El albino se preguntaba qué estaba haciendo.
—Yo llevo uno rosa, ¿no? —Parecía hablar consigo misma. —Debería darte el azul a ti.
Continuaba con la vista fija en las telas, sin hacer un solo movimiento. Pasó los dedos por los delantales, lo cierto es que parecía buscar algo en ellos. Desafortunadamente, no lo encontró.
—Cuando mis hermanas llevaban la tienda conmigo, cada una llevaba un delantal de un color. —Se decantó por uno. —Por cada color de una rosa.
Lo cierto es que al chico no le importaba en lo más mínimo.
—No quiero el azul. Las rosas azules...
La chica levantó las manos de la tela que estaba tocando.
—¿Y cual quieres? ¿Este?
Tomó el que estaba debajo. Le había dado el azul.
—Ese es justamente el que no. —Replicó con amargura. Pensó que Erin se estaba riendo de él.
—Perdón, es que todos lucen iguales. —Apartó el delantal azul—. Mejor elige tú el que más te guste, ¿vale?
Y de pronto se sumergió la armonía de sus ojos sin darse cuenta.
—Bien.
La muchacha se apartó para que pudiera coger el que quisiera y observó en silencio. Saeran tomó una de las telas al azar, sin preocuparse por la tonalidad. Mientras no fuera azul, era suficiente. De todas formas, dudaba mucho que fuera a aguantar allí más de una semana. Además, por la forma tan dulce de actuar de la chica, estaba convencido de que no iban a llevarse bien.
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El amor a través de ti - Mystic Messenger
FanfictionSaeran adora las flores. Erin tiene una floristería. La nueva vida del chico comienza cuando su hermano decide buscarle un trabajo en un lugar que le guste, un lugar repleto de plantas y árboles en flor. •Mystic Messenger FanFiction• Unknown/Ray/S...