LXXVI - Irracional

324 38 8
                                    

El timbre sonó repetidas veces

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El timbre sonó repetidas veces. La persona que llamaba no tenía paciencia alguna y Saeyoung menos. Estaba trabajando desde la sala de estar, en una videoconferencia con el equipo de la empresa y tuvo que aguantarse las ganas de gritar.

Melissa abrió la puerta casi de inmediato, y al ver quien llamaba con tanta insistencia casi se le escapa un grito.

—¿Está Saeran? —preguntó en un hilo de voz.

Melissa no supo qué hacer. Prefería no tomar acción directa en los asuntos que repercutían sobre Saeran.

Saeyoung no solía ser muy razonable cuando se trataba de él. Principalmente porque no era capaz de perdonarse el infierno por el que su hermano pasó cuando le dejó atrás.

—Necesito verle.

—Dame un momento.

Melissa cerró la puerta con suavidad y fue a la sala de estar, donde Saeyoung levantaba las cejas y los brazos al cielo. Al ver a Melissa silenció su micrófono, pero continuó asintiendo con la cabeza.

—Erin está aquí.

Asintió. Y justo entonces procesó las palabras de Melissa.

—¿Qué?

—Necesita ver a Saeran.

Saeyoung negó con la cabeza.

—¡Al diablo! —Se arrancó los auriculares de la cabeza y cerró el portátil—. ¿Qué le has dicho?

—Nada. Que me diera un momento. No sabía muy bien qué decirle.

Saeyoung inspiró profundamente.

—Muy bien. Ya me ocupo yo.

Melissa le dirigió una mirada de lástima. Ya sabía lo que pensaba al respecto, pero su hermano era lo más importante y no cambiaría de opinión.

Atravesó el pasillo de la entrada y abrió la puerta para encarar a Erin. Se le encogió el corazón cuando la vio con unas ojeras kilométricas y actitud ansiosa.

—Lo lamento Erin, pero será mejor que vuelvas en otro momento.

—Por favor Saeyoung. Solo será un momento. —insistió ella—. Hace días que no sé nada de él. Estoy sola en la floristería, pero eso es lo que menos me importa. Tenemos que terminar la conversación que tuvimos la última vez... —bajó la mirada—. Solamente quiero saber que está bien.

Saeyoung no se movió ni un centímetro. Bloqueaba todo el hueco de la puerta.

—Lo siento. De verdad. Vuelve otro día.

Cerró la puerta a cal y canto. Erin se enjugó las lágrimas y no tuvo más remedio que marcharse.

 Erin se enjugó las lágrimas y no tuvo más remedio que marcharse

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El amor a través de ti - Mystic MessengerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora