XIX - Como la luz y la oscuridad

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La mujer se plantó delante del mostrador y examinó inquisitiva el interior floral de la tienda

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La mujer se plantó delante del mostrador y examinó inquisitiva el interior floral de la tienda. Con una mueca de disgusto, se cruzó de brazos y miró al albino, que ni siquiera le había dado la bienvenida a la floristería.

—Con este aspecto tan ordinario doy por hecho que la floristería sigue a su cargo. —Espetó. Sus ojos eran grises, diferentes a los hermosos marrones de Erin—. ¿Por casualidad sabes dónde está ella? No me coge el teléfono.

Lo supo desde el primer momento en que la vio, aquella chica no era trigo limpio. Ahora que hablaba así del negocio de su jefa, lo confirmaba.

La floristería de Erin no tenía un aspecto ordinario. Era un bello caos, colorido y alegre. Como ella.

—Disculpa —Saeran levantó la cabeza—, ¿quién eres?

—Madison Cryne. Soy la hermana de Erin, la dueña de la floristería. Porque lo sigue siendo, ¿no?

—Así es.

—Que lástima. —Se atusó el cabello, y a pesar de decir aquello, no sentía pena alguna—. ¿Cómo puedo contactar con ella?

—Ni idea.

—¿Cómo dices? —Fue entonces cuando le miró de arriba a abajo. Sus cabellos teñidos, su brazo tatuado y sus ojeras kilométricas—, dios santo, esta chica debe haberse quedado ciega del todo. —Saeran le dedicó una mirada furtiva—. Mira que contratar a alguien... así. —Musitó. Tuvo suerte de que el chico no lo escuchó.

Como dos gotas de agua, y a la vez como si una fuera el día y la otra la noche.

—Si no va a comprar nada, ya puede irse.

—Descuida, cada segundo aquí es tiempo perdido. —Contestó con la lengua afilada—. Cuando la veas, dile que me llame. Aquel asunto pendiente no puede esperar más.

Se dio la vuelta contoneando las caderas y abandonó la floristería sin esperar una respuesta por parte de Saeran, que probablemente no llegaría.

Aquella Madison era una harpía presumida. ¿Cómo podían parecerse tanto, y a la vez ser tan diferentes? Erin era un ser de luz, una muchacha amable y bondadosa. Aquella mujer era un diablo disfrazado.

De cualquier forma, ya se había ido. Y aquel "asunto pendiente" no tenía nada que ver con él.

 Y aquel "asunto pendiente" no tenía nada que ver con él

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El amor a través de ti - Mystic MessengerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora