LXXVII - Una y otra

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Una, dos, tres veces

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Una, dos, tres veces.

Erin volvió a casa de Saeyoung al día siguiente, y al siguiente de ese, y al posterior. Saeyoung no la dejó ver a Saeran. No llegó a atravesar el marco de la puerta.

Cada vez que Saeran escuchaba el timbre, no se imaginaba quién estaba detrás. No salía de su habitación, pero a veces, solo a veces, el ligero aroma de las flores le llegaba cuando pasaba cerca del recibidor.

Nunca siguió ese olor.

Y Erin nunca dejó de intentarlo. Una mañana, Saeyoung tuvo que salir de emergencia. Sabía que la castaña acudiría, como llevaba haciendo unos días. Pero él no podía arriesgarse a que su hermano empeorara. En esos momentos, Erin era como un disparador. El disparador de su malestar. Así que Saeyoung se fue pero dejando a Melissa al cargo. Con órdenes estrictas de no dejar pasar a Erin.

De modo que el timbre sonó, como cada día. Salvo que esta vez los ojos otoñales de Erin no se enfrentaron a los dorqdos de Saeyoung, sino que se toparon con los de Melissa.

No encontró más que pena y compasión en ellos.

—Necesito verle. Por favor.

—No puedo tomar esa decisión, Erin. Lo lamento.

—He vuelto cada día esperando poder verle un instante. Tan solo un momento. —dijo en un hilo de voz—. Por favor, Melissa. Solo te pido un instante.

Un largo suspiro por parte de Erin llenó el recibidor.

—Saeyoung no quiere separaros. Solamente quiere que Saeran se recupere y decida en qué momento afrontar las cosas. —dijo serena—. Y por mucho que quiera ayudarte, no puedo traicionar la confianza de Saeyoung.

Erin se tragó toda la tristeza y la frustración que sentía en esos momentos. Sin dejar nada.

—Lo entiendo.

Se dio media vuelta y recorrió el rellano vació que tantos días había caminado en vano.

Solo que esta vez, Saeran reconoció el aroma floral antes de que Melissa terminara de impedirle la entrada. Esta vez, Saeran había entendido.

Había entendido la melancolía y la tristeza que ese olor había cargado, tantos y tantos días.

Había entendido la melancolía y la tristeza que ese olor había cargado, tantos y tantos días

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El amor a través de ti - Mystic MessengerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora