Era su segundo día, aunque ya se había acostumbrado al interior de la tienda, organizado por colores. En su primer enfrentamiento a la jornada laboral, no tuvo ningún complicación. La tienda recibió más clientes de los que en un principio habría imaginado, pero tratar con ellos era un asunto del que se encargaba Erin. Empezaba a entender porqué sonreía con tanta facilidad.
Estaba a punto de terminar de dejar algunas plantas de pared cuando escuchó unos pasos en su dirección.
—Puedes dejarlo ya. ¡Buen trabajo! —dijo ella, alegremente.
Saeran rodó los ojos. Erin hacía eso constantemente, le alentaba y le felicitaba por su trabajo, sin importar lo sencillo que fuera. El ojiazul sabía que no era para tanto, que esas palabras probablemente eran solo eso, sonidos sin verdad en ellos. Al principio le molestaba, sin embargo ahora le era indiferente. No era desagradable.
Enrolló la manguera y se alejó de la castaña, a pesar de que se había acercado para hablar con él. Saeran prefería concentrarse en su trabajo y tratar lo menos posible con ella.
—Ven un momento, ven. —Hacía señas con la mano para que el albino se acercara—. ¡Mira lo que tengo! —le mostró una tarjeta de identificación con su nombre—, ¿te gusta?
El chico se encogió de hombros. Erin se acercó peligrosamente a Saeran, tanto que su instinto le hizo reaccionar como si fuera un felino, alejándose unos metros. Era como si desconfiase por instinto de las intenciones de la chica.
—Es sólo una tarjeta. —Volvió a acercarse—. Mira te lo pones así y los clientes saben cómo te llamas—. Se la colocó, con la ayuda de una diminuta pinza metálica, colgada del bolsillo de su delantal azul—. Además, ¿no te sientes más profesional con ella? ¡Es tu identidad en la floristería! ¿Qué piensas?
Todo lo que pasaba por la cabeza de Saeran era una sola cuestión: «¿Cómo es que se alegraba tanto por una simple tarjeta?»
Erin era un poco boba.
—¿No te gusta, verdad? —Se alejó un par de pasos—. Lo cierto es que no es para tanto. Me he emocionado por nada... ¡mejor abrimos ya!
Erin se encaminó hacia la puerta de la tienda para abrirla al público, mientras tanto, Saeran la miraba desde lejos, pensando que si era cierto que se había exaltado por nada. No odiaba la tarjeta, sin embargo era una tontería que la llevara, desde que él no era el encargado de atender a los clientes.
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El amor a través de ti - Mystic Messenger
Fiksi PenggemarSaeran adora las flores. Erin tiene una floristería. La nueva vida del chico comienza cuando su hermano decide buscarle un trabajo en un lugar que le guste, un lugar repleto de plantas y árboles en flor. •Mystic Messenger FanFiction• Unknown/Ray/S...