Saeran adora las flores. Erin tiene una floristería.
La nueva vida del chico comienza cuando su hermano decide buscarle un trabajo en un lugar que le guste, un lugar repleto de plantas y árboles en flor.
•Mystic Messenger FanFiction•
Unknown/Ray/S...
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Un día como otro cualquiera en la floristería Lirio del valle. Saeran regaba los helechos. Realmente le gustaba hacerlo.
Erin revisaba las cuentas. Este mes había sido una superación en toda regla. Las ventas se habían disparado. No había motivos para creer que seguirían manteniendo ese nivel, pero sin duda se respiraba otro ambiente en la floristería.
Y todo gracias a Saeran. Cuando le vio por primera vez, no supo decir que tenía de especial. Pero era como si supiera —lo más sensato es decir que intuía— que algo bondadoso se escondía tras lentillas de color, tatuajes y una cara amarga.
Era irónico. Ella pudo ver en él cosas que los demás no podían. Aún cuando ignoraba los colores.
Así que sin darse cuenta, la joven llevaba más de diez minutos mirando a Saeran. Si decir una palabra, perdida en sus pensamientos.
Sin embargo, desde el punto de vista del joven, la castaña le miraba fijamente. No sabía que estaba pensando porque no le decía nada. De cierto modo, tener su mirada clavada en la nuca no le hacía sentir cómodo.
Pudiera ser que le pusiera más nervioso de lo que quería revelar.
—¿Estoy haciendo algo mal? —preguntó Saeran. —Dímelo si es así.
Se había quedado embobada. Erin se recompuso y respondió que no. Rápidamente se hizo con el papeleo que tenía en el mostrador y huyó a la trastienda. «Serás tonta», pensó. Y de nuevo, sus mejillas se habían tornado rojas. La delataban.
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