Capitulo 29

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Mi Lady también salió de el comedor dejándome sola con el mounstro y la mujer con la muñeca.

- Madre Miranda me abandono, era lo que yo no quería - lloriquea el mounstro - no, no, no, no, no, no, no, no, no - repite - Esto es tu culpa - me acusa.

- Cállate feo, ahora mismo ella debe estar feliz sin ver la peste que eres - respondo con burla.

- No puedo vivir sin el cariño de madre Miranda - vomita.

- Que asco - Donna se levanta de su asiento sosteniendo a la muñeca.

- Suficiente, largo de aquí - digo echandolo de el castillo. Acompaño a la creatura asquerosa asta la salida donde se encuentra mi Lady discutiendo con Heisenberg.

- Acabare contigo - el moustruo me amenaza antes de irse.

- Pues si te genera tanta inseguridad, no entiendo por qué sigues con esa bruja prostituta - escucho a lo lejos.

- Largo de aquí, no volverás a pisar mi castillo - responde mi Lady muy enojada.

- Par de ridículas, regresen adentro y cojan como perras es lo único que saben hacer  - se va después de maldecinos.

- Meribeth, tu qué hacías con Karl en su fábrica.

- Necesitaba saber que es lo que estaba planeando contra Miranda, mi error otra vez fue irme sin decirte, aún así obviamente te negarías tratándose de él.

- Por supuesto que lo hubiera ello, ¿no lo entiendes? ese mugroso no merece tu atención - con un puchero se retira en dirección de el cuarto de baño.

La dejaré a solas por un tiempo, si no quiero ser atravesada por sus garras.

- Eso fue tan dramático como una novela - parece Donna con su muñeca Angie y me hace una seña para que la siga asta la sala principal - Ya se le pasará, se ve que tienen una muy linda relación - la miro con ojos de cachorro regañando - vamos no pongas esa cara, mira te tengo un regalo - Angie me entrega la caja que ya venía sosteniendo desde que llegó.

- ¿Para mí? - miro la caja con los ojos iluminados

- Si, ábrelo - Angie salta emocionada sobre las piernas de Donna.

Abro la caja encontrandome con una muñeca de porcelana parecida a a mi.

Abro la caja encontrandome con una muñeca de porcelana parecida a a mi

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- Gracias es muy linda, ¿tiene vida incluida como Angie?.

- Claro que no, ella está muerta - responde entre risas aterradoras. En cambio yo suspiro melancólica - ¿Que tal si te disculpas con Alcina?.

- ¿Eso calmara su enojo?.

- Lo dudo mucho.

- Es mejor dejarlo así por ahora - dejo a la muñeca de mi sentada en la mesa junto a una nota que deje para mí Lady avisándole que saldré un rato - Debo alertarle a Miranda de Heisenberg, ¿quieres acompañe?.

- Si, la extraño - ambas salimos de el castillo con provisiones que pueden ayudar a Miranda en su embarazo, yo voy guiando a Donna adentrándonos cada vez más al frío bosque, mientras le cuento los detalles de como es que le devolví su hija a Miranda. Está vez no volare ya que mi acompañante es algo lenta - Estoy cansada, ¿no tienes un caballo? - dice Angie pero en verdad es Donna.

- No...- me quedo pensando unos segundos - tengo una idea - después de pronunciar un conjuro me transformo en yegua. Le ofresco asiento a mi acompañante arriba de mi espalda y continuamos el camino a gran velocidad asta llegar a mi antigua cabaña que ahora está ocupada por Miranda, decidió llevar ahí su embarazo por ser una zona tranquila y apartada.

- ¿Donna? - la mujer se encontraba lavando vegetales en el río.

- ¡Madre Miranda! - dice Angie emocionada.

Vuelvo a mi forma humana una vez que Donna baja de encima mio.

- Ya me parecía raro verte por aquí - continua hablando con Donna.

- Quiso verte una vez más, Donna realmente te extraña.

- Me imagino como estará Moreau.

- Él está fatal - rio - Incluso me amenazo de muerte y Heisenberg dijo algo similar pero también quiere acabar contigo.

- No creo que sea muy buena idea decirle eso a una mujer embarazada, ¿no tienes sentido común? - me regaña Angie.

- Al contrario agradezco que lo haga - dice Miranda - conozco el rencor que Heisenberg tiene sobre mi.

- Me veo en la obligación de protegerte, mi parte de el trato no la e completado y no pienso permitir que una rabieta de ese sujeto me lo impida.

- Veo que eres una mujer de palabra Meribeth, también te lo agradezco.

El embarazo que lleva Miranda será arriesgado debido a que no es uno común, quizá tenga muchos dolores que la dejarán agotada conforme vaya creciendo el feto.

°°°

Respiro ondo y agarró valentía para enfrentar a mi Lady, que sorpresa me llegó cuando la veo acostada solo con su lencería mientras fuma de su cigarro. La muñeca que Donna me regaló esta sobre la cómoda junto a la copa de vino.

- Alcina, perdón - digo aún sin apartarme de la puerta que acabo de cerrar atrás de mi.

- Ya no importa Meri, entiendo que todo lo haces por una razón valida es solo que mis celos me ciegan con facilidad - se acomoda sobre la cama mostrandome mucho mejor esa sexi lencería que lleva - Déjame compensarlo querida.

Me sonrojo sin poder dejar de verla.

Ave Del ParaísoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora