Ave Del Paraíso

Capitulo 47

Los problemas por fin se solucionaron, le di lo que quería a Miranda, derrote a Heisenberg y pude recuperar la daga de las flores de la muerte. Ahora que ya no existe algún obstáculo para que pueda completar mi unión con la familia Dimitrescu, estoy dispuesta a comprometerme a seguir manteniendo mi ocupación como hechicera de el castillo y novia de la matriarca.

Muy pronto seremos prometidas, después esposas solo necesito tiempo, pues los magos, hechiceros y brujos esta en contra de nuestra naturaleza relacionarse con otras criaturas sobrenaturales de este mundo pues nuestro destino es vivir solos eternamente sirviendo a la magia.
Y por lo general no somos seres muy sociales.

- Meribeth - mi Lady canturea mi nombre como si su voz acariciara cada letra - Las niñas ya se fueron - dice pícara desde atrás de la puerta de mi habitación.

Dejó a la muñeca Angie junto el cristal de Heisenberg en la comoda y me apresuro a abrir la puerta pero ella ya no está, en cambio hay un camino de pétalos de rosa y la fragancia de su perfume caro por el pasillo.

A Lady Dimitrescu le gusta armar sus juegos de seducción usando todo el castillo cuando las niñas no están. Por supuesto que yo estoy completamente encantada de seguir con su juego descarado.

Camino siguiendo los pétalos al mismo tiempo que me embriago con el perfume. Me encuentro una zapatilla de mi Lady mientras sigo avanzando, la levanto y luego de olfatearla continuo, asta encontrarme con la segunda zapatilla de tacón, las calcetas y el vestido. Voy juntando cada uno de los accesorios.

Me imagino lo que vendrá después.

Encuentro el corset, el sujetador y finalmente las bragas. Las acerco a mi rostro para olfatearlas aspirando el delicioso aroma de mi Lady, la fina tela está empapada.

Abro la puerta que está enfrente de mi ya que es donde termina el camino de flores rojas.

Mi Lady está sobre un sofá dándose duro a ella misma con un dildo de doble cara. Me mira con lujuria llamando a mi nombre una y otra vez entre gemidos.

Me acerco con mis instintos a tope, me coloco frente a su vagina siendo masturbada, le abro las piernas para tener una mejor visión de lo que está haciendo.

- Lady...- digo exitada, se está dando muy duro justo como le gusta sentir en su coño cuando yo sé lo doy.

Interfiero en sus penetraciónes quitandole el juguete para reemplazarlo por mi cara. Sumergiéndome en sus labios con mi lengua metida en ese bello coño, siendo apretada por sus paredes y mi nariz roza en su clítoris con cada movimiento. Me separo y le pido que se ponga de espaldas para ahora undirme en su culo. Con ayuda de mis manos abro sus grandes nalgas y lamo de arriba a abajo desde su vagina a su ano, mi Lady suspira, Me alejo para besar la parte trasera de sus muslos mientras mis manos acarician, aprietan y azotan sus preciosas nalgas, miro atenta su reacción, sintiéndola mover sus caderas, empujando mi cara de nuevo a su centro, frotandome todo su coño.

- Meribeth - gime moviéndose con más fuerza, entonces me sostengo con un  mejor agarre de mis manos en su culazo y abro la boca sacando la lengua humedeciendo con mi saliva toda la magnitud de su vagina.
Meto mi mano entré sus piernas para palmear suavemente su clítoris, ella gime como enloquecida y consumida por el placer asta que logra venirse.

Luego de ese acto me desvisto y me subo al sofa junto a mi Lady, nos acomodamos poniéndonos en cuatro volteando del lado contrario y ella toma el dildo con el que anteriormente estaba divirtiéndose, vuelve a introducirlo en su vagina mientras yo me introdusco el otro extremo. Entonces comenzamos a movernos de adelante hacia atrás follandonos la una a la otra con el juguete de silicona.

- Oh si Lady, te mueves tan sexi - gimo sintiendo sus líquidos mezclarse con los míos cada que nuestros coños siendo penetrados se unen, metiéndose más profundo el dildo doble en nuestras vaginas. El sonido que hace la fricción es tan jodidamente obsceno.

Nuestros cuerpos comienzan a calentarse a tal punto de explotar en un orgasmo delicioso que nos hace gritar al mismo tiempo. Después de unos cuantos movimientos más de caderas nos detenemos.

Nos damos la vuelta para encontrarnos ahora con nuestras lenguas, nos besamos sin cerrar los ojos viendo cómo las tintas de labial se  combinan y manchan gran parte de nuestro rostro en este beso descontrolado y lleno de lujuria.