Capitulo 51

1K 97 10
                                        

Vierto la cenizas en el agua de la bañera dónde está flotando la muñeca Angie.
Cuando el alma de Donna es atrapada por mi magia oscura me apresuro a lanzarla dentro de el agua de la tina con las cenizas de su cuerpo.

- ¿Donna? - digo intentando mirar atraves de el agua blanqueada.

Una mano toma a la muñeca Angie y la unde con ella, seguido sale una Donna buscando oxígeno.

- Beth, ¿por qué me trajiste? - suena más depresiva de lo que suele ser su voz.

- Calma Donna, las niñas te extrañan, al igual que Angie.

La mujer mira a la muñeca que está en sus manos y la abraza.

- Gracias por cuidar de ella, es el último regalo de mi padre - sonrie con nostalgia.

- El estaría feliz de que sigas viva por más años - digo motivandola.

- Lo esta.

- Las familia Dimitrescu estará feliz de verte - con mi ayuda sale de el agua sin soltar a la muñeca, camina con el vestido empapado asta mi habitación donde le presto una toalla para que pueda secarse almenos un poco - Heisenberg ya está muerto por lo que ya no tendrás que preocuparte - digo mostrandole el cristal de el hombre.

- Que pena que allá terminado así - dice mientras vuelve a colocarse el velo en la cara.

- Él se lo busco - miro por la ventana que ya está por amaner - Lo mejor será dormir lo que queda de la noche, nos vemos al amanecer - me despido.

Dejó a Donna a solas con su muñeca para que pueda sentirse cómoda y asimilar lo que acaba de pasar, pues no es fácil tener la mente fría después de volver de la muerte.

Voy a la habitación de mi Lady y abro las puertas lentamente para no hacer mucho ruido.
Subo a la cama dónde sigue mi Lady dormida.

Me acuesto a su lado pegando mi cara a sus suaves pechos e intento conciliar el sueño, pero está siendo muy difícil.

Los hermosos pechos de mi Lady hacen que me desconcentre, me alejo un poco y me acomodo dándole la espalda.

Vuelvo a cerrar los ojos asta el momento me funciona asta que mi Lady me toma de la cintura y jala volviendo a pegar su cuerpo con el mio, está vez sintiendo sus pechos pegados en parte de mi espalda y nuca, mientras mis nalgas quedan presionando en su pelvis.

Incluso dormida hace por darme una recalentada.

Está mujer parece que no quiere descanso, vuelvo a ponerme de frente a ella, al verla compruebo que sigue dormida pues su hermoso rostro está relajado al igual que su respiración.

Mis ojos bajan a mirar el escote en sus pechos que suben y bajan.

Tranquila Meribeth no puedes ponerte así cada que contemplas la belleza de esta reina. Digo para mí misma en mis adentros.

Al final puede ser lo suficientemente fuerte para resistir las provocaciones involuntarias de mi Lady y dormir en la comodidad de su compañía.

°°°

A la llegada de el día los gritos de las niñas fueron los que nos despertaron a mi y a mi Lady.

- ¡Tía Donna!, ¿dónde estabas? - exclamaba Daniela emocionada.

Salgo junto a mi amada después de terminar de ajustarnos el corset.

- Donna cuanto tiempo sin verte por el castillo, bienvenida de nuevo - saluda mi Lady sonriente, después dirige su mirada conmigo. Se agacha a mi altura y susurra en mi oido - Ya se que no estaba de vacaciones, tu magia es extraordinaria querida - besa mi mejilla dejando su beso marcado con el labial.

Sonrío pensando en que no me lávare la cara dentro de unos días asta que el beso de mi Lady desaparesca por si solo.

- Gracias por tu cálida bienvenida Lady Dimitrescu, estamos felices de saber que siempre seremos bienvenidas las Benneviento en tu hogar - responde la muñeca sostenida por Donna.

Las moscas de las hijas Dimitrescu la rodean con sus moscas.

- Niñas vasta, celebremos el regreso de su tía como se debe.

- Si madre - dicen al mismo tiempo tomando su forma habitual.

- ¿Podríamos invitar también a madre Miranda? - pregunta Angie flotando alrededor de Donna como si estuviera imitando las moscas de las hijas de Alcina.

Mi Lady parece pensar muy seriamente en su respuesta - Bien, aún tengo que agradecerle por salvar mi preciosa hechicera - dice acariciando mi cabeza.

- ¿Que paso contigo Beth? - la muñeca comienza a flotar ahora al rededor de mi.

- Te lo contaré más tarde - digo malhumorada al recordar.

Será un reencuentro interesante, pues hace mucho que no se ven reunidas estás tres mujeres después de su separación con Miranda quien ahora ya es feliz cargando a su hija en el vientre.

Ave Del ParaísoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora