Capitulo 35

1.2K 96 7
                                    

Heisenberg mato a Moreau pues la última vez que los ví a ambos estaban por atacarse. Esto lo habrá echo como una forma de amenaza contra mi o contra Miranda.

La mencionada no a opinado nada al respecto, ignora por completo todo lo que ocurre entre sus anteriores sirvientes, su única preocupación es mantener a Eva a salvo.

- ¿Hay algo más que tengas que decirme?, cuenta conmigo.

Me pregunto si su próxima presa será Donna. Ella se ve aterrada, parece que está apunto de tener un colapso nervioso, sabe lo que está pasando con su antes hermano Heisenberg.

La mujer parece pensarlo - Fui perseguida.

Genial ahora el psicópata de Heisenberg ya conoce la ubicación de Miranda.

- ¿Ella lo sabe? - digo refiriéndome a la mujer que está descansando.

- No - niega con su voz tímida.

Miranda se sienta por unos instantes sobre la cama, parecía que diría algo pero solo tomo una vasija para vomitar en esta. Vaya se encuentra muy débil, sería pocos huevos de parte de Heisenberg atacar en estos momentos.

Es tiempo de que ponga una barrera en este lugar.

- También estaré al pendiente de ti Donna, gracias por ayudarme con Miranda.

- Yo creo que eres tú quien nos está ayudando Meribeth, gracias a ti tengo una relación más cercana con Miranda, ya no me mira como su simple servidora o un experimento fallido - habla Angie

No puedo ver la expresión de la mujer que está detrás de la muñeca por el velo pero, se que sonríe.

Al final terminé arreglando sus conflictos familiares o a medias por que hay uno muerto y el otro queriendo matar a sangre fría.

- Nos veremos pronto - me despido de ambas luego de colocar el domo protector, esto impedirá que cualquier atraque llegué a la cabaña y Heisenberg no podrá poner ni un pie adentro.

- Espera, creo que te gustaría conservar esto - Angie me detiene para entregarme el cristal de Moreau.

- Me servirá de adorno.

Que lastima me a dado está criatura fea, bien pudo aceptar a Eva y conformarse con visitar a Miranda como lo hace Donna, pero por su retraso a decidido convertirse en un cristal.

Regreso al castillo entrando por la ventana de el ático, Cassandra está ahí caminando de un lado a otro.

- Beth, por fin te encuentro - se ve alterada - Dile a mi madre que me deje salir.

- ¿Cómo piensas que la convensa?.

- No lo se, seduciendola tal vez.

- Estás cayendo muy bajo Cassandra - me burlo.

- No es justo que Bela y Daniela puedan salir las veces que quieran.

- Es lo mejor para ti, no puedes ir matando a diestra y siniestra cualquier vida que te encuentres solo por placer.

- Es más difícil no hacerlo - me mira de arriba a abajo unos segundos, de inmediato su expresión frustrada cambia a una siniestra - Corre sangre por tus venas, ¿cierto?.

- ¿Si?.

- ¿Que tal si me das un pequeño trago?.

- No creo que sea buena idea.

- Yo tampoco, huele un poco raro pero me da curiosidad, ¿por qué le gusta tanto a madre?.

- Pregúntaselo a ella - estaba por alejarme pero fue demasiado tarde.

Cassandra se lanza sobre mi y muerde mi cuello con una risa retorsida.

- ¿Que cres que haces insecta?, está sangre solo le pertenece a tu mamá - la empujo con fuerza para alejarla.

- ¡Si, si! - dice sin dejar de reír - Sabes dulce Beth.

Estaba apunto de lanzarse sobre mi otra vez pero su madre aparece.

- ¡Cassaaaandraaaa!.

- ¡Lo siento madre!.

- Te prohíbo salir hoy.

Cassandra se retira dispersando sus moscas.

°°°

Añado los pétalos de rosa junto con el perfume al agua de la bañera sin apartar la vista de mi Lady.

Desabotona su vestido y lo deja caer, dejando al descubierto esa ropa interior que siempre logra ponerme. Sigo mirando esperando a que se desnude por completo, sus manos comienzan a desajustar su corset haciendo que me palpite más rápido el corazón y el clítoris.

- Meri estás derramando demasiada loción - me mira de reojo.

Reaccionando algo torpe aparto el resipiente de el producto costoso. O lo que era de el producto pues lo había vaciado todo.

Que vergüenza.

Mi Lady ríe haciéndome sonrojar.

Ya completamente desnuda, camina a propósito con pasos seductores.

Sus pechos rebotando, esa cintura, sus carnosos muslos, esa sukulenta vulva que me encanta devorar apretada entre sus piernas largas. Babeo, la atrapo antes de que pueda entrar en la bañera, manoseo esas piernas, jugueteo con sus nalgas azotandolas levemente para verlas moverse como gelatina.

Reparto algunos besos y mordidas por sus muslos con la intención de acercarme a su entrepierna, me detengo olfateandola, escuchando los suspiros de mi Lady, aspiro ese embriagante aroma que desprende.

Mi lengua se escapa de mis labios y acaricia su clítoris, quería seguir masturbandola con unas mamadas pero ella me detuvo.

Me toma en brazos y nos metió a ambas en la bañera.

El perfume, el agua tibia, los pétalos todo esto convierten el momento en un ambiente tan romántico.

Ave Del ParaísoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora