Capitulo 53

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Estamos viviendo en una casa rentada en la cuidad, en dónde las tres estamos esperando a que el nene de sus primeras pataditas.

Solo han pasado pocos días de no ver a mi Lady pero ya la extraño como si fuera una eternidad, extraño sus besos, su hermosa voz, la curva de su sonrisa, sus ojos dorados, su perfume, absolutamente extraño todo de ella. Pienso mientras miro con detalle una foto de ella que me e llevado antes de salir de el castillo y despedirme, no solo fue la foto también una de sus pantis que e sumergido en mi taza de té.

- Es extraño el entretenido de las personas de la ciudad - dice Angie sacándome de mis pensamientos, Donna preciona los botones de el control remoto de la televisión de pantalla plana.

- ¿Almenos podrías dejar un solo canal?.

- ¿Para que darle solo a uno si existen muchos? - ríe después de decirlo.

- ¿Estamos hablando de lo mismo?.

- Tal vez...

- Diviértete, iré a ver cómo le va a la panzona - me levanto de el sofá e iba a ir camino a dónde esta Miranda.

- ¿A quién llamas panzona? - pero me la encuentro saliendo de la cocina.

- A... la vecina - la mujer ríe y se gira para ir de regreso a la habitación.

Parece que está bien...

Entro en la cocina donde encuentro sobre la barra los pequeños frascos de el medicamento que le han recetado en el hospital.

Lo divertido de estar aquí es la gente pues aunque tenemos solo unos días  ya se han inventado un sin fin de rumores, como que tal vez somos tres mujeres dejadas por el esposo, que Donna y yo provenimos de una secta y tenemos secuestrada a la embarazada para una especie de sacrificio, o que somos un tipo de triángulo amoroso. Este es mayormente dicho por hombres.

Abro los cajones de la alacena y saco unos panes redondos para preparar hamburguesas.

Vuelvo a la sala con Donna, por fin se a decidido que ver en el televisor, es un programa de boxeo.

- Ponte cómoda, están buenos los puñetazos - dice Angie mirando atenta a la pantalla.

Tomo asiento dónde estaba antes dejando el plato con las hamburguesas sobre la pequeña mesa de café, Donna me entrega dos de los cojines redondos y acolchonados de el sofá.

Los tomo sintiendo lo blandos y cómodos que son, undo mi cara en uno de ellos, justo como hago con los pechos de mi Lady, todo me recuerda a ella.

Me pregunto cómo estarán las cosas en el castillo, seguramente Cassandra estará haciendo como siempre de las suyas molestando a mi Lady.

- ¿Beth?, oye es cierto que se llaman cojines pero no por eso te los tienes que cojer - la muñeca se burla al verme aferrada a los objetos.

¿Pues cuanto tiempo llevo así?.

Pasamos el tiempo viendo la tele asta que hubo un momento en que las dos nos quedamos dormidas pues el ambiente en aquella casa es muy tranquilo apesar de estar en la cuidad. El grito de dolor de parte de Miranda nos hizo abrir los ojos, Donna estaba recostada con su cabeza sobre mis piernas y yo seguía con la cara metida en el cojín.

Miranda ya está teniendo las primeras contracciones de el parto. Hemos decidido que el será en la casa para mayor comodidad.

Después de lavar bien mis manos mido la temperatura de el agua que e preparado en la tina de el baño.

Voy dónde están las otras dos mujeres esperando en la habitación.

- Está todo listo - aviso a Miranda.
Me la llevo cargado en brazos asta el cuarto de baño que es donde se llevará acabo el proceso. La depósito dentro de la tina, mientras que Donna entra con las toallas, me agachó junto a ella y le ofresco mis manos para que se pueda sostener. Las está apretando muy fuerte - Vamos sigue pujando - ánimo a Miranda quien se queja de dolor, un dolor que afortunadamente nunca llegaré a sentir. El agua comienza a teñirse de rojo - Donna sostenla un poco. Salgo un momento para tomar los frascos de poción de cura que traje conmigo para cualquier emergencia, es normal que sangre un poco pero ella se está derramando demasiado. Vierto las pociónes en el agua y reviso dentro de el agua que el bebé este saliendo correctamente, su cabeza ya está afuera - Puja un poco más - soy escuchada por Miranda que continúa dando todas sus fuerzas asta que Eva sale por completo de su vientre.

La saco de inmediato de el agua y la entrego a los brazos de su madre quien la mira con tanta felicidad.

Por fin el trato a sido completado.

Ave Del ParaísoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora