Capitulo 37

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Los días siguen pasando con tranquilidad para todas nosotras en el castillo. El tiempo de nieve comenzaba a terminar cambiando a un clima más tropical.

- Voy a extrañar jugar con la nieve - dice Daniela viendo por la ventana.

- Ve el lado bueno, podrás tomar el sol y nadar en la piscina - digo animando a la rubia.

- Nunca pensé que extrañaría el frío - ríe.

Voy a la chimenea y arrojo más combustible al fuego.

- ¿Saldrás hoy? - pregunta mi Lady revisando las nuevas flores que le a encargado al jardinero.

Me alejo de la chimenea y voy a sentarme sobre las piernas de mi Lady, como ella me lo esta indicando.

- Lady ¿tu no sigues sintiendo un apego por Miranda como Donna?.

- Es sierto que solía verla como una mentora y un ejemplo a seguir pero, desde te conocí a ti Meri - acaricia mi rostro - alguien con mucho más poder y capacidad que ella deje de verla de la misma manera - fuma de su cigarro - Además nunca le importamos ni yo y los demás jerarcas realmente - dice con tranquilidad. Sonrio.

Es justo lo que yo le decía anteriormente, es tan satisfactorio el aver logrado hacerla cambiar, yo creí que era imposible pues le era muy fiel a aquella mujer cuervo.

En tu cara Miranda, digo en mis adentros victoriosa.

- Lady Dimitrescu, tiene visita - se acerca una criada sosteniendo una bandeja vacía dónde mi Lady deposita ahí su cigarro.

- Que sea bien venida - vuelve a centrar su atención en mi - Te vestire diferente para la ocasión querida - acaricia mi cabeza.

- ¿Cuál es la ocasión?.

- Serás retratada - sonríe contagiandome.

Mis ojos se iluminan - ¿Junto con todas las Dimitrescu?.

- Así es mi pequeña ave - da un beso corto en mis labios.

Donna se hace presente en compañía de un hombre que carga variedad de telas oscuras.

- ¡Tía Donna! - exclaman emocionadas las hermanas y corren a abrazar a la titiritera.

Hace tiempo que no se veían. Es lindo apreciar el reencuentro.

- Niñas siguan a su tia -

- Si madre - van detrás de la mujer de negro.

- Ve con ellas Meri, Donna se encargará de confeccionar tu nuevo vestido - mi Lady se levanta de su asiento y sube las escaleras siendo seguida por dos criadas.

Celos, no es buen momento para que aparezcan. Voy detrás de Donna sin apartar la mirada de mi amada, las sirvientas que la acompañan me miran de forma repentina y me sonrien maliciosas.

¿Pero que mierda?, hijas de puta. Seguramente ayudarán a mi Lady a cambiar también su vestimenta pero no es justo yo soy la única que la puede ver semi desnuda, por eso mismo estaba dispuesta a servirle a mi Lady para reemplazar a las criadas en todo lo que tenga que ver con su higiene o imagen.

Llegamos con Donna a la habitación donde está el ropero y el espejo, otros dos hombres transportan la máquina de coser.

Yo continuo maldiciendo en lo bajo.

- Sonríe un poco Beth, este es un día especial - dice Angie mientras la mujer de el velo toma mis medidas.

- ¿Beth?.

La muñeca ríe - Las hijas de Alcina me han dicho que te llamará así.

- Auch - me quejo cuando soy pinchada por un alfiler.

- Lo siento - se disculpa la mujer con su voz tranquila.

- Está celosa de unas criadas - se burla Bela.

- ¿Tan evidente soy? - pregunto apenada. Tomo asiento en uno de los sofás blancos.

- Lo eres Beth y te vez ridicula - se burla Cassandra mientras es su turno de tomarle las medidas.

- Yo no lo diría de esa forma pero, recuerda que las criadas aquí en algún momento se convertirán en vino - las palabras de Daniela logran subirme el ánimo - Recuerda que tú eres la afortunada de que mi madre te vea con ojos de amor.

Donna se dispone a confeccionar después de tomar las medidas de todas. Cuanto talento tiene, me imagino que para ella será como vestir a muñecas de tamaño real, o incluso más grandes si hablamos de Alcina Dimitrescu.

- ¿Como va todo por aquí? - justo la mujer en la que estaba pensando entra en la habitación con nosotras, agachándose por la puerta.

Logra dejarme sin aliento, se ve tan hermosa en ese vestido, es el que lleva en el antiguo cuadro que adorna una de las paredes de el castillo, pero sin duda se ve mucho mejor en persona.

- Miren quien se está comiendo a mamá con la mirada - susurra Bela a Daniela.

Me sonrojo y miro a las hermanas con ojos de pistola.

Las dos criadas de antes entran detrás de ella. Justo a quienes quería ver, tenemos una cuenta pendiente.

Ave Del ParaísoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora