Capitulo 40

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Esto más que una fábrica parece una mansión, esta repleta de muñecas.

- ¿Donna?...- busco a la creadora de las muñecas por cada pasillo y habitación, asta dar con ella. Estaba sentada en una silla de la mesa de el comedor sobre un charco de sangre.

- Conserva a Angie, por favor - dice entregandome a la muñeca, está ya no se mueve ni habla.

Tomo a la muñeca - ¿Quien te hizo esto? - su espalda está llena de delgadas laminas de metal afilado clavadas a su piel. Heisenberg...

- Cuidala - es lo último que dice antes de convertirse en cenizas.

- Te falle - digo mirando a la muñeca inerte.

Le prometí mi protección pero aún así este fue su final.

Si sintiéndome culpable salgo de el lugar con la muñeca en manos y un resipiente con una muestra de sus cenizas, tal vez en un futuro pueda volverla a la vida.

Estúpido Heisenberg, no piensa detener su estúpida rebelión contra Miranda, quizá tenga sus razones pero sus problemas personales para nada me interesan.

Decido dejar esto un poco de lado para continuar mi búsqueda de la daga, si no la encuentro la vida de mi Lady y sus hijas corre un gran peligro.

Llegó a la villa, es muy poco probable de que alguien de aquí la posea pero es mejor estar segura.

Lo primero que hago es comenzar un incendio antes de la masacre.

Justo era cómo lo suponía, la daga no estaba en la villa.

- Discúlpame por eso - digo al cadáver de uno de los pueblerinos.

Estoy perdiendo demasiado tiempo.

- Que sorpresa bruja, ¿por fin tu dueña te dejo salir de tu jaula? - aparece Heisenberg cargando su martillo. No le respondo y simplemente lo miro con desprecio. Estaba por irme de el lugar pero el hombre logra llamar mi atención al decir lo siguiente - Veo que buscas esto - dice sosteniendo la daga daga en una de sus manos, juega con ella lanzandola y atrapandola - Se lo que piensas, ¿cómo es que la conseguí teniendo el castillo bajo tu protección? - ríe - fue muy sencillo en verdad, recuerda el arranqué de celos que tú adorada novia de gran tamaño tuvo a tal punto de dejarnos solos a mi y al resto dentro de el castillo - si lo recuerdo ese día en el que mi Lady me arrojo con toda su fuerza sobre la cama. Una criada tuvo que despedirlos. Mierda...- Veo que si lo recuerdas - ríe otra vez - Son tan estúpidas, pero descuida pienso dártela solo ven por ella - deja la daga en el piso frente a él.

Sé cuáles son sus intenciones pero aún así nesesito recuperarla.

Corro dónde está el objeto filoso pero antes de que pueda tomarlo el hombre lo controla con sus poderes magnéticos y me apuñala en el pecho.

Grito de dolor, es el dolor más agudo que e sentido en toda mi vida, el veneno en su hoja quema peor que el fuego.

Heisenberg se acerca con arrogancia y arranca la daga de mi pecho, entonces aprovecho el momento para devolverle el ataque con mi energía oscura también en el pecho, la consentro en el area causando una herida similar a la que él acaba de hacerme.

- Bruja puta - dice adolorido sosteniendo su pecho.

- Siente mi dolor, siente mi dolor, siente mi dolor, Karl Heisenberg siente mi dolor - conjuro lanzandole una maldición - Karl Heisenberg si yo muero tu alma será arrastrada conmigo - digo para finalizar el hechizo de destrucción.

Retrocedo y camino torpemente en dirección de el castillo dejando rastro de sangre, el veneno no permite que mi cuerpo se regenere como normalmente lo haría y el dolor se intensifica cada vez más.

°°°

Entro en el castillo intentando hacer el mínimo ruido, mi Lady no puede verme en este estado.

Camino por los pasillos en dirección de mi habitación, parece que mi propia sangre terminará delatandome.

- ¡Beth! - me topo a Daniela.

- Daniela que bueno que estás a salvó - digo intentando detener la hemorragia con mis manos - ¿Bela también está a salvo? - pregunto para evitar el tema de conversación acerca de mi herida de la daga.

- Si y madre está preocupada por ti...

- Dile que estoy bien iré con ella en unos minutos - entro en mi habitación sin esperar más respuesta de parte de la rubia.

Me tiro en la cama derrotada, sintiendo como el veneno se expande por todo mi cuerpo.

- ¡Meribeth! - escucho a lo lejos la voz de mi Lady para después verla abrir la puerta y venir hacia mi - ¡¡Que es lo que te han echo!! - grita dolida.

Yo simplemente cierro los ojos esperando mi final.

Perdóname mi Lady...

Ave Del ParaísoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora