Capitulo 64

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Las sirvientas se preparan levantandose temprano para limpiar.

Daniela corre por los pasillos asta llegar donde nos encontramos yo y mi Lady alcoholizadas despeinadas, abrazadas sobre el sofa, con los labiales corridos y los vestidos mal acomodados.

- Buenos días madres - dice risueña - Se descontrolaron la noche anterior, espero que todavía tengan pila para su luna de miel - sonríe con picardía.

- ¿Que hicimos que? - preguntamos al mismo tiempo.

- Nada que fuera muy vergonzoso pero si se dieron unas cuantas caricias amorosas y besos - ambas nos sonrojamos pero aún así no dejamos de abrazarnos - Descuiden mis hermanas y yo nos encargamos de que los invitados les dieran privacidad.

Suspiramos aliviadas.

- La abuela Miranda se a ofrecido a cuidar el castillo y a reservado un lugar bello lugar para ustedes.

- Así es - Miranda aparece cargando a su bebé - Tengan un bonito día.

- Gracias Miranda, cuida bien de nuestras niñas.

°°°

Llegamos al lugar señalado, es una casa elegante en medio de una isla con una hermosa vista a la playa.

Dejamos nuestro equipaje dentro de un armario.

- Dijo, ¿luna de miel? - digo mirando a mi Lady.

- Si lo dijo - muerde su labio mirandome con deseo.

Depronto sin esperarmelo mi Lady me toma y me arroja a la cama - ¡Lady! - exclamo entre risas.

Mi Lady simplemente me dedico una sonrisa traviesa, entonces sentí sus carnosos labios sobre los míos, besándome son dulzura que fue tornándose en rudeza con cada segundo que pasaba y duraba el beso.
Su cuerpo se acerca al mío asta desaparecer toda distancia que nos separa, sus enormes pechos aplazaron los míos.

No perdí el tiempo, mis manos comenzaron a reconocer el cuerpo que ansiaba desde hacía unas horas. Agarré el borde de su escote y permití que mis manos lo bajarán liberando sus pechos que salieron disparados de un rebote, un gemido sobre mis labios fue su respuesta.

Dejé que su mano se colara bajo mi vestido y ropa interior.

Me separé de ella, pasando a besar su cuello mientras enredaba los dedos en sus rizos, mi lengua recorría su cuello, su pecho, lamía sus pezones, mientras, su mano dejó de acariciar y comenzó a embestirme con fiereza.

Disfruté del instante dejándome llevar por las distintas sensaciones.

Sus brazos dejan de rodearme, para despojarme de mi vestido y acariciar ciertas zonas de mi cuerpo que me ponían a tope.

Pues ella las conocé todas y cada una de ellas.

Nos miraron a los ojos con esa chispa de pasión viva que siempre se nos enciende.

La tomo de el cuello con las manos y tiró de ella para voltearla cambiando de posición, yo sobre ella.

Y así poder morder su labio inferior en un beso tan lleno de pasión y fervor que consigo arrancar un sexi gemido de sus labios rojos.

Le quito el vestido casi arrancandolo.

Meto las manos entre sus muslos hasta el fondo resbalando mis dedos entre sus pliegues vaginales sus paredes se haces más profundas y estrechas con mis caricias.

Y el poco control que quedaba huyó por las ventanas enormes de la habitación. Se quedó rígida y se apartó del beso que ya las había dejado sin aire.

A medida que el deseo iba alimentándome, podía sentir cómo su cuerpo se debilitaba, mientras su voz en mi oído susurraba desesperada.

Movía mis dedos rápidamente en su interior logrando más gemidos por parte de ella, se escuchaban por toda la habitación.

- Meribeth no te detengas, quiero ser tuya - gime sin dejar de empapar mi mano con su exitacion.

Jadeando, miro su enorme y tan curvado cuerpo desnudo con mis ojos cargados de lujuria.

- Está va a ser la mejor noche de tu vida Alcina - susurro en su oreja.

Su aullido de placer es desgarrador al momento de venirse.

Lamo todos sus fluidos, froto su clítoris mientras hago un oral, arquea la espalda, posando sus manos en mi cabeza y jalando de mi cabello, termina corriéndose en mi boca en un segundo orgasmo.

Ave Del ParaísoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora