Capitulo 36

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Nos acurrucamos abrazadas, acomoañadas de la calidez de nuestros cuerpos desnudos y el agua tibia.

Mi Lady cierra los ojos, relajada. Beso su mejilla y salgo de la enorme bañera.

Tomo la botella de el shampoo agitandola sobre mi mano, una vez con el jabón en mano lo froto para formar espuma y untarla en los rizos negros de mi Lady, masajeando con la yema de mis dedos su cuero cabelludo.

Haciendo más espuma, su cabello es tan suave y sedoso. Enjuago con agua quitando todo el rastro de la espuma para pasar a aplicar el acondicionador.

Este es el secreto de mi Lady para mantener su cabello brilloso e hidratado.

Vuelvo a entrar en la bañera sosteniendo una esponja jabonosa, la paso por todo el cuerpo erótico de mi Lady con algunos rozes de mis manos, limpiandola en cada rincón, explorandola como si fuera la primera vez que hago contacto sobre su piel.

Llegó a la parte entre sus piernas, dejo la esponja a un lado y toqueteo la zona con mi mano, sin parar. A mí Lady se le escapan gemidos, sonrio.

Me detengo y beso sus muslos. Tomo el aceite con aroma a flores, masajeo su cuello, sus hombros, sus pechos, me entretengo jugando con ellos, Alcina suspira, solo faltó eso para que mis instintos de devorarla se encendieran.

Sostengo sus tetas por los lados juntandolas, lamo su pezón endurecido, muerdo cuidando no lastimarla, lo estiro y su pecho rebota al momento de soltarlo. Repito el proceso en el otro pezón.

Bajo mis caricias, llegando a su pelvis, me detengo antes de tocar su clítoris, escuchando un gruñido frustrado pero exitado de parte de ella, suelto una risita traviesa. Cargo su pierna sacándola de el agua con pétalos de rosa. Comienzo a repartir besos desde su pie dejando un recorrido por toda su pierna, nuestros ojos llenos de lujuria se reencuentran. Sigo distrayendola con mis besos y miradas lacivas, mientras mi mano entra en el agua dirigiéndose directamente a tocar el coño de mi Lady, acaricio con mis dedos entre sus pliegues antes de introducirlos. La estimulo en el clítoris con mi dedo pulgar.

- ¿Te gusta Lady? - muerdo su muslo.

- Meribeth...- dice entre gemidos mi nombre.

- Estás deliciosa mami - digo con tanto deseo de ella.

- Sigue querida - dice apunto de llegar al orgasmo que tanto estaba esperando.

Asta que todo su sensual y enorme cuerpo se contrae de placer, acompañado de un sexi grito con la voz seductora de mi Lady.

Me toma de el rostro y me atrae a ella, nos besamos dejándonos sentir el amor que nos tenemos.

Me separo por un momento - Eres tan bonita - digo acariciando su rostro.

Sonrie - Y tú eres mi más bonita causalidad.

- Pienso lo mismo de ti mi lady, es difícil encontrar el amor para seres como nosotras en este mundo lleno de mortales.

- No pudiste averlo dicho mejor querida - me hace dar la vuelta y enjabona mi espalda.

Rio. Mi sonrisa cambia a una expresión sonrojada cuando siento su respiración sobre mi cuello, lo muerde chupando la sangre que sale mientras sus manos tocan mis pechos. Cuando temina de tomar de mi, me giro volviendo a quedar cara a cara - No lo hagas de esa forma Lady - digo mirándola con deseo.

Sonrie con maldad provocandome un cosquilleo.

°°°

Este día lo pase con tranquilidad dentro de el castillo pues decidí no salir para nada y quedarme al lado de mi Lady, pues todo este drama de Karl más tener que interactuar con mortales para vender mi magia empezaba a ser fastidioso.

Mi quedó mirando a la chimenea, como el fuego consume los trozos de madera. Por inercia meto mi mano al fuego.

- Meri, ¿que estás haciendo? - dice mi Lady dejando su lectura de lado.

- Nada - digo ocultando mi mano.

- Nunca sé que pasa por tu cabeza querida - deja el libro sobre la mesa.

- Lo siento Lady, pero cuando estoy contigo siempre se me olvida todo.

- Cuentame que es todo - sus ojos brillan bajo ese sombrero - Es Miranda, ¿sierto?.

- Todavía tengo una deuda con ella, esto más que nada lo hice por ti mi lady, me siento tan feliz de verte en libertad.

- También estoy feliz de ser libre, ¿pero que hay de ti?.

- No es ningún problema, mi deuda termina en nueve meses Lady - claro si todo sale bien.

- ¿Algo más que no estés diciéndome?, te vi sosteniendo el cristal de Moreau.

- ¿Recuerdas la vez que Heisenberg nos amenazo con destruirnos a ti, a mi y a madre Miranda?, pues su objetivo no éramos solo las tres si no acabar con todos.

- Ese niño esta demente, aún no supera su pasado al parecer - se burla mi Lady - Es un alivio que ya no tenga que estar compitiendo con un estúpido hombre.

Me pregunto si Donna y Moreau tuvieron un pasado trágico también.


Ave Del ParaísoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora