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Maimoe, (13 años).

—Adiós bastarda. —Me dijo una chica.

Salí del lugar pensando a dónde iría, seguramente Draken ya se había olvidado de mi.

Bufé comenzando a caminar, eso hasta que escuché ruidos de motos, levanté mi cabeza y pude ver unas cinco motos acercarse.

Cuando pude verlos bien, se trataba de Draken y Mikey.

—¿Draken? ¡Draken! —Exclamé yendo a abrazarlo apenas detuvo su moto. —Creí que te habías olvidado de mi.

—Nunca podría. —Me dijo.

—¡Güero! —Chillé yendo hacia Mikey. —Sigues igual de enano.

—Después de todo sigues siendo la misma. —Dijo con una sonrisa.

—¿Y quienes son ellos? —Pregunté mirando a los otros cuatro chicos.

—Son miembros de nuestra pandilla. —Dijo orgulloso Mikey. —Baji, Mitsuya, Pachin, y Kazutora. Ella es Maimoe, amiga de Kenchin y mía.

—Heey. —Hice el símbolo de paz con mis dedos. —¿De qué pandilla?

—Tokyo Manji, en abreviación es Toman. —Dijo el que según era Pachin. —Somos fundadores de la pandilla.

—Ouh, genial, ¿Y qué es lo que hacen?

—Sube y te voy contando en el camino. —Me dijo Draken y yo subí a su moto sujetandome de su torso.

Y así me contó cómo fue que pensaron en crear su propia pandilla, lo que harían y como lo harían. Pero entonces se nos perdió Mikey.

—¿Y el güero? —Pregunté y ellos comenzaron a bajar la velocidad.

—Otra vez se quedó atrás. —Dijo Mitsuka o Mitsuya, como sea.

—¡Apúrate güero! —Exclamé. —¿Y ahora a dónde van a ir?

—Iremos a la playa, no te preocupes tengo un traje de baño para ti. —Me dijo Draken y yo le sonreí agradecida.

Cuando Mikey llegó a nuestro lado nos mantuvimos a su paso para ir todos juntos pero después se quedó sin gasolina.

—Este es un gran problema. —Dijo Mikey.

—Es tu problema. —Le dije. —¿Qué nadie le dijo que era un viaje largo?

—Lo hicimos, pero es terco. —Bufó Kazu.

—Debemos arreglar ésto como grupo, así que...

—¿Qué hace? —Pregunté.

—Ahí va de nuevo. —Bufaron todos.

—¡Piedra papel o tijeras! —Exclamó Mikey.

Y bueno, perdió Baji, así que él fue solo mientras que nosotros llegamos a la playa, apenas estuvimos ahí nos fuimos a cambiar y luego con Mitsuya y Draken hicimos una carrera al mar para después nadar a lo profundo, pero el salvavidas nos regaño así que volvimos a la orilla.

—¿Y cómo es la vida en el reformatorio? —Preguntó tímido Mitsuya.

—Pues, no es la gran cosa, si fue algo duro al principio pero después las chicas comenzaron a quererme, aunque algunas no tanto. Generalmente nos ponían a convivir y esas cosas, ya saben para tratar de cambiar.

—¿Y te cuidaste? ¿Comiste y dormiste bien? —Preguntó Draken y yo asentí.

—Aunque creo que comía mejor contigo. —Reí. —La comida allá no tenía tan buen sabor, pero me enseñaron a cocinar... Y la segunda vez incendie un sartén, la tercera me salió crudo, y... Ya no hubo cuarta porque dijeron que tenía una maldición en la cocina.

—¿Te saldría bien un postre? —Preguntó Mikey llegando junto a Baji, ambos ya tenían sus trajes de baño.

—Si es algo sencillo que no tenga que ver con fuego y sartenes, si sé. —Dije. —El pay de limón me sale bien rico, también sé hacer helado. Incluso me enseñaron a bordar y a tejer, pero no pude traer nada de lo que hice porque eran para caridad. ¡Draken, ya puedo hacerte calcetines!

Ellos rieron y seguimos nadando en el mar, después fuimos a comprar comida, aunque claramente yo no tenía dinero ellos me invitaron la comida.

—No puede ser, siempre se queda dormido. —Gruñó Draken hacia Mikey quién se había recargado en mi después de haber comido, no había notado que estaba dormido.

—Terminemos de comer y mientras él duerme un rato. —Les dije y ellos asintieron.

—Oigan, pronto va a ser el cumpleaños de Mikey, ¿Qué les parece si hacemos un viaje? —Preguntó Pachin con una gran sonrisa.

—Oh sería genial, podríamos cooperar y comprarle un... Demonios, tengo que conseguir un trabajo. —Hice un puchero. —Yo coopero con mi presencia.

—Tranquila, con que estés ahí será suficiente. —Dijo Mitsuya.

Una vez todos acabamos, Draken cargó a Mikey y luego de salir lo despertó para que se fuera en su moto. Me despedí de los demás y nos fuimos de ahí.

—¿Cuándo será su cumpleaños? —Pregunté.

—Dentro de dos días. —Murmuró manejando. —Compraré algo por los dos, y se lo entregaremos.

—Ouh Drakencito, te extrañé demasiado. Tenía muchas ganas de salir de ahí para estar contigo y Mike Wazowski, pero ahora tienen más amigos... Me abandonas Drakencito.

—Sabes que no te dejaría, además no pude ir a visitarte porque no dejan que menores lo hagan pero siempre estuve al pendiente de tu salida.

—Si no fueras casi mi hermano... Te daría un besito en la mejilla.

—Idiota. —Se rió.

Al llegar, Draken fue a dejar su moto y luego entramos. Las chicas me saludaron con emoción y me prepararon una comida, que claramente extrañaba.

—¿Diferentes habitaciones? —Pregunté asustada.

—¿Por qué luces como si te asustara? Ambos necesitamos nuestro espacio, ya no somos niños.

—Pero...-

—Además tu ya estas creciendo, necesitarás tu espacio para cambiarte, y eso que hacen las chicas.

—Pero...-

—Y sobre todo yo también necesito espacio, necesitas clases de biología para ver las reacciones que tienen los seres humanos, sobre todo los chicos cuando despertamos.

—¡No! Yo, yo, yo puedo dormir aquí y apenas haya sol me iré, pero no quiero.

—Moe, no hagas berrinches, ya eres una señorita. Vamos, te enseño tu habitación.

Él tomó mi mano y me llevó a dónde según era mi habitación. Cuando abrió la puerta debo admitir que era muy bonito, pero si no estaba Draken o alguien conmigo era un asco.

—Cuando estaba allá, nunca nos dejaban solas para dormir. —Bufé de mala gana.

—Pero ya no estás allá, ahora estás aquí y obviamente necesitas tu espacio.

—No quiero crecer, estúpido crecimiento. —Gruñí entrando a la habitación. —Ya vete, no quiero ver tu fea carota en mis aposentos.

—¿Apos...?—Pero le cerré la puerta y no escuché más.

—¡Estoy hasta la madre!

NEXT LEVEL [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora