Part 2 - 80

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Habían pasado 84 años... Mentira, si no es el Titanic.

Pero si habían pasado algunos añitos, mis hijos ya iban en primaria.

—Te vas a caer. —Le dijo Nahoya a Tao.

—¡Mírame papi!

—Si ya te vi, pero te vas a dar en tu madre.

—¡Con un pie!

—¡Hijo del amor de mi vida, que te bajes de ahí!

Nahoya asustó a Tao y por obvias razones el niño se cayó.

—¡Imbécil, pudiste solo bajarlo y no asustarlo!

—Él me estaba asustando, se iba a caer, ¿Y ya viste? Se cayó. —Dijo quejándose.

Fui hasta Tao y ayudé a levantarlo, pero no podía mantenerse de pie.

—¿En donde te duele? —Pregunté mirándolo. Él negó con la cabeza. —¿No me quieres decir?

—Si te digo papá me regañará. —Susurró tomando algunos mechones de mi cabello.

—¿Por qué te va a regañar?

—Porque él dijo que me iba a caer y no le hice caso.

Me dio ternura pero aún así lo abracé.

—Vamos a ver hora de aventura, ¿Si? —Él me miró y sonrió levantándose como podía pero al instante cayó. —¿En serio no te duele?

—Me duele mi piecito. —Dijo bajito.

Lo cargué en mis brazos. —Lo llevaremos al hospital, ve y enciende el auto.

—Como ordené capitana. —Dijo Nahoya y se fue.

—Mugrosas, nos vamos al hospital.

—¿Otra vez? Si no fue hasta hace poco que estuvimos en el hospital porque tu amiga Gina tuvo a su segundo bebé. —Se quejó Bomi.

—Se llama Hina, y si otra vez iremos, su hermano se cayó y podría perder la pierna.

—¡NoOooOo! —Chillaron los tres y yo me solté a reír.

—Era bromita, va a perder las dos piernas.

Mientras mis hijos lloraban yo los subí al auto y pronto Nahoya arrancó. Para cuando llegamos al hospital le hicieron una revisión, afortunadamente solo fue un esguince así que sólo le ordenaron reposo.

—Que suerte tiene Tao, él no tendrá que ir a la escuela. —Gruñó Maya cruzandose de brazos.

—¿Vendrá el tío Kenchin? —Preguntó Bomi.

Nahoya abrió la puerta de la casa y ellas entraron, yo venía cargando a Tao por lo que lo dejé en el sillón acomodandole un cojín para su pierna.

—Probablemente, ya saben que todos los viernes vienen. —Les dije, encendí la televisión. —¿Qué quieren de comer?

—¿Vas a cocinar tu? —Preguntó Tao, asentí. —Entonces nada.

—Chamaco miado. —Gruñí.

—Yo les haré la comida. —Dijo burlón Nahoya.

—Mejor esperemos a que lleguen los tíos, ellos podrían hacer la comida. —Dijo inocentemente Maya.

Me reí de la cara que puso Nahoya.

Cuando la familia Ryuguji llegó, ellos prepararon la comida y después de un rato ya estábamos comiendo.

°°°

—¿Cómo te sientes? —Preguntó Draken acomodándome la almohada.

—Si ando visitando a mis antepasados. —Murmuré.

—No digas burradas, Tao y Yin todavía quieren que veas a tu bisnieto. —Dijo dándome a como podía un sape.

Ya teníamos nuestros buenos años de vida, ochenta y tres añotes. Cómo había pasado el tiempo.

—Draken... Siempre lo digo, pero ahora en más, gracias por ayudarme aquella vez. —Murmuré. —Sin ti nada de esto hubiera pasado.

—¿Esa es una despedida? No digas burradas.

—Tu tatuaje parece una pasa. —Me burlé y levanté como pude mi mano para picar su tatuaje.

—El tuyo también. —Dijo tomando mi mano.

—Te quiero mucho, en verdad. —Le dije. —Cuida de todos, ¿Quieres?

—Moe, aún tienes mucho que dar. Eres inmortal, ¿Recuerdas? —Podía verlo en sus ojos, iba a llorar.

—Dracula también era inmortal pero le dieron con una estaca en el corazón. —Reí. —Me alegro tanto de estar contigo incluso en este momento.

—Basta no sigas. —Murmuró dejando salir la primera lágrima. —Tus bisnietos van a nacer en unos meses.

—Dile a Yin... Qué a su próximo hija, le ponga Maimoe, y si es niño, que le ponga Moe, como el de los Simpson. —Dije con una sonrisa. —Drakencito, espero encontrarte en la otra vida.

Pronto fue como si todos mis sentidos se desconectaran, dejé de sentir, de escuchar, oler o sentir. Lo último que hice, fue verlo a él.

•••

Después de la muerte de Moe, todos quedaron devastados, pero era el ciclo de la vida. Incluso Chifuyu había muerto por la edad, era algo que iba a pasar.

Luego de haber hecho sepultura, todos trataron de continuar sus vidas.

Después todos los que alguna vez fueron de la Toman, o amigos de la Toman, murieron por la edad, afortunadamente. Pero todos sin dudas estaban felices por tener una vida como ellos quisieron.

Baji y Kazutora abrieron su veterinaria.

Chifuyu logró ser piloto.

Draken obtuvo si taller y tienda de motos con ayuda de Inui.

Todos y cada uno de ellos habían cumplido sus sueños. Habían tenido una gran vida.


























































Y pim pum papas, este cuento se acabó.

NEXT LEVEL [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora