NEXT LEVEL [Tokyo Revengers]

Part 2 - 79

—Hace unos años, no esperaba siquiera tener amigos. Creía que moriría joven y bella.

—Y mugrosa, todavía me acuerdo de tu olor a pasuco. —Dijo Draken tapándose la nariz.

—¿Pasuco? —Cuestionó Chifuyu.

—Patas, sudor y cola. —Rió Nahoya.

—Ay callense, estaba muy chiquita y no sabía ni que era un nombre. —Dije avergonzada. —Ya déjenme hablar bola de burros. O sea no es por nada, pero me alegro de haber estado cuando esas pendejas robaron esa tienda, sin eso nunca hubiera conocido a Draken, ni a los demás.

—Basta, me harás llorar. —Dijo Emma sujetandose la barriga.

Seh, la muy mensa va a tener más hijos, y nuevamente son dos, pinche puntería que tiene el Drakencito.

—Estoy feliz de tenerlos a todos ustedes, aunque a ustedes no tanto, me siguen cayendo mal las chicas. —Dije en broma y Hina me golpeó el brazo. —Es increíble que sigamos juntos a pesar de todo, y que incluso la mayoría ya tengamos hijos.

Baji, Pachin y Souya también ya tenían sus propios hijos, era una locura.

Miré hacia el patio, donde se encontraban todos los niños jugando entre todos.

—Me agrada la vida que tuve, aunque perdí cinco años. —Reí. —¡Salud por mi!

—¡Buuu!

—Chinga tu madre.

—¡Baji respeta a mi suegra!

—¿La suegra de Smiley viene siendo la misma que de Angry? Porque son uno mismo. —Dijo Mikey filosofando.

—Callate güero, me robaste a mi Drakencito. —Le dije y él se rió.

—¿Recuerdas cuando me llamabas Mike Wazowski? Qué tiempos.

Todos nos pusimos a recordar anécdotas que teníamos unos con otros.

—¡Mami! —Exclamó Tao corriendo hacia mi.

—¿Qué pasa? —Deje de prestar atención a la conversación y me giré hacia él.

—Shota me jaló el cabello. —Lloriqueó haciendo un puchero.

—¡Shota, te voy a dar en las nachas! —Exclamó Emma levantándose.

Miré a Takemicchi y a Hina, ambos ya estaban casados y esperaban a su primer bebé, incluso el pequeño Naoto que ya no era tan pequeño estaba haciendo planes de casarse.

Todos habíamos crecido tanto, pasamos por mucho pero seguimos juntos.

Mis hijos me jalaron del brazo y me llevaron a jugar con ellos, Bomi y Maya querían vestirme de princesa, pero Shoto y Tao querían que fuera un caballero. Porque según ellos parecía más chico que princesa.

Justo en mi dignidad.

Al final, decidieron que sería bueno vestirme de princesa pero ser una guerrera, como la película de Valiente o algo así dijeron.

Nos la pasamos jugando un rato hasta que Draken y Mitsuya dijeron que ya estaba lista la cena.

Los niños se fueron a sentar en su mesita y nosotros lo grandotes a nuestra mesota.

—Hey, pásame la salsa. —Dije a Takemicchi.

—No le pases nada, luego no puede hacer bien del baño. —Dijo Nahoya.

—Uy, otro Kenchin. —Se rió Mikey.

—No le hagas caso, tu pásamela salsa.

—¿Quieres morir, Takemicchi? Por tu bien no lo hagas.

—Takemicchi, si te quiere hacer algo déjamelo a mí, yo le doy sus pataditas. —Gruñí.

—Ay ya ten. —Gruñó Angry pasándome la salsa.

Sonreí feliz y chille como niñita poniéndole salsa a mis tacos.

Habíamos hecho carnita asada, por si quieren venir jalense.

Cómo cada último fin de semana del mes, todos nos juntabamos sin falta a hacer cualquier cosa que se nos ocurriera.

La última vez habíamos ido a acampar, pero está gacho para ir al baño, cualquier animalillo se te queda viendo. Luego nos picotearon los mosquitos, y se nos subieron las hormigas.

Fue horrible, fue horrible.

—¿Se imaginan morir atragantado con tu propia saliva? —Preguntó Mikey. —Sería la muerte más pendeja del mundo.

—Wey si, de que, ¿Y como se murió? Se atragantó con su saliva.

—Y en la lapida va a estar, no murió electrocutado, ni atropellado, murió por su saliva.

Todos nos empezamos a reír pero entonces yo me atragante con mi saliva.

—¡Mira los calzones de tu papá!

—¡Pajarito, pajarito!

—Asumecha, ya andaba visitando a mis antepasados. —Dije cuando pude dejar de toser. —Ya no me den ideas de como morir, soy invisible.

—Se dice invencible.

—Es lo mismo.

Seguimos comiendo y pronto Baji y Pachin se tuvieron que ir con sus respectivas esposas e hijos, porque al ser más pequeños de edad cualquier ruido los molestaba.

¿Mencioné que la señora de Baji se puso celosa de mi? Soy genial lo sé, pero su esposo no es mi tipo la verdad.

Poco a poco los demás se fueron a sus casas. Nahoya y yo llevamos a nuestros retoños a sus habitaciones para que durmieran a gusto.

Luego de eso nosotros nos fuimos a mimir.

Tiempos oscuros se acercan.

Ah veda, nocierto, ya casi se acaba la historia.