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—Drakencito esos babosos me hicieron un amarre. —Lloriqueé aferrándome a su playera. —¡Diles que lo rompan! Soy muy joven para esas cosas.

—¿Ah? ¿Un amarre? —Draken los miró molesto. —¿Por qué demonios hicieron eso?

—No hicimos nada, ayer vimos la película de descendientes, pero al parecer ni siquiera funciona esa receta. —Gruñó molesto Smiley. —Moe ya debería estar flechada y no lo está.

—¿Y como para que hiciste eso? Si ya son novios. —Dijo Draken tocándose el tabique de la nariz.

—Orale, que rápido funcionó. —Dijo aliviado.

—Ya no se las voy a dejar, a partir de ahora eres Fiona. —Me dijo Draken.

—¿Por qué Fiona?

—Por ogra, vámonos, te encerraré en la torre y no saldrás de ahí. —Me cargó en su hombro y me subió al auto para después conducir hacia el departamento.

—¿Soy una ogra? —Hice un puchero.

—Si, pero una ogra bonita y mensa.

—No me simpatizas. —Gruñí.

—Moe. —Llamó, “¿Mhm?” —¿Me puedes explicar por qué estabas con el hermano mayor de los Shiba?

—Conveniencia. —Respondí como si nada y él me miró esperando algo más. —Le dije que me enseñará a ser fuerte como él, no creí que aceptara porque no había beneficio para él, pero aceptó.

—¿Sólo eso?

—Sip. 

—Uhm, te creo, cuando mientes te echas toda una diarrea verbal. —Murmuró y seguimos nuestro camino hacia el departamento.

—¿En serio me vas a encerrar? —Bufé viendo que tomaba las llaves de mi habitación.

—Seh, los efectos de un amarre no son luego luego. —Dijo empujandome.

—¿Y tú cómo sabes? —Lo miré entrecerrando los ojos.

—Me han dichooo. —Rió nervioso y me encerró en mi habitación.

No tenía nada que hacer, así que me puse a mirar la tele, después se me ocurrió una grandiosa idea.

—¡Draken déjame salir, necesito ver a mi cuchurrumin! —Exclamé fingiendo desesperación mientras golpeaba la puerta. —¡Draken te voy a matar si no me dejas salir!

¡Ay no, si hizo efecto! ¡Estúpidos gemelos los voy a patear!

Me reí en silencio escuchando detrás de la puerta como Draken movía muebles, cucharas, platos y así cositas.

—¿Qué demonios haces que no me dejas salir? —Bramé golpeando con más fuerza la puerta.

¡No te preocupes, te voy a salvar!

—Khe¿ Uh debería planear algo...

La puerta se abrió después de una media hora, Draken entró a mi habitación y me cargó en su hombro para después llevarme a la sala. Cuando estuve de pie pude ver una especie de ritual satánico en el suelo.

Mikey, Mitsuya, Chifuyu y Takemichi estaban ahí haciendo un círculo.

—Ay no. —Dije asustada. —¡No, era broma, no me hizo efecto!

—Eso dicen todos. —Dijo Chifuyu poniéndose una túnica negra.

—¡Era broma lo juro! ¡No quiero que me saquen los pecados!

—Ponla al medio. —Señaló Mitsuya sujetando un plato de cereal.

Me quería reír, pero me daba más miedo lo que sea que iban a hacer.

—¿A qué hora llegarán esos babosos? —Preguntó Mikey. 

—Ya ahorita. —Dijo Draken y justo se escucho el timbre.

Ya me había resignado, Draken me amarró a una silla y me puso en medio del círculo.

—Takemicchi, ¿Cómo vas con Hina?

—Normal, nosotros no tenemos un amarre.

—¡Te voy a matar por chistoso!

—¡Perdoname la vida! —Lloriqueó.

Los gemelos se pusieron en el círculo, y todos ellos se colocaron la capucha de la túnica.

—Que sea rápido, quiero ver el maratón de Hora de Aventura. —Bufé cerrando mis ojos.

Los babosos empezaron a decir puras burradas, lo peor es que se habían coordinado para decir esas burradas juntos. Aún con mis ojos cerrados fingí que mi silla se empezaba a mover.

—¿Qué está pasando? —Cuestionó asustado Takemicchi.

—Ni idea pero parece divertido. —Le dijo Smiley.

Traidor.

Convenientemente la luz de fue, aproveché los malos amarrados de Draken y me libre de la silla, pronto me puse atrás del golem y lo golpeé en la cabeza.

Para cuando la luz volvió, Draken estaba desparramado en el suelo.

—¡No! ¡Moe se fue! —Escuché gritar a Chifuyu.

—¡Busquenla! —Exclamó Mikey asustado.

La luz se volvió a apagar, así que fui tras los gemelos y los noqueé a ambos, a Takemicchi lo jalé de los pies y lo arrastré hasta el baño.

Takemicchi fue bien macho, todos lo supimos por sus gritos para nada de niña. A Chifuyu lo metí al refrigerador.

Luego fui por Mitsuya amarrandolo en la silla donde me tenían, y el último fue Mikey quién me dio un chanclazo cuando la luz volvió.

—¡Auch! —Exclamé.

—¡Babosa nos asustaste burra! —Exclamó pegándome con una revista.

Pero yo seguía riéndome por lo que había pasado.

Sacamos a Takemicchi del baño y a Chifuyu del refrigerador, le quite las amarras a Mitsuya y dejamos acostados a los gemelos y a Draken en los sillones.

—¿Quieren pizza? —Pregunté.

—Va.

Cuando los tres despertaron ya estábamos comiendo pizza, los regañé por hacer lo que hicieron y los deje comer la sagrada pizza.

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NEXT LEVEL [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora