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Luego de salir del baño, me puse a turistear por la casa, habían cuadros de una mujer bonita, de mis padres... Ew, decir mis padres es extraño.

Cómo sea, habían muchos cuadros de fotos y pinturas, en la mayoría salía una niña, cuando me quedé mirando el cuadro en donde estaba la mujer y la niña, la mujer ahora estaba viejita y canosa, mientras que la niña rondaba a sus dos años o algo así.

—Ese cuadro lo pintaron, es mi esposa y tú. —Dijo el abuelo en su silla de ruedas. —Ella te quería demasiado, pero cuando Soyeon te abandonó, Lia entró en depresión cuando dejaron de buscarte y murió al poco tiempo. Ella... Ella esperó por ti por mucho tiempo, incluso dejó su herencia a tu nombre. Yo pienso hacer lo mismo, eres una chica increíble y tus amigos son geniales. Con el dinero de la herencia, podrías invitarlos a muchos lugares.

—Yo no quiero la herencia. —Le dije y él me miró con sorpresa. —He vivido bien todo este tiempo sin mucho dinero, no me falta nada de todas formas.

—Oh Moe, tu abuela estaría orgullosa de ti. —Sonrió. —Ven te mostraré su habitación, ella tejía mucho, y te hizo tus primeros vestidos cuando naciste.

Lo ayudé a empujar su silla de ruedas, y llegamos a una habitación, era todo de un color café, los muebles, la cama, la pared, las cortinas... El abuelo se dirigió hacia una puerta y la abrió dejando ver otra habitación pero llena de ropa.

—Mira esto, este es el peto que usabas en tu primer año. —Me dijo dándome la ropita. —Y esta falda... Ella siempre supo que estarías con vida, y que regresarías. Y tuvo razón. No pienso obligarte a qué te quedes, después de todo yo ya no estaré mucho tiempo con ustedes... Pero si me gustaría que te quedarás con algunas propiedades o algo, con lo que en el futuro puedas ayudarte si no quieres dinero.

En unas horas, estaban dos abogados en la casa. Mis padres lucían nerviosos por cuál sea la decisión que tomara al final.

—Ya quedó el testamento. —Dijo el abogado. —Dos propiedades en Shibuya quedan a nombre de la señorita Momo Yamada, con un total de ********* billones de yenes, algunos autos y objetos preciados para el señor Yagi Yamada. Lo demás queda a nombre del señor Niell Yamada.

Mis padres celebraron emocionados.

—Y aprovechando que estamos aquí, leeremos el testamento de la señora Lia Yamada. —Eso hizo que mis padres se sorprendieran. —Dejó una carta para la señorita Momo Yamada, e incluso indicó que todo lo que está a nombre de Lia Yamada, quedé a nombre de Momo Yamada, eso es todo.

—¿Eskiusmi? ¿Y qué le dejó la abuela? —Preguntó Niell.

—Propiedades, dinero, una tienda de ropa en el centro de Shinjuku, y joyas.

Estaba sorprendida, eso sonaba a mucho dinero.

—Ah ya da igual, tenemos lo que nos corresponde. —Dijo Soyeon encogiéndose de hombros desinteresada. —Vayamos por un helado, llama a tus amigos.

•••

—¿Y bien? ¿Me dirás si te gusta alguien? —Preguntó Soyeon.

—No me gusta nadie, pero adivina con quién podría estar en una relación. —Dije comiendo con una cucharita mi helado de mango enchilado.

—Yo quiero adivinar, parece que con Mitsuya. —Dijo Hina.

—Uhm, como que con... Smiley, o Angry. —Opinó Emma.

—Pues te ves muy bien con el tal Draken. —Dijo Niell.

—¿De qué hablas? Draken es como mi hermano. —Reí. —Además, Emma y él creo que tienen algo.

—Ay hija, pero se llevan muy bien, tienen una gran conexión y él te cuida mucho. —Dijo Soyeon. —Te ves mejor tú con él que Eloisa, sin ofender eh.

Pero Emma estaba incómoda, parecía querer irse de ahí.

—¿Es tu teoría o como? Te dije que Draken y yo somos como hermanos, no me gusta ni nada.

—Pero no tienen la misma sangre, bien ustedes podrían intentar algo.

—¡Basta! —Exclamé golpeando la mesa. —Vamos Hina y Emma.

—¿En serio? Antes mencionaste que Eleonor no te caía bien, ¿Ahora sí?

—Eso fue de inicios cuando la conocí, y aunque no me cayera bien no tienes porque ofenderla de esa forma. Y no se llama Eleonor, se llama Emma.

—Es que hija, no se trata de que te guste o no el chico, si se ven bien deberían estar juntos.

—Vete al diablo, Soyeon. —Gruñí poniéndome con las chicas en la parada de autobuses, nos iríamos a esa casa y nos iríamos.

—Mejor que ella lo haga. —Dijo Soyeon detrás de nosotras.

De un momento a otro todo se convirtió en cámara lenta, Soyeon empujó a Emma, un auto estaba viniendo, Hina gritó asustada.

—¡Emma! —Exclamó Draken desde la otra calle.

Odiaba paralizarme en momentos así, pero ésta vez no.

Levanté a Emma y trate de empujarnos a ambas hacia el otro lado de la banqueta, pero al ver qué el auto estaba cada vez más cerca, sólo empujé a Emma.

Pronto todo volvió a su velocidad normal, y sólo sentí el impacto del auto contra mi.

—¡Moe!

NEXT LEVEL [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora