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Finalmente había salido de mi examen de derecho, estaba nerviosa por lo que fuera a pasar.

—Relajate, te vas a comer las uñas y luego te vas a estar quejando porque no puedes rascarte la espalda. —Se burló Draken.

—Me voy a morir Drakencito, mi futuro depende de si paso. —Lloriqueé. —Necesito comer algo picante, para distraerme mientras siento que me muero.

Draken me soltó un sape casi haciéndome caer.

—Deja de decir que quieres morir. —Gruñó. —Si te mueres dejas sin hija a tus padres, me dejas sin mi bebé, dejas viudo a Smiley y Mikey se pondrá triste.

—Cierto, pero igual lo decía en bromita. —Hice un puchero. —Tranquilo, aún tienes Moe para otros diez o cincuenta años.

—Eso espero. Pero igual no vas a comer picante, lo tienes prohibido. Sino vas a tapar el baño.

—Ay que no es cierto, esa vez porque como habanero, ya no me pasa nada con los demás chiles. —Bufé. —Oye, ¿Me enseñas a manejar moto? Quizás termine vendiendo el auto y me compre una moto.

—¿Ya ahorita o de una vez? —Preguntó.

—¿Ah? Pues ya ahorita de una vez. —Reí.

—Cuando lleguemos a casa, sacaré la moto, pobre de ti si la destruyes hija del horror. —Amenazó.

—Trataré de no chocarla. —Sonreí con inocencia.

Cuando llegamos a casa, él sacó su moto y nos llevo a un lugar que no estaba tan transitado.

—¿El parque de diversiones abandonado? Cool. —Sonreí viendo el lugar. —¿Podremos subir a lo más alto de la montaña rusa? Estaría con madre.

—Veremos dijo el ciego. —Sonrió.

—Aish, me choca ese ciego. —Gruñí.

Me subí a la moto y luego Draken detrás de mi, me enseñó como encenderla y a avanzar.

—Te parto tu madre si me empiezas a gritar como aquella vez con el auto. —Gruñí.

Todo iba bien, iba tranquila sin presiones, Draken solo diciéndome qué hacer.

—Derecha, ve a la derecha, ¡A la derecha! —Exclamó Draken.

—¡Ay ya voy! —Exclamé molesta.

Me fui a la derecha, regresando a dónde habíamos iniciado.

—Ve frenando. —Dijo.

Eso intenté hacer, pero no frenaba.

—Frena, Moe frena.

—¡No hay frenos! —Chillé moviéndole a lo loco.

—¿Cómo no hay frenos?

Draken movió su brazo hacia el freno pero no jalaba.

—Moe, tenemos que saltar, ¡Salta!

Ambos saltamos de la moto y ésta se fue a estampar en una pared, creímos que no había pasado nada, pero entonces se prendió en llamas.

—¡NoOooOo, mi chikibeibi! —Lloriqueó Draken.

—Al menos se me dan mejor las motos que los autos. —Dije nerviosa.

—Eres un asco, ya no hay más motos o autos para ti, y venderemos el auto

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—Eres un asco, ya no hay más motos o autos para ti, y venderemos el auto.

—¡Ay no seas injusto! Lo que pasa es que eres mal maestro. —Me crucé de brazos.

—Moe, no hay mejor maestro que yo. Incluso si fueras con tu noviecito te quitaría de su moto y mejor te llevaría él.

—Encontraré a alguien que me ayude a conducir ambas cosas. —Gruñí.

—¿En serio?

—Te compraré una nueva chikibeibi. —Le dije yendome.

—¿Me vas a dejar? —Cuestionó.

—Pues si no le caminas si. —Bufé. —Oyeeee, jejeje.

—Ay no, ¿Ahora que burrada quieres hacer?

—No son burradas. —Hice un puchero. —Me quiero hacer la tatuacion y tú me vas a acompañar.

—Ni siquiera existe esa palabra. —Hizo una mueca. —Pero bueno, espero que sea algo cool y no tus cositas de que un corazoncito en el dedo.

—¡Para tu información ni siquiera sabía que hacerme! Ahora si sepo.

—¿Qué vas a tatuarte?

—Tu cara.

—No digas mamadas, tatuate otra cosa.

—Uhm.... Quizás me tatue un dragón, pero no como el tuyo y el de Mitsuya, sino un dragón dragón así con sus escamas, escupiendo fuego y así.

—¿En dónde?

—¡En la espalda!

—Te va a doler y me voy a burlar de eso.

—Bueno en el brazo, como si me estuviera rodeando. —Sonreí. —Eso y me tatuó los deditos, me veré increíble.

—Aunque ya pasaron los años, sigues igual de tonta. —Se rió.

—¡Oyee! —Draken pasó su mano por mi brazo. —Ya llamé un taxi, así que pronto vendrá. Uh, ¿Recuerdas a las chicas que te dije que ayudé para lo de violencia doméstica?

—Seh.

—Mañana van a hacer juicio, y me dejarán entrar con ellos a testificar, sirve de que puedo ver cómo actúan los buenos abogados ahí. ¿Te imaginas en el futuro? Yo siendo abogada.

—Te veo más como actriz o Ídol. —Me dijo riendo. —O ya de plano en boxeo.

—Ah, me gustaría poder hacer todas esas cosas, como Barbie, pero no tengo tiempo para todo eso...

—Ya verás que en el futuro serás alguien reconocida. —Sonrió.

—¿Podemos ir a patinar sobre hielo? Siempre he querido ir. —Lo sacudí a duras penas emocionada.

—¿No quieres ir a hacerte un tatuaje?

—Nah, mejor me perforo las orejas, el labio, la ceja y ya, al fin esos se quitan y se cierran, espero...

—Bueno, vamos. —Tomé su mano y cuando llegó el taxi le indique que fuera al centro comercial, ya que ahí iba a estar la pista de hielo.

NEXT LEVEL [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora