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—Me alegra que te lleves bien con Emma y Hina, después de que odiabas estar con ellas. —Dijo Draken viendo como el mesero nos ponía la comida junto con una canasta de pan.

—Creo que... he madurado un poquito. —Dije tomando la cuchara para beber la crema de zanahoria. —Digo, ya no siento que sea la misma chica que antes te hacía berrinches por todo.

—¿No? La otra vez lloraste porque no te deje comprar salsa Valentina.

—¡Es que esa era edición limitada! —Hice un puchero.

—¿Lo ves? Comenzarás a hacer un berrinche solo por acordarte de eso. —Dijo riendo mientras partía un pan para después meterlo a la crema y comérselo.

—Aish, bueno la cosa es que ahora pienso diferente... Después de casi mil muertes he abierto los ojos. —Murmuré poniendo mis dedos en cada ojo fingiendo abrirlos. —Además, ya estoy creciendo, falta poco para mí cumpleaños, ¿Qué me vas a dar?

—En tu madre. —Gruñó mordiendo su pan. —Tienes que dejar ese mal hábito de que cuando sea tu cumpleaños pedir regalos a la gente.

—Ay pero... Tienes razón, ya no pediré nada. Igual si no me regalan nada yo me puedo regalar algo con el dinero que aún tengo. Oye.

—¿Mhm? —Me miró de reojo bebiendo su aguita de horchata.

—Estoy embarazada. —Dije y él escupió su agua en mi. —¡Draken, pinche asqueroso!

—¡Voy a matar a ese enano con ojos de regalo!

—¿Por qué ojos de regalo? —Pregunté divertida.

—Porque cuando nos dan regalos siempre dicen: ¡Qué los abra! ¡Qué los abra!

Ahora la que escupí todo fui yo, incluso se me salió por la nariz esa madre.

—No ya, ¿Es en serio? ¿Tendrás una mini pelusa?

—No wey, era para ver qué hacías. —Dije. —Ay no, ay no, ahí viene Mikey, corre, finjamos que somos extranjeros.

—Uh, yes yes. —Dijo Draken simulando una risa sofisticada.

—Du yu laik the paneishon? —Pregunté.

—Obviusly, Is... Eh, sabroseishon.

—Ya sé que son ustedes, hagan cancha. —Dijo Mikey empujandome para después sentarse.

Llamó al mesero y éste tiempo después trajo el menú infantil.

—¿Qué? ¿Y mi banderita? —Cuestionó irritado. —Que pésimo servicio, ya van como diez veces que no me dan mi banderita.

—Ten, a ver si te atragantas y te callas. —Le di una bandera del poderosísimo México. —Ay ya mejor te doy todas.

Saqué la caja donde estaban todas las banderas de Latinoamérica y se las vacíe en el plato.

—Disfrutalas.

Mikey me miró con cara de 'te voy a patear y no es broma' y si me pateó la espinilla.

—Drakencito. —Lloriqueé.

—Te lo merecías, la neta. —Dijo sin dejar de comer.

—Tss, eres bien mala onda, por eso ya mejor me voy con los gemelos y... ¿Takemicchi?

—¡Moe! ¡No vayas con los gemelos! —Exclamó el mango chupado.

—¿Pors?

—Eh, porque... Porque ya vine a acompañarlos y que feo que nos dejes. —Dijo él nervioso.

—Okaaaay, pues siéntate, ¿Qué quieres? Yo invito.

No sé que había pasado, pero llamaron a Mikey, y él llamó a toda la Toman. Al parecer, iban a pelear contra el Valhalla ya mismo.

—Vamos Moe. —Dijo Draken pasándome su casco.

—¡No! ¡No lleves a Moe! —Exclamó Takemicchi de repente.

—¿Por qué no?

—La última vez en la pelea con Moebius salió lastimada, ¿No crees que podría estar segura con... Con las chicas?

Draken me miró y suspiró.

—Ve a casa, llamaré a Emma y tú a tu chica. —Le dijo.

—Simón. —Sonreí.

—¿Terminarás de comer? —Preguntó y asenti. —Bien, que tú chica venga aquí. Esperarlas aquí.

Ellos se fueron en sus motos y yo volví para continuar con mi comida.

—Hola. —Miré hacia arriba, había un chico con cabello largo y trenzas.

—Hola. —Sonreí. —¿Necesitas algo?

—Te vi sola, y quise acercarme. —Dijo sentándose.

—Oh, pues gracias por no dejarme sola.

—Me llamo Ran, Ran Haitani. —Extendió su mano y yo la tomé.

—¿Te digo mi nombre real o mi sobrenombre?

—Ambos. —Me dio una sonrisa.

—Me llamo Momo Yamada, pero... Es una larga historia así que me puse Maimoe, aunque la gente suele decirme Moe.

—¿Yamada? —Preguntó curioso y yo asentí comiendo un brócoli. —¿Cómo el CEO de Nuva Shop? ¿Niell Yamada?

—Ah si, es mi... papá, pero apenas supe de eso. —Dije con diversión. —También es una larga historia.

—Pues, puedes contarmela.

—Me gustaría, pero mis amigas están por venir, pero si quieres podemos quedar un día y ya te cuento. —Sonreí y él asintió feliz.

Tomé una servilleta y con el crayón que le habían dado a Mikey del menú infantil escribí mi número.

—Toma, uh, ya están afuera. —Dije levantándome, las chicas me saludaron desde afuera. —Supongo que luego hablamos.

—Si. —Sonrió de costado.

Me puse mi chaqueta y salí de ahí. Al estar afuera con las chicas fuimos hacia la casa de Hina, pues dijo que su hermano se había quedado solo.

Cuando entramos saludé al hermano de nombre Naoto, vimos películas y luego me apuré a hacer un examen en línea que tenía de mi carrera, esperaba estar bien.

—¿Es difícil tener una carrera? —Preguntó Hina.

—Algo. —Murmuré viendo algunos pendientes que tenía en la escuela, ya eran para dentro de una semana así que si me apuraba hoy en la noche no tendría que hacerlos a la mera hora. —Aunque a veces me confundo y hago tareas que no son.

—Me gustaría poder hacer lo que tú. —Dijo Emma. —Eres muy inteligente, la verdad yo no podría con el estrés de dos escuelas.

—Pues no es la gran cosa. —Reí. —A lo mejor porque ya me acostumbré pero al inicio si me quería dar de baja de la vida.

Jugamos juegos de mesa, en el Monopoly les gané quitándoles todas sus propiedades y dejandolos sin dinero, y por si fuera poco los metí en prisión.

—No es justo, Moe siempre nos quita todo. —Lloriqueó Naoto.

—Juego es juego, aguantese. —Me burlé.

Pero esa diversión, no siguió ahí.

NEXT LEVEL [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora