NEXT LEVEL [Tokyo Revengers]

45

—Atención soldado, está misión es muy importante. El individuo de la imagen, mejor conocido como “El Draken” irrumpió en nuestra preciada reserva de Dorayakis y Cheetos Flaming Hot. ¿Y sabes que sucede por eso?

—¿Lo matamos? —Cuestionó emocionado Mikey.

—No, lo torturamos hasta que nos compré lo que robó.

—Esa porquería de imagen ni siquiera se parece a mi. —Exclamó Draken amarrado en una silla.

—Moe, el individuo creé que está a nuestra altura como para hablarnos de esa forma. —Murmuró Mikey cruzandose de brazos.

—El Draken, ¿Cómo te declaras?

—Inocente.

—¡Ddaeng! Eres culpable por el robo de la reserva Moekey. Ahora te daremos dos opciones, la primera, compras nuestra reserva completita y agregas otras cosas, o la segunda, muerte.

—¡Ni de chiste! ¡Si no lo hacía Mikey se enfermaría de diabetes y tú de gastritis!

—¡Cállate! —Exclamé. —Soldado Mikey, usaremos la fuerza bruta.

—¡Si mi comandanta!

Mikey se puso una mascarilla y guantes, agarrando el producto con unas pinzas de cocina.

—El calcetín sudado de Mucho, y hace mucho que no los lava. —Sonreí despiadada. —¡Morirás intoxicado!

—¡No, Moe! ¡Compraré su reserva, pero aleja esa madre de mi!

—Es un placer hacer negocios. —Dijo Mikey regresando a su lugar el calcetín.

—¿Qué esperamos? Vamos por nuestra reserva. —Chillé emocionada.

Ambos desamarramos a Draken y corrimos hacia la puerta, subimos a mi auto y fuimos a la tienda de conveniencia más cercana.

Al estar ahí Draken comenzó a contar su dinero viéndonos agarrar un buen de comida.

—Listo. —Sonreimos con inocencia, ambos llevábamos el carrito lleno.

—Hijos de su madre, no me va a alcanzar. —Dijo Draken paniqueado.

—No te preocupes, solo paga lo que corresponde a nuestra reserva, yo pago lo demás. También compré cosas para ti. —Sonreí sacando mi tarjeta.

Draken me pasó el dinero y yo lo guarde en mi cartera.

—Les va a dar algo y yo me voy a encargar de que no los reciban en ningún hospital. —Gruñó cargando nuestras bolsas con comida.

—No hay problema, si nos vamos a morir de algo, moriremos felices. —Dijo Mikey.

—Con la barriga llenita. —Continué. —¿Comemos hotdogs? Tengo ganas de uno con habanero.

—¡Yo quiero el menú infantil de los hotdogs! —Exclamó Mikey. —Esos tienen espadas pequeñas.

—Agh, lo pagará Moe, yo no. —Dijo Draken.

—Pero bien que quieres un hotdog. —Me burlé y él puso su mano en mi cara empujandome un poco.

Cuando llegamos al puesto pedimos nuestra comida y nos sentamos a comerlos, también pedimos unos refrescos para acompañar.

—¿Black Dragons? ¿Y esos qué? —Pregunté.

—Al parecer se metieron con Takemicchi cuando iba a casa de Hakkai con su hermana y Hina. —Dijo Draken.

—Achis, ¿Takemicchi tiene una hermana?

—No burra, la hermana es de Hakkai. —Dijo Mikey.

—¿Hakkai tiene una hermana? Órale, desde ya les digo que no pienso relacionarme con otra chica. Me desagradan las chicas.

—Eso mismo dijiste de Emma y Hina, y ahora todos los fines de semana hacen pijamadas.

—Ay pero es que ellas son cool, la otra chica no lo sé.

—Dudo que puedas conocerla pero se llama Yuzuha. —Dijo Draken dándole un mordisco a su hotdog.

—A lo mejor luego, y si no pues ya. —Me encogí de hombros —¡Momento! ¿Yuzuha Shiba? ¿Cabello castaño, aproximadamente mi altura?

—Si, ¿La conoces?

—Ella participó en el equipo de voleibol en el equipo contario, digamos que... Me odia.

—¿Por qué? —Preguntaron escandalizados.

—Es que, jejeje, fue un accidente. —Me reí nerviosa. —Casi la descalabro, y por eso casi me suspenden del juego. Cuando la fui a ver a la enfermería me dio un puñetazo, que dizque para estar a mano.

—¿Y por eso te odia? —Cuestionó Draken.

—Noup, bueno, no me odia, pero una vez hablé de su fa...mi...lia... ¡Ay no puede ser, me encontré con su hermano! —Chillé y corrí a mi habitación. —¡Haré mi testamento!

—¿Qué? ¿De qué hablas? —Ambos me siguieron.

—Es que... No soy quien para contarlo ni ustedes para saberlo, pero ellos no tienen una buena relación con su hermano mayor es... Muy abusivo, ese día dije que estaría divertido ser amigas y hacer una pijamada, me dijo que no quería ser mi amiga y que jamás iba a pisar su casa. Y hace unos días creo, me encontré con su hermano, y le pateé las canicas.

—No hay problema, la banda te respalda. —Dijo Mikey sobando mi espalda. —Vamos a preparar ese ramen picoso, a ver si después sales del baño.

—Que ya no me hace daño. —Me quejé levantándome para ir a la cocina.

—Eso dicelo al baño. —Se burló Draken. 

—Drakencito, regaña a Mikey. —Lo señalé acusatoria.

—¿Por qué? —Se rió mirándonos a ambos.

—Hace un rato fue al baño y tenía algo muy sospechoso en la nariz, sospecho que no era harina. —Dije intentando no reírme.

Draken lo miró acusatorio.

—¿Qué pasó carnal? Huele mis manos, no huelen a nada. —Mikey le acercó las manos a su cara. —Bueno sí, a pipí porque no me las lavé.

—¡Mikey! —Exclamó Draken molesto y yo me desinfle de risa.

Mikey salto por los sillones tratando de que Draken no lo atrapara.