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Maimoe, 15 años.

—Me choca esa amiguita tuya. —Le dije a Draken. —Siempre sales con ella y ya no pasas tiempo conmigo, ¿De qué se trata?

—Se llama Emma, y siempre pasamos tiempo juntos... Ya es momento que salgas con tus amigos, o amigas si es que tienes.

—No tengo amigos porque cierta persona piensa que son mis novios y me los espanta. —Gruñí. —Y amigas no tengo porque son bien interesadas, nada más escuchan mi nombre y la Toman en una sola oración y ahí van conmigo para ver si les puedo presentar a alguien.

—Pobrecita cosita fea. —Dijo él poniéndose las botas para después mirarse al espejo. —Sigue estudiando, en el futuro alguien me tiene que sacar de prisión.

—No vas a ir a prisión, voy a extorsionar el juez secuestrando a su esposa e hijos si es que tiene...

—Mejor no haré algo que me lleve a prisión.

—Más te vale. Te quiero en casa a las siete.

—No mames Moe, son las cinco.

—¿Y? Hay maratón de Barbie a las siete, tenemos que verlas.

—Moe. —Llamó y yo lo miré con mala cara. —No voy a salir con Emma, saldré con Mikey.

—¿Y por qué no lo dices antes? —Exclamé levantándome del sillón para ir a ponerme los zapatos. —¿Qué esperas? Vamos, además el maratón de Barbie es mañana.

—Eres todo un caso. —Rió y ambos salimos. —¿A dónde vas? Iremos caminando.

—Agh, ¿Por qué caminando? No es justo, ya no quiero ir.

—Ah bueno, entonces le diré a Emma que venga con nosotros.

—Pero ya que estoy aquí afuera, no me hará daño estirar las patitas. —Sonreí tomando la mano de Draken para comenzar a caminar, haciendo para el frente y atrás nuestras manitas.

Los dos seguimos caminando, encontramos a Mikey y fuimos a comprar sus Dorayakis, después yo fui por un agua de Horchata y seguimos caminando.

—¿Por qué vamos para allá? —Pregunté caminando detrás de Mikey.

—Al parecer hay un bastardo que utiliza el nombre de la Toman para hacer absurdas apuestas, haciendo pelear a tipos débiles. —Dijo Draken caminando.

—Chale, eso suena feo. —Murmuré haciendo una mueca. —¿Y le van a dar sus pataditas?

—Probablemente. —Dijo Mikey.

Cuando llegamos, nos quedamos donde no pudieran vernos, pero nosotros a ellos sí. Había un chico rubio siendo golpeado por un mastodonte, me hirvió la sangre cuando el tipo pedía un bate para golpearlo.

Pero antes que sucediera, Draken decidió hablar.

—Oye Kyomasa. —Habló Draken haciéndose notar entre toda la multitud. —Estas asustando al público.

La gente comenzó a murmurar.

—No intentes pasarte de listo imbécil. —Le dijo Draken.

—Oye Kenchin. —Llamó Mikey.

—¿Que? No useses ese estúpido apodo aquí. —Lo regañó Draken. —Quedate ahí Moe.

—Se me acabaron los dorayakis. —Le dijo Mikey.

NEXT LEVEL [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora