Part 2 - 75

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—¿Un hijo? —Pregunté y el jefe asintió. —Señor lamento decirle esto, pero yo soy estéril.

—¿Eh? ¿Qué significa eso? —Exclamó.

—Que no puedo tener hijos pues. —Dije. —Así que si lo que quería era tener nietos o bisnietos, conmigo no se va a poder.

—Eso se arregla, mi Inasa podría tener hijos con otra mujer, pero tú como su esposa tendrás que criarlos. —Dijo sonriente.

—¿Y por qué no mejor nos divorciamos? Así Inasa podría casarse con otra mujer que pueda darle hijos, además sirve de que él encuentra a una buena mujer con la que si quiera casarse y no sólo porque el abuelo le diga.

—¿Me estás faltando al respeto?

—Tomelo como quiera, pero yo ya cumplí casándome con su nieto. —Dije levantándome para tratar de salir de ahí.

—¿¡A dónde crees que vas mocosa!?

El jefe me había tomado del cabello y jalado para hacerme mirarlo.

—Tu no te vas a divorciar de mi Inasa, y si eso pasa créeme que voy a hacerte sufrir a ti y a todos los que te rodean.

—A mi no me andes amenazando viejo pendejo. —Gruñí empujandolo. —No sabes con quien te estás metiendo, solo hago una llamada y puedes quedar en prisión o peor aún, sin dinero ni propiedades. No te tengo miedo, y si quieres matarme hazlo, pero pobre de ti con que toques a mi familia o amigos, porque sea donde sea que esté te voy a molestar, seré como una maldita plaga para todos ustedes.

El pobre hombre estaba súper asustado. Me sorprende para ser el jefe de una mafia.

—Ay era bromita. —Reí golpeando su hombro de manera juguetona. —Pero hablo en serio, pobre de ti si tocas a los míos, porque ahí tendremos graves problemas. Bay bay, tengo un divorcio que firmar.

Salí de la habitación y pronto me encontré con Inasa.

—No pienso tener nada contigo, ahora mismo vamos a firmar el divorcio. —Gruñí.

—Eres muy agresiva. —Dijo Inasa.

—¿Quién?

—Tú.

—Te preguntó. —Dije y él se rió.

—Me agradas, incluso podría quedarme casado contigo y no tendría ningún problema.

—Que pena, yo no quiero estar casada en contra de mi voluntad. Yo esperaba casarme con cierto greñudo y tener un montón de hijos pelusas.

—¿Pues no que no puedes tener hijos?

—Ah que chismoso, te vale.

—Le diré al abuelo.

—Corre, ve y dile pinche chismoso.

—Igual si voy a firmar el divorcio, tengo una chikibeibi esperando por mi en México. —Dijo sonriente.

—Nadie te pregunto. —Gruñí.

Luego de unos pocos trámites finalmente ya no estaba casada con ese imbécil. Volví a la casa y ahí estaba Smiley.

—Me enteré de lo que había pasado, perdón por haberme comportado de esa forma. —Dijo con la cabeza agachada mientras jugaba con un anillo. —También me habló Draken para decirme que ya se habían divorciado.

—Si, así fue. Al parecer el vejete quería nietos, pero le dije que soy estéril y luego le di miedo, así que ya estoy felizmente divorciada. —Dije nerviosa.

—Moe... Yo tenía planeado hacer esto de una forma, ya sabes romántica... Pero en vista de la situación... ¿Quieres ser mi chava? —Smiley me mostró el anillo con el que estaba jugando.

Solté una carcajada y asentí. —Si quiero ser tu chava.

—Pero no es solo ser mi chava, también serás mi linda esposa y madre de nuestras pelusas. —Dijo poniéndome el anillo y luego nos besamos.

—¡Vivan los novios! —Exclamaron todos saliendo de sus escondites.

—¡Viva!

—¡Viva el perreo!

—¡Viva!

—¡Vivan los tamales!

—¡Vivan!

Todos comenzamos a reírnos de las babosadas que decían. Smiley y yo nos abrazamos y él me dio un par de besitos en el cuello haciéndome reír suave.

—¿Te imaginas tu con tres pelusas? Me encantaría verte con una gran barriga. —Dijo mirándome a los ojos y quitándome los mechones de cabello de mi cara.

—Si claro, como tú no vas a tenerlos. —Gruñí dándole un leve puñetazo en el estómago, él se quejó pero luego rió. —Si nos esperamos un añito cada pelusa, si quiero, de preferencia unos tres años o algo así.

—Todo por mi pelusa mayor. —Dijo besando mi frente.

Cómo la familia Ryuguji había traído obviamente a sus hijos, uno de ellos se hizo del baño.

—¡Moe! —Exclamaron todos.

—Hijos de su madre, a ver si ya aprenden a cambiar pañales. ¡Llevan cinco malditos meses desde que nacieron y no saben!

—Perdon.

Tomé al bebé cagón y lo cambié con cuidado y paciencia.

—Ya o sea, tan sólo mira a Smiley, seguro hasta ya se anda imaginando con unos diez hijos y tú cuidándolos. —Dijo burlona Emma.

—La verdad si, ¿Para qué negarlo? —Dijo suspirando soñado.

—Nada de profanar a mi bebé, se casarán hasta los treinta o no sale de aquí. —Gruñó Draken abrazándome.

—¡Ah sueltame, voy a tirar a tu hijo! —Chillé tratando de sujetar bien al bebé, pero se resbaló.

—¡Draken!

—¡Nooo!

—¡El niño!

—¡La pinta y la Santa María!

—¡Cállate Chifuyu!

—¡Lo tengo! —Exclamó Mikey. —Ah, está a salvo.

Todos suspiramos aliviados.

NEXT LEVEL [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora