Capítulo XX

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    Banquetes, adornos, nobles, música y baile era lo que llenaba el salón del trono a esperas de la reina. Aslan ya se encontraba ahí hacía un rato y se preguntaba cuándo aparecería la invitada de honor, ya Nihat había llegado pero ella nada, comenzaba a preguntarse si no asistiría.

    —No va a venir más rápido solo porque no le quites la vista a la puerta —le comentó Hassan por lo bajo y él le tiró una mala mirada que le hizo sonreír—. Ella es la mujer que te enloquece, ¿verdad? La que te puso como loco esta tarde.

    —No hables tonterías, Hassan —musitó, desviando la mirada y le escuchó reír.

    —Creo, Aslan, que tienes un nuevo capricho y te está dando mucho trabajo.

    —Lo que tengo es un dolor de cabeza y se llama Hassan de Perdomia, ¿acaso le conoces? —Se levantó del trono y su amigo solo sonrió despreocupado. Aslan rodó los ojos e iba a bajar  cuando las puertas fueron abiertas anunciando a Miranda.

    El capitán de los Paladines Dorados inclinó un poco la cabeza para observar con atención la cara de su soberano, él podría decirle lo que quisiera, engañar al mundo con las palabras que más le gustaran, pero estaba seguro de que Aslan sentía algo por esa mujer y no era precisamente odio.

    Miranda iba entrando y todo se había quedado en silencio mientras caminaba hacia el centro del salón. Iba junto a Samara y solo veía como Aslan se acercaba sin razón alguna. Cuando estuvieron de frente en medio del salón le extendió su brazo susurrando un: "¿Me permite acompañarla?" que le hizo alzar las cejas, sorprendida. No pudo decir nada, por cortesía aceptó su buen trato y dado que en la tarde las cosas habían acabado tan amenas, no pensaba ser quien frustrara el ambiente, así no soportara a Aslan ni un poco.

    Él la guió hasta cerca del trono y ella le dio una cálida sonrisa a Hassan como saludo, quien se lo devolvió con otra. En el lugar también había otras personas, una señora mayor estaba sentada en el trono de la emperatriz y junto a ella una chica que por su parecido, debía de ser su hija.

    —Alteza, permítame presentarle a la reina madre, Gönül de Meda y a mi hermana, la princesa Sayreth de Perdomia —las presentó Aslan y ella hizo una leve inclinación de cabeza a ambas con una sonrisa de cortesía en sus labios.

    —Un gusto en conocerla, espero se encuentre mejor —dijo la reina madre en un tono frío y distante que no le pasó para nada desapercibido a Miranda.

    —Estoy segura de que a muchos no les da gusto que esté mejor, pero bueno, hierba mala nunca muere. —Separó su brazo del de Aslan—. Emperador, muchas gracias por su amabilidad y por esta fiesta, ha sido un placer recibir todas estas atenciones, no las olvidaré. —Sonrió plástica—. Ahora, si me lo permite, me gustaría disfrutar de la fiesta con mis conocidos, mi dama de honor y mi ministro me esperan. Que tengan una hermosa velada.

    Y luego de tan educada despedida, se alejó de ellos sin problema alguno. Estuvo a punto de rodar los ojos al ver lo plástica que era la reina madre, Aslan en definitiva tenía a quien salir, la princesa le pareció más cordial, aunque solo de vista ya que no había hablado nada. Llegó a donde había dejado a Samara, se encontraba junto a Nihat.

    —Veo que ya te presentaron —comentó el mencionado y bebió de su copa de vino.

    —No sabes lo que daría por no estar en este lugar, solo me trae malos recuerdos —musitó, sirviéndose una copa y bebió —. Muero por volver a Jordania, no me siento bien aquí y tengo un mal presentimiento.

    —Majestad, tranquila, estaremos allá muy pronto —dijo Samara y ella asintió con una sonrisa.

    —No te aburras, querida, puedes ir y hablar con los presentes, eres joven y estos eventos deben gustarte —le alentó pero la chica solo negó con algo de color en la mejillas.

Emperatriz (Libro I Bilogía Imperios)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora